Crónicas de octubre
Del “chaki post” paro al olvido indefinido de la Ley de Ganancias
El wiphalazo fue contundente pero no inclusivo, lo que vuelve a dejar las posiciones confrontadas en el mismo lugar tras un paro que no fue lo que la oposición esperaba que fuera, y tampoco el MAS
Jornada de tremendo chaki político, y eso que era martes. Por un lado, el MAS había convocado su “wiphalazo” en modo descargo que a poco iba a ser exitoso, y más o menos lo fue en el eje troncal, donde se paseó el presidente Luis Arce dejando claras advertencias, que según quien interpretaría como amenazas. “Tenemos a un pueblo que va a hacer respetar su voto popular en las calles, si no quieren respetar en las urnas, nos vamos a hacer respetar en las calles, hermanos”, afirmó el primer mandatario.
Por el otro, los cívicos se plegaron en la consigna de condenar la violencia que se vivió en algunos puntos de bloque, bien condenada, y en divulgar determinados cortes de exfuncionarios de la Gobernación cruceña que dejaran más o menos maltrecho al gobernador cruceño Luis Fernando Camacho.
Y es que, después de cada paro toca evaluar. A unos y a otros. Los convocantes pudieron comprobar por vez diez mil que, si el contexto no es favorable, no hay movilización, y en estos tiempos la gente está más pensando en trabajar y en llegar a fin de mes que en tumbar a Luis Arce, que al fin y al cabo ganó holgadamente y contra nadie porque la oposición se diluyó en lo de siempre.
Los asediados por su parte también hacen cuentas y esconden una Ley que fue el objeto de la ira de sectores que son propios, que son del 55 por ciento, pero que responden precisamente a la lógica sindical masista, que carga con tantas promesas.
El Gobierno ya hizo olvidar el tren a Arica; hizo olvidar la Ley del Oro; hizo olvidar el Código Penal; hizo olvidar la Ley impositiva a servicios digitales como Netflix y de seguro no le será tan difícil hacer olvidar una Ley contra las Ganancias Ilícitas que básicamente molesta a aquellos que ganan ilícitamente y a sus representantes.
Luis Fernando Camacho solo dio las gracias y recogió banderas. Los hechos violentos, aunque aislados, les han dado a los convocantes una salida airosa: “La violencia NO ES EL CAMINO, y pese a las miles de provocaciones, vivimos un paro cívico exitoso. Felicito a los gremiales, a los transportistas, a los vecinos, a los cívicos y a todos los sectores que liderizaron este movimiento ciudadano y lo convirtieron en una fiesta democrática. A los radicales del MAS que intentaron con violencia impedirlo, solo puedo decirles: sigan participando”.
Los que esperaban que ese mismo lunes tomara un avión y se plantara en La Paz para sacar a Luis Arce también se quedaron con los crespos hechos. El “wiphalazo” en Santa Cruz volvió a desatar la fiebre xenófoba del presidente del Comité Cívico, Rómulo Calvo, que llamó “cuervos” a los manifestantes, a quienes dijo que se movilizan “en contra de los cruceños, en contra de la tierra que les da de comer, no sean cuervos”.
Y por cierto que en medio de la polarización volvió a emerger “ella” (como la denominan en los grupos de alta consultoría), Eva Copa, la alcaldesa de El Alto que no cerró su alcaldía pero que comprende los motivos del paro y que vuelve a quedar como alternativa coherente, ni contigo ni sin ti, en este clima polarizado de política en diferido y muy pensada para hacer lío, porque desde hace demasiado tiempo, pinta más lo que se habla en las redes que lo que se habla en la Asamblea. Y eso incluye a la Ley de Ganancias Ilícitas.
¿Cuántas vueltas soporta la wiphala?
La wiphala es un símbolo nacional incluido en la Constitución Política del Estado al mismo nivel que la flor del patujú y otras, solo que como se trata de una bandera, desde el principio, se le han ofrecido privilegios. La cuestión es que nunca se ha hecho demasiado por socializar, y la bandera indígena a la que se viene cargando de significado con el paso del tiempo no acaba de ser tolerada en las tierras bajas y urbanas, por lo que el empecinamiento en su vigencia logra más bien dividir y no unir. Por el momento no parece que la intención sea tampoco otra.