Crónica política de la semana
Ajustes, cuentas y ensoñaciones en la semana política tarijeña
El Gobernador puso cifra a la deuda e inició las gestiones para atender la misma; el MAS busca una depuración interna que le traiga un nuevo líder sólido mientras que la Alcaldía apuesta por lo pragmático



Semana de cascabeles en Tarija. El relato de la herencia recibida no va a durar. El virus ha vuelto con fuerza. La sensación de regreso al pasado castiga a los vecinos. El Gobernador Óscar Montes ha puesto la piedra fundamental de su gestión, que es el punto de partida: 3.198 millones de bolivianos de una deuda calculada con muchas licencias y subterfugios para ponerse en la peor de las situaciones.
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La descripción del momento no es nueva. La crisis lleva instalada en la conciencia colectiva desde 2015, cuando el barril de petróleo se derrumbó hasta los 30 dólares y las regalías pasaron de 4.000 millones a mil, y luego a menos. Rubén Ardaya hablaba de hasta 8.000 millones de bolivianos de deuda de inversión pública: proyectos comprometidos con el Gobierno Nacional, con las subgobernaciones o con los Gobiernos Municipales, además de los propios; ahora se incluye incluso la deuda de Setar y Emtagas – no sus cuentas por cobrar – que tienen sus propios mecanismos para liberarse y se sospechan algunas duplicidades que seguramente tendrá que aclarar el secretario de Economía, Erik Montaño.
Montes se reunió con el Ministro de Economía, Marcelo Montenegro, el viernes en horas de la tarde, pero los compromisos quedaron difusos en el esforzado escorzo por ocultar la letra muerta del acuerdo sobre los 47 millones que el FNDR financia este año.
La cuestión es que en esa relación se juega parte del éxito de la gestión tanto hacia afuera como hacia dentro. Una cosa es el equilibrio de gestión, otra el equilibrio político alcanzado con sus socios de la coalición.
La situación de crisis descrita está alertando a los sectores y profesionales que dependen más directamente de la Gobernación, como en el caso de los trabajadores del Servicio Departamental de Caminos (Sedeca), ya que se advierten despidos.
El MAS Tarija, en apuros
El MAS Tarija no logra resolver su problema de representatividad del Gobierno en Tarija, que se le ha hecho más grande después de perder la Presidencia de la Asamblea luego de que la bancada indígena sumara sus votos a Unidos y no al MAS, como habían firmado en convenio público.
Una de las cartas guardadas era entrar al Gabinete de Ministros de Luis Arce en una cartera potente que le permitiera al Presidente tener un anfitrión que lo reciba con garantías en el departamento, pero el nombramiento de Álvaro Ruíz en el Viceministerio de Autonomías, aunque sea un cargo que le va a dar espacio en las mesas de discusión política más importantes que se abran en los próximos meses, no deja de ser un cargo menor como para que se le entregue peso departamental.
En el retroceso, Carlos Acosta carga con toda la presión y los señalamientos, sobre todo del voto perdido en la Asamblea Departamental, porque fue responsable en última instancia de los nombres y curules que se manejan.
Acosta ya ha abierto el proceso sucesorio abriendo un plazo de dos meses para el Congreso, que en realidad se ajustará al calendario nacional, pero que tendrá un objetivo claro: encontrar un líder sólido que haga oposición a Montes de verdad, puesto que desde lo institucional va a resultar complejo, salvo en el Chaco, donde sí logró una buena representación, lo que generará otro tipo de problemas.
El alcalde contra el pasado
El alcalde Johnny Torres es consciente de las limitaciones de la gestión 2021, por lo que no ha dudado en poner el foco en los viejos compromisos y en las capacidades propias de la Alcaldía para tratar de poner orden: es el caso de la apuesta por la segunda circunvalación, por mover el botadero municipal o por el cambio radical de la DOT. Torres también se reunió con el ministro Marcelo Montenegro y espera respuestas sobre la derogación de la Ley de Incentivos Petroleros