El comercio desatado por la pandemia y sus ofertas en Tarija
Luego de desatada la pandemia y declarada la cuarentena en el país, el comercio empezó a ofrecer distintos artículos de bioseguridad desde gafas, barbijos, trajes especiales, cámaras de desinfección y kits de limpieza para la casa, además de otros artículos comunes, pero que ahora...



Luego de desatada la pandemia y declarada la cuarentena en el país, el comercio empezó a ofrecer distintos artículos de bioseguridad desde gafas, barbijos, trajes especiales, cámaras de desinfección y kits de limpieza para la casa, además de otros artículos comunes, pero que ahora adquirieron relevancia como los bañadores.
Al respecto el ingeniero Jorge Olivera oferta a través de las redes sociales barbijos N 95 aprobados por la Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA, por sus siglas en inglés), éstos prestan un filtrado de control de infecciones en los entornos de salud y su efectividad es de un 95 por ciento sobre las partículas que se encuentran en el aire.
Explica a El País que su tiempo de uso es de siete días cuando se trabaja con pacientes siete horas por día o 15 días cuando se trabaja con pacientes cuatro horas por día. Olivera resalta que el personal de aeropuertos debe utilizar barbijos comunes y descartarlos cada 24 horas o al finalizar la jornada de trabajo.
Entretanto, también están las mascarillas plásticas, equivalentes a la seguridad del barbijo N 95, pero bajo la norma europea. Éstas no deben costar más de 20 bolivianos. Añadido a esto se ofrecen lentes de policarbonato, con marco de nylon y patillas regulables, además de ajuste angular para permitir un mejor contacto con el rostro. Más aún, la variedad es amplia y el costo depende de ello.
Otra oferta que se ha multiplicado es la de trajes de bioseguridad, los hay de todo tipo. De una o dos piezas, y de todo precio. La mayoría está fabricado de tela impermeable. Los que ofrece Olivera poseen protección contra químicos “3MTM 4510” que es una prenda protectora clasificada por la Comunidad Europea como Categoría III, tipo 5 y 6.
Poseen una capucha, cintura y tobillos con elástico para una mayor seguridad y libertad de movimientos. Los precios de los trajes varían desde los 180 a 220 bolivianos, dependiendo de la tela y la costura.
Más aún en las redes sociales también se ofrecen trajes de bioseguridad, cuyo precio oscila entre los 70 y 150 bolivianos, cada uno con sus características de protección necesarias.
En cuanto a las gafas de seguridad se encuentran desde 40 a 80 bolivianos la unidad. Los ofertantes de estos insumos en Tarija coinciden en que la demanda de trajes es menor, pues lo que más se vende son las gafas y barbijos.
Confeccionistas de trajes de bioseguridad
Sobre el tema el confeccionista Samuel Choque cuenta que su sector elabora overoles, batas y botas de bioseguridad, ellos trabajan en base a contratos, sobre todo, porque sufren de falta de capital para cubrir las demandas que tienen. Afirma que elaborar una indumentaria completa les cuesta entre 80 y 90 bolivianos y los comercializan entre 120 y 150.
Otro problema con el que tropiezan es conseguir la materia prima que proviene de La Paz, ésta suele llegar con retraso y en poca cantidad, por lo que elaboran entre 35 a 40 unidades por día. La mayor parte de los pedidos proviene de la zona alta, de instituciones como el Colegio de Odontólogos, la Defensoría de la Niñez y el Gobierno Municipal.
Cámaras de desinfección
Otra oferta que se ha proliferado en redes sociales es la de cámaras de desinfección, esto pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha garantizado su efectividad.
Al respecto el plomero Willy Viracocha cuenta que la asociación a la que pertenece fue la primera en construir las cámaras de desinfección, pero aclara que dejaron de hacerlo por la competencia que empezaron a tener, ya que otros grupos comenzaron a elaborarlas con tubos de plástico, de menor calidad mientras que ellos lo hacían de metal.
El costo de construcción de cada cámara de desinfección según cuenta Viracocha era de entre 2.000 a 3.000 bolivianos, a eso se sumaba la mano de obra con un costo de 800 bolivianos para tres personas que intervenían en su construcción. Pero resalta que se trabajaba con material de primera calidad.
Por otra parte, dijo que otra razón que les llevó a dejar de construirlas son las disposiciones que señalan que no son efectivas, o que pueden ser nocivas para la salud, dependiendo del químico que se utilice.
La importancia de la ropa de bioseguridad
“Sí tenemos esos equipos para nuestra primera línea de defensa contra esta enfermedad, en cantidades razonables y en la medida de lo posible serán entregados a los hospitales y sobre todo al personal médico. Quisiéramos tener más, no es por la mala voluntad ni del Gobierno ni de nadie. No falta dinero para comprar, lo que falta es que las empresas empiecen a producir lo suficiente como para venderle a todo el mundo”, dijo el Ministro de Salud, Marcelo Navajas hace dos semanas.
Aceptó que las cantidades entregadas son muy limitadas. “Tenemos que darles lo que tenemos, conforme llegue les vamos a dar más”, reiteró. Añadió que todo lo que llega por adquisición del Estado, cooperación internacional o donación es repartido en el país de forma equitativa.
El 3 de marzo, días antes que Bolivia confirmara su primer caso positivo de Covid-19 la Organización Mundial de Salud (OMS) exhortó a la industria y a los gobiernos que aumenten la producción de esos equipos en un 40 por ciento. Advirtió que una “grave interrupción en el suministro” -causada por la alta demanda, el acaparamiento y el uso indebido como consecuencia del pánico- ponen en riesgo a los trabajadores de la atención sanitaria, a los pacientes y a la población en general.
Los equipos necesarios para el personal de primera línea son aquellos catalogados como equipos de seguridad nivel tres, por el peligro de contagio y de desenlace de la enfermedad. Cada unidad comprende una bata aislante de doble capa o el mameluco, guantes de nitrilo, una mascarilla N 95, botas aislantes y gafas de seguridad o pantallas faciales.
Apuntes sobre la temática
Gorras
El gorro es un elemento imprescindible dentro del vestuario quirúrgico, ya que actúa como barrera de protección que evita la posibilidad de contacto entre el equipo médico y el paciente.
Lentes
Los hay de marco de nylon con patillas regulables, ajuste angular para permitir un mejor contacto al rostro, tienen un filtro 99,9 por ciento de protección para radiación ultravioleta y cuentan con protección lateral para una mayor cobertura del rostro
Cámaras
El costo de construcción de una cámara de desinfección, con buenos materiales, oscilaba entre 2.000 a 3.000 bolivianos, a eso se sumaba la mano de obra que era de 800 bolivianos para tres personas que intervenían en su construcción
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Al respecto el ingeniero Jorge Olivera oferta a través de las redes sociales barbijos N 95 aprobados por la Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA, por sus siglas en inglés), éstos prestan un filtrado de control de infecciones en los entornos de salud y su efectividad es de un 95 por ciento sobre las partículas que se encuentran en el aire.
Explica a El País que su tiempo de uso es de siete días cuando se trabaja con pacientes siete horas por día o 15 días cuando se trabaja con pacientes cuatro horas por día. Olivera resalta que el personal de aeropuertos debe utilizar barbijos comunes y descartarlos cada 24 horas o al finalizar la jornada de trabajo.
Entretanto, también están las mascarillas plásticas, equivalentes a la seguridad del barbijo N 95, pero bajo la norma europea. Éstas no deben costar más de 20 bolivianos. Añadido a esto se ofrecen lentes de policarbonato, con marco de nylon y patillas regulables, además de ajuste angular para permitir un mejor contacto con el rostro. Más aún, la variedad es amplia y el costo depende de ello.
Otra oferta que se ha multiplicado es la de trajes de bioseguridad, los hay de todo tipo. De una o dos piezas, y de todo precio. La mayoría está fabricado de tela impermeable. Los que ofrece Olivera poseen protección contra químicos “3MTM 4510” que es una prenda protectora clasificada por la Comunidad Europea como Categoría III, tipo 5 y 6.
Poseen una capucha, cintura y tobillos con elástico para una mayor seguridad y libertad de movimientos. Los precios de los trajes varían desde los 180 a 220 bolivianos, dependiendo de la tela y la costura.
Más aún en las redes sociales también se ofrecen trajes de bioseguridad, cuyo precio oscila entre los 70 y 150 bolivianos, cada uno con sus características de protección necesarias.
En cuanto a las gafas de seguridad se encuentran desde 40 a 80 bolivianos la unidad. Los ofertantes de estos insumos en Tarija coinciden en que la demanda de trajes es menor, pues lo que más se vende son las gafas y barbijos.
Confeccionistas de trajes de bioseguridad
Sobre el tema el confeccionista Samuel Choque cuenta que su sector elabora overoles, batas y botas de bioseguridad, ellos trabajan en base a contratos, sobre todo, porque sufren de falta de capital para cubrir las demandas que tienen. Afirma que elaborar una indumentaria completa les cuesta entre 80 y 90 bolivianos y los comercializan entre 120 y 150.
Otro problema con el que tropiezan es conseguir la materia prima que proviene de La Paz, ésta suele llegar con retraso y en poca cantidad, por lo que elaboran entre 35 a 40 unidades por día. La mayor parte de los pedidos proviene de la zona alta, de instituciones como el Colegio de Odontólogos, la Defensoría de la Niñez y el Gobierno Municipal.
Cámaras de desinfección
Otra oferta que se ha proliferado en redes sociales es la de cámaras de desinfección, esto pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha garantizado su efectividad.
Al respecto el plomero Willy Viracocha cuenta que la asociación a la que pertenece fue la primera en construir las cámaras de desinfección, pero aclara que dejaron de hacerlo por la competencia que empezaron a tener, ya que otros grupos comenzaron a elaborarlas con tubos de plástico, de menor calidad mientras que ellos lo hacían de metal.
El costo de construcción de cada cámara de desinfección según cuenta Viracocha era de entre 2.000 a 3.000 bolivianos, a eso se sumaba la mano de obra con un costo de 800 bolivianos para tres personas que intervenían en su construcción. Pero resalta que se trabajaba con material de primera calidad.
Por otra parte, dijo que otra razón que les llevó a dejar de construirlas son las disposiciones que señalan que no son efectivas, o que pueden ser nocivas para la salud, dependiendo del químico que se utilice.
La importancia de la ropa de bioseguridad
“Sí tenemos esos equipos para nuestra primera línea de defensa contra esta enfermedad, en cantidades razonables y en la medida de lo posible serán entregados a los hospitales y sobre todo al personal médico. Quisiéramos tener más, no es por la mala voluntad ni del Gobierno ni de nadie. No falta dinero para comprar, lo que falta es que las empresas empiecen a producir lo suficiente como para venderle a todo el mundo”, dijo el Ministro de Salud, Marcelo Navajas hace dos semanas.
Aceptó que las cantidades entregadas son muy limitadas. “Tenemos que darles lo que tenemos, conforme llegue les vamos a dar más”, reiteró. Añadió que todo lo que llega por adquisición del Estado, cooperación internacional o donación es repartido en el país de forma equitativa.
El 3 de marzo, días antes que Bolivia confirmara su primer caso positivo de Covid-19 la Organización Mundial de Salud (OMS) exhortó a la industria y a los gobiernos que aumenten la producción de esos equipos en un 40 por ciento. Advirtió que una “grave interrupción en el suministro” -causada por la alta demanda, el acaparamiento y el uso indebido como consecuencia del pánico- ponen en riesgo a los trabajadores de la atención sanitaria, a los pacientes y a la población en general.
Los equipos necesarios para el personal de primera línea son aquellos catalogados como equipos de seguridad nivel tres, por el peligro de contagio y de desenlace de la enfermedad. Cada unidad comprende una bata aislante de doble capa o el mameluco, guantes de nitrilo, una mascarilla N 95, botas aislantes y gafas de seguridad o pantallas faciales.
Apuntes sobre la temática
Gorras
El gorro es un elemento imprescindible dentro del vestuario quirúrgico, ya que actúa como barrera de protección que evita la posibilidad de contacto entre el equipo médico y el paciente.
Lentes
Los hay de marco de nylon con patillas regulables, ajuste angular para permitir un mejor contacto al rostro, tienen un filtro 99,9 por ciento de protección para radiación ultravioleta y cuentan con protección lateral para una mayor cobertura del rostro
Cámaras
El costo de construcción de una cámara de desinfección, con buenos materiales, oscilaba entre 2.000 a 3.000 bolivianos, a eso se sumaba la mano de obra que era de 800 bolivianos para tres personas que intervenían en su construcción
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