Albahaca y sahumerios, aromas del martes de ch´alla en Tarija
El martes de ch’alla, que en Tarija tomó no hace mucho el denominativo “de albahaca”, se celebró con todo el entusiasmo de la población, el mercado Campesino se convirtió en un espacio lleno de colores y el Central de música, ritmo y humo aromático propio de este día. Raúl...



El martes de ch’alla, que en Tarija tomó no hace mucho el denominativo “de albahaca”, se celebró con todo el entusiasmo de la población, el mercado Campesino se convirtió en un espacio lleno de colores y el Central de música, ritmo y humo aromático propio de este día.
Raúl Pantoja Añazgo, más conocido como “El Pantojita”, lustrabotas desde hace 42 años en la plaza Luis de Fuentes y Vargas, contó que desde que nació, este día siempre se lo nombró como martes de ch’alla y, si bien admite que es una nominación venida del norte, no la cambia porque esa es su verdadera nominación.
“Como chapaco que soy, en los diferentes mercados y lugares, y con todo respeto entiendo que este nombre viene del norte, pero quien cambió el nombre no hace muchos años fue bajo la primera gestión del alcalde Oscar Montes, cuando el concejal Juan Flores, decidió llamarlo “martes de albahaca” para diferenciarse de las costumbres del norte, pero es lo mismo, sigue siendo la ch´alla, aunque hayan tarijeños que se molesten, yo me quedo con el martes de ch´alla”, afirmó.
En la misma línea, Nicolasa Ríos, más conocida como “doña Nico”, una de las más antiguas vendedoras de comida del mercado Central”, recordó que el martes de ch’alla es una tradición en Tarija, no se llamaba “Martes de Albahaca” y cada sector del mercado celebraba a su manera.
“Cada sector contrataba el grupo musical de su preferencia, una orquesta para celebrar la fiesta por ejemplo las cafeteras, las comideras, las verduleras, fruteras etc., tenían su propia fiesta, ahora las costumbres cambiaron, antes se adornaba con tallo de maíz, albahacas, rosas pascuas y flores comadres, pero ahora está la mixtura, serpentina y cerveza”, detalló.
A su turno, Ponciano Janco, que suele llegar a Tarija desde La Paz para ofrecer sus mesas y sahumerios para salud, negocios, trabajo y la casa, “para que no falte nada, para evitar las desgracias, atraer la suerte y la dicha, bendecir a la Pachamama y los bienes como “los autitos, el campo, los animalitos, la vivienda y todo lo que se tenga”.
Desde tempranas horas del día en los distintos mercados de Tarija empezaron a sonar los cohetes y los sones de la caja y el erque, en el Central, a las 11.00 horas se presentó el grupo “Rumba Cuatro” que brindó un repertorio variado, desde temas clásicos, cuecas tradicionales, un poco de Tusa, “leña para el carbón”, “Ángeles azules”, etc. El espectáculo duró hasta las 14.00 horas.
En el martes de albahaca se acostumbra vender las canastas que van adornadas con esta planta aromática y que contienen frutas de la época, las mismas que son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
Una tradición que se cumple religiosamente
El tradicional martes de albahaca se instaló en Tarija hace algunos años atrás y se mezclaron rituales de origen tarijeño con el uso de sahumerios y símbolos de la cultura occidental de Bolivia.
Los mercados de la ciudad amanecen con flores, chacra, serpentina, frutas de la temporada y albahaca. Las vendedoras celebran con bailes y cantos. Se acostumbra vender canastas adornadas y que contienen fruta de la temporada. Éstas son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
En el martes de albahaca se porta una ramita de la planta que es típica de la época y que además despide una deliciosa fragancia que perfuma el ambiente. En algunas casas particulares las fiestas de Carnaval continúan con los juegos de globos, baldes y cualquier recipiente que prometa empapar a los transeúntes.
Las familias se reúnen para compartir un almuerzo. Un culto a la carne asada, al vino y a la música folclórica de fondo. Doña Justina Ruiz, vendedora de albahaca, sostuvo que ella nunca vio a sus padres hacer el sahumerio, pero dijo que desde que ella tiene memoria se cuelgan albahacas y flores en las casas para atraer lo positivo.
Los compradores adquieren las rosas pascuas, pero también llevan albahaca en elevadas cantidades, romero y ruda. Muchos de los ch’alladores han optado por mezclar ambos rituales; el de martes de albahaca con el martes de ch´alla, que al final es lo mismo.
El precio de los sahumerios puede variar según los ingredientes y el tamaño. Ponciano Janco, por ejemplo, indicó que hay rituales que cuestan desde cinco bolivianos hasta 100. El más pequeño contiene lo elemental: mirra, k’oa y pastillas de azúcar llamados misterios con la imagen de un símbolo que determina el deseo del creyente.
Raúl Pantoja Añazgo, más conocido como “El Pantojita”, lustrabotas desde hace 42 años en la plaza Luis de Fuentes y Vargas, contó que desde que nació, este día siempre se lo nombró como martes de ch’alla y, si bien admite que es una nominación venida del norte, no la cambia porque esa es su verdadera nominación.
“Como chapaco que soy, en los diferentes mercados y lugares, y con todo respeto entiendo que este nombre viene del norte, pero quien cambió el nombre no hace muchos años fue bajo la primera gestión del alcalde Oscar Montes, cuando el concejal Juan Flores, decidió llamarlo “martes de albahaca” para diferenciarse de las costumbres del norte, pero es lo mismo, sigue siendo la ch´alla, aunque hayan tarijeños que se molesten, yo me quedo con el martes de ch´alla”, afirmó.
En la misma línea, Nicolasa Ríos, más conocida como “doña Nico”, una de las más antiguas vendedoras de comida del mercado Central”, recordó que el martes de ch’alla es una tradición en Tarija, no se llamaba “Martes de Albahaca” y cada sector del mercado celebraba a su manera.
“Cada sector contrataba el grupo musical de su preferencia, una orquesta para celebrar la fiesta por ejemplo las cafeteras, las comideras, las verduleras, fruteras etc., tenían su propia fiesta, ahora las costumbres cambiaron, antes se adornaba con tallo de maíz, albahacas, rosas pascuas y flores comadres, pero ahora está la mixtura, serpentina y cerveza”, detalló.
A su turno, Ponciano Janco, que suele llegar a Tarija desde La Paz para ofrecer sus mesas y sahumerios para salud, negocios, trabajo y la casa, “para que no falte nada, para evitar las desgracias, atraer la suerte y la dicha, bendecir a la Pachamama y los bienes como “los autitos, el campo, los animalitos, la vivienda y todo lo que se tenga”.
Desde tempranas horas del día en los distintos mercados de Tarija empezaron a sonar los cohetes y los sones de la caja y el erque, en el Central, a las 11.00 horas se presentó el grupo “Rumba Cuatro” que brindó un repertorio variado, desde temas clásicos, cuecas tradicionales, un poco de Tusa, “leña para el carbón”, “Ángeles azules”, etc. El espectáculo duró hasta las 14.00 horas.
En el martes de albahaca se acostumbra vender las canastas que van adornadas con esta planta aromática y que contienen frutas de la época, las mismas que son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
Una tradición que se cumple religiosamente
El tradicional martes de albahaca se instaló en Tarija hace algunos años atrás y se mezclaron rituales de origen tarijeño con el uso de sahumerios y símbolos de la cultura occidental de Bolivia.
Los mercados de la ciudad amanecen con flores, chacra, serpentina, frutas de la temporada y albahaca. Las vendedoras celebran con bailes y cantos. Se acostumbra vender canastas adornadas y que contienen fruta de la temporada. Éstas son expuestas como ofrendas por las familias tarijeñas. Esta tradición es celebrada generalmente en las comunidades de Paicho y Tomayapo.
En el martes de albahaca se porta una ramita de la planta que es típica de la época y que además despide una deliciosa fragancia que perfuma el ambiente. En algunas casas particulares las fiestas de Carnaval continúan con los juegos de globos, baldes y cualquier recipiente que prometa empapar a los transeúntes.
Las familias se reúnen para compartir un almuerzo. Un culto a la carne asada, al vino y a la música folclórica de fondo. Doña Justina Ruiz, vendedora de albahaca, sostuvo que ella nunca vio a sus padres hacer el sahumerio, pero dijo que desde que ella tiene memoria se cuelgan albahacas y flores en las casas para atraer lo positivo.
Los compradores adquieren las rosas pascuas, pero también llevan albahaca en elevadas cantidades, romero y ruda. Muchos de los ch’alladores han optado por mezclar ambos rituales; el de martes de albahaca con el martes de ch´alla, que al final es lo mismo.
El precio de los sahumerios puede variar según los ingredientes y el tamaño. Ponciano Janco, por ejemplo, indicó que hay rituales que cuestan desde cinco bolivianos hasta 100. El más pequeño contiene lo elemental: mirra, k’oa y pastillas de azúcar llamados misterios con la imagen de un símbolo que determina el deseo del creyente.