¿Qué planean “los cambas”?
Los liderazgos en Santa Cruz se han multiplicado, lo que se refleja en la fragmentación y en las múltiples opciones electorales a las que se han adherido



Santa Cruz es hoy la potencia económica y demográfica del país, pero no es la potencia política. De hecho, se puede detectar incluso un retroceso.
En 2014 los Demócratas de Rubén Costas fueron el núcleo de la “candidatura de unidad” con Samuel Doria Medina. En 2019, lo que parecía la reedición de ese acuerdo acabó convertido en una traición con el veto de los Demócratas a la candidatura de Samuel Doria Medina que había registrado ya la alianza y que acabó siendo la candidatura de Óscar Ortiz. En 2020 fue Luis Fernando Camacho quien se lanzó en solitario con Creemos, subido en la sigla de UCS y que embanderó un proyecto nacional netamente cruceño, de hecho su programa consistía en cruceñizar Bolivia y se llegó a difundir el bulo de que si votaba él 70% de los cruceños a Camacho era suficiente como para ser presidente.
Aparentemente era un plan para ganar la departamental y tener ya las Creemos no ha funcionado como se esperaba: tiene unas bases fanatizadas, pero no logró consolidar la gestión. En cuanto apareció el desgaste el ministerio de Gobierno lo agarró y lo llevó a Chonchocoro donde lo ha perdido todo, pero ha vuelto a su salsa madre: la confrontación con el gobierno.
Infiltraciones
Que un departamento como Santa Cruz no tenga el poder tomado por el cuello es sorprendente, pero cuadra: Hace tiempo que se bajaron las banderas del secesionismo y apenas sobrevive entre estragos la demanda autonómica y lo poco construido institucionalmente, pero también es posible que el plan vaya más allá.
Es tradicional que los partidos nacionales busquen el “voto camba” de una u otra manera, casi siempre con buenas palabras y en ocasiones, dando espacio en el ticket electoral a alguien de ese departamento. No lo hizo el MAS nunca, pero sí Carlos Mesa en 2019 y 2020 con Gustavo Pedraza y era aún más habitual en el pasado.
Este 2025, sin embargo, la estrategia parece ser distinta y todos los líderes de las distintas opciones se ha ido acomodando al lado de los diferentes aspirantes a la presidencia, sin demasiado ruido, pero notoriamente.
Por ejemplo, el gobernador Luis Fernando Camacho ha apostado por quedarse al lado de Samuel Doria Medina, como también Vicente Cuéllar, rector de la Universidad Gabriel René Moreno y que alguna vez sonó como candidato en solitario.
Con Tuto Quiroga se han acomodado los Demócratas de Rubén Costas, pero también Gary Áñez, radialista y candidato a alcalde en 2021 de la mano de Comunidad Ciudadana y Branko Marinkovic, que se lanzó en solitario hace unos meses y ya parece que se ha desquitado.
Al lado de Manfred Reyes Villa se ha ubicado Rómulo Calvo, expresidente cívico y desde siempre señalado en la esfera de confianza de Camacho.
Además, Johnny Fernández ha inscrito su sigla y no es extraño que opte a tener su propia bancada en La Paz.
También en el bloque popular hay connotados personajes cruceños a cada lado. Por ejemplo, Carlos Romero y Adriana Salvatierra son los más firmes defensores de Evo Morales en el oriente; Luis Arce le ha dado confianza tanto a María Nela Prada como a Eduardo del Castillo y finalmente, Mario Cronembold parece ser el más firma partidario de Andrónico Rodríguez en el actual escenario.
¿Y cuál es el plan?
Si en el pasado había algunos planes trazados que tenían que ver con la autogestión, para lo que era importante tener una bancada fuerte que pudiera ser decisiva y apuntalar determinados procesos, no parece ser esa la opción que explica la fragmentación y multiplicidad de frentes en los que se han incluido liderazgos cruceños. Lo que es seguro, es que hay plan.