Certificar reservas, fracking e Incahuasi se analizan en Tarija
Con la retirada del proyecto exploratorio de Tariquía prometido por un ministro Luis Alberto Sánchez visiblemente enojado y sobre cuya resolución se han generado muchas dudas, los activistas y cívicos tarijeños han incluido en su agenda otros puntos que suscitan la atención general y de...



Con la retirada del proyecto exploratorio de Tariquía prometido por un ministro Luis Alberto Sánchez visiblemente enojado y sobre cuya resolución se han generado muchas dudas, los activistas y cívicos tarijeños han incluido en su agenda otros puntos que suscitan la atención general y de cuyas resoluciones depende en buena medida la planificación a corto plazo y la salud del medio ambiente.
El primer tema en la agenda es el de la certificación de reservas a nivel nacional y especialmente en Tarija. En enero de este año Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) contrató a la canadiense Sproule para hacer la certificación que determina la Ley y que llevaba cinco años sin realizarse. En 2013 se certificaron 10,45 trillones de pies cúbicos de gas convencional. En las próximas semanas, según el Documento Base con el que se contrató a la empresa, se conocerán los resultados.
El Ministro Sánchez y el propio Vicepresidente Álvaro García Linera aseguraron que serían positivas y que no había nada que temer. En cualquier caso y dado que no ha habido grandes descubrimientos en los últimos años en los que sí se ha ido incrementando el volumen de exportación hacia la Argentina, que ya ronda los 19 millones de metros cúbicos, además del gasto interno, por encima de los 12 y el brasileño, que puede llegar a 30 aunque apenas se comercialicen 20, las perspectivas no son tan optimistas.
En Tarija la producción ha caído desde 2014, cuando se producían sobre los 40 millones de metros cúbicos que eran más del 70 por ciento del país se ha pasado a producir 30, que son el 50. La producción se ha ido yendo hacia Incahuasi. Más allá de Tariquía, cuyas reservas son desconocidas y no hubieran formado parte de esta certificación; las expectativas pasan por Huacareta, Iñiguazu y Boyuy.
Fracking al despiste
Con la certificación en marcha, el Ministro Luis Alberto Sánchez ha iniciado el debate de la exploración no convencional, la fractura hidráulica, mundialmente conocida como fracking, técnica que ha permitido a EEUU multiplicar reservas y hundir los precios del crudo pero que ha sido prohibido en muchos países por sus efectos mortales sobre el medio ambiente.
Sánchez empezó a hablar de un estudio realizado por Beicip del que poco se supo hasta que lo utilizó para hablar de reservas por encima de los 100 TCF, obviamente en no convencional. Unas semanas más tardes en plenos actos por las efemérides de Tarija, convocó a los grandes ejecutivos de las empresas que operan en el país para que avalaran junto al Presidente Evo Morales la entrega del área Miraflores a Cancambria Energy Corp, una empresa canadiense especialista en esa técnica y cuyo ejecutivo habló nítidamente de 100 TCF y “muchos pozos”.
Para los activistas la amenaza del no convencional planea especialmente sobre Tarija y lamentan el aval dado por Evo Morales a este proyecto.
Incahuasi, Margarita y Huacareta
Otro tema que se sigue con especial atención en Tarija es la resolución del conflicto por Incahuasi, que está enfrentando a Chuquisaca y Santa Cruz por el reparto de regalías del megacampo que, descubierto en 2004, ingresó en operaciones el año pasado. Incahuasi sí es un campo del tamaño de los tarijeños.
La atención sobre el conflicto va más allá de las comparaciones con lo que sucedió en 2012 con Tarija y el campo Margarita, que acabó declarándose un solo campo con Huacaya y obligando a repartir regalías y que, posteriormente, se ha descubierto que se hace en porcentajes mucho más desfavorables para Tarija que los que se anunciaron entonces.
El campo Huacareta, al oeste de Entre Ríos, está siendo perforado en territorio tarijeño pero se prevé que su reservorio se extienda hacia el norte ingresando en Chuquisaca, por lo que los cívicos piden alistar una estrategia apropiada para evitar problemas o conflictos.
La industria del gas aguarda resultados
El otro proyecto postergado es la petroquímica del Chaco, que tras haberlo dejado sin presupuesto para este año, el Ministro comprometió su conclusión para 2023, es decir, cinco años más tarde de lo proyectado.
De momento y hasta entonces el GLP que sale de la Planta Separadora de Líquidos de Yacuiba busca lugares para su exportación, incluyendo Paraguay, que recientemente ha cambiado de Gobierno. También se barajan opciones de venta a la Argentina.
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El primer tema en la agenda es el de la certificación de reservas a nivel nacional y especialmente en Tarija. En enero de este año Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) contrató a la canadiense Sproule para hacer la certificación que determina la Ley y que llevaba cinco años sin realizarse. En 2013 se certificaron 10,45 trillones de pies cúbicos de gas convencional. En las próximas semanas, según el Documento Base con el que se contrató a la empresa, se conocerán los resultados.
El Ministro Sánchez y el propio Vicepresidente Álvaro García Linera aseguraron que serían positivas y que no había nada que temer. En cualquier caso y dado que no ha habido grandes descubrimientos en los últimos años en los que sí se ha ido incrementando el volumen de exportación hacia la Argentina, que ya ronda los 19 millones de metros cúbicos, además del gasto interno, por encima de los 12 y el brasileño, que puede llegar a 30 aunque apenas se comercialicen 20, las perspectivas no son tan optimistas.
En Tarija la producción ha caído desde 2014, cuando se producían sobre los 40 millones de metros cúbicos que eran más del 70 por ciento del país se ha pasado a producir 30, que son el 50. La producción se ha ido yendo hacia Incahuasi. Más allá de Tariquía, cuyas reservas son desconocidas y no hubieran formado parte de esta certificación; las expectativas pasan por Huacareta, Iñiguazu y Boyuy.
Fracking al despiste
Con la certificación en marcha, el Ministro Luis Alberto Sánchez ha iniciado el debate de la exploración no convencional, la fractura hidráulica, mundialmente conocida como fracking, técnica que ha permitido a EEUU multiplicar reservas y hundir los precios del crudo pero que ha sido prohibido en muchos países por sus efectos mortales sobre el medio ambiente.
Sánchez empezó a hablar de un estudio realizado por Beicip del que poco se supo hasta que lo utilizó para hablar de reservas por encima de los 100 TCF, obviamente en no convencional. Unas semanas más tardes en plenos actos por las efemérides de Tarija, convocó a los grandes ejecutivos de las empresas que operan en el país para que avalaran junto al Presidente Evo Morales la entrega del área Miraflores a Cancambria Energy Corp, una empresa canadiense especialista en esa técnica y cuyo ejecutivo habló nítidamente de 100 TCF y “muchos pozos”.
Para los activistas la amenaza del no convencional planea especialmente sobre Tarija y lamentan el aval dado por Evo Morales a este proyecto.
Incahuasi, Margarita y Huacareta
Otro tema que se sigue con especial atención en Tarija es la resolución del conflicto por Incahuasi, que está enfrentando a Chuquisaca y Santa Cruz por el reparto de regalías del megacampo que, descubierto en 2004, ingresó en operaciones el año pasado. Incahuasi sí es un campo del tamaño de los tarijeños.
La atención sobre el conflicto va más allá de las comparaciones con lo que sucedió en 2012 con Tarija y el campo Margarita, que acabó declarándose un solo campo con Huacaya y obligando a repartir regalías y que, posteriormente, se ha descubierto que se hace en porcentajes mucho más desfavorables para Tarija que los que se anunciaron entonces.
El campo Huacareta, al oeste de Entre Ríos, está siendo perforado en territorio tarijeño pero se prevé que su reservorio se extienda hacia el norte ingresando en Chuquisaca, por lo que los cívicos piden alistar una estrategia apropiada para evitar problemas o conflictos.
La industria del gas aguarda resultados
El otro proyecto postergado es la petroquímica del Chaco, que tras haberlo dejado sin presupuesto para este año, el Ministro comprometió su conclusión para 2023, es decir, cinco años más tarde de lo proyectado.
De momento y hasta entonces el GLP que sale de la Planta Separadora de Líquidos de Yacuiba busca lugares para su exportación, incluyendo Paraguay, que recientemente ha cambiado de Gobierno. También se barajan opciones de venta a la Argentina.
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