Agricultura y conservación en la Reserva de Tariquía: el desafío de producir sin destruir
Dos estudios científicos de la Fundación ACLO y Servicios Agropecuarios Daroca revelan el potencial de la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía (RNFFT) para transformar la vida de 15 comunidades sin sacrificar la biodiversidad y el sistema del agua del que Tarija depende.




El 23 de abril de 2025, la Fundación ACLO presentó en el Concejo Municipal de Tarija los informes de investigación titulados “Acciones de conservación y protección de los recursos naturales para una Transición Ecológica Justa en la RNFFT” y “Estudios de identificación y descripción del potencial agrícola en la RNFFT en comunidades pertenecientes a los municipios de Padcaya y Entre Ríos”, este último realizado por Servicios Agropecuarios Daroca. Ambos cuentan con el apoyo de la Agencia Francesa de Desarrollo, y permiten trazar los contornos de un problema estructural: la pobreza rural y el éxodo juvenil que amenaza el futuro de las comunidades.
Los estudios revelan que el 10,2% de la población comunal, principalmente jóvenes, se ve obligada a migrar temporalmente hacia el norte argentino o centros urbanos del sur boliviano, una “estrategia vital de sobrevivencia” en contextos donde los ingresos agropecuarios son bajos o inexistentes. Se advierte también que la falta de gestión participativa y técnico-científica incrementa la vulnerabilidad de la producción. Así, la migración se revela como una herida abierta que debilita el tejido social y productivo en la RNFFT.

El pulmón con el que respiramos
La RNFFT, creada por Decreto Supremo en 1989 y elevada a Ley en 1992, abarca más de 246 mil hectáreas en los municipios de Padcaya y Entre Ríos, dentro del departamento de Tarija, y se extiende hacia las provincias de Arce, O'Connor, Gran Chaco y Cercado. Forma parte de la cuenca del Plata y de la formación ecológica del Bosque Tucumano-Boliviano, al extremo sur de Bolivia, donde ya los Andes se desdibujan, y es una joya ecológica y un santuario de biodiversidad donde viven cientos de familias campesinas que enfrentan el desafío diario de subsistir sin destruir.

Sin embargo, pocas personas en Tarija saben que caminan sobre uno de los mayores almacenes de carbono de Bolivia. La reserva mantiene cautivas 9,8 millones de toneladas de carbono (equivalentes a 36 millones de toneladas de CO₂), una contribución silenciosa pero crucial para la lucha global contra el cambio climático. “El carbono almacenado en la RNFFT es un servicio ecosistémico transcendental para el funcionamiento de los diversos ecosistemas al interior de la reserva, así como fuera de ella, dado que los sistemas ecológicos están interconectados”, se lee en el documento que propone la Transición Ecológica Justa (TEJ) en la RNFFT.
A diferencia de otras regiones de Bolivia, la deforestación aquí avanza a un ritmo de apenas 0,056% anual (frente al 0,78% nacional), un logro atribuible a la vigilancia comunitaria y las políticas territoriales. Sin embargo, la presión sobre el bosque persiste ante la necesidad de nuevas tierras agrícolas.
Un “laboratorio de tres pisos”
El mosaico ecológico de Tariquía, con altitudes que van desde los 500 hasta los 3.500 metros sobre el nivel del mar y precipitaciones que oscilan entre 700 y 2.000 milímetros anuales, configura tres zonas bien diferenciadas:
- Las comunidades de “arriba” (como Acherales y San José), con clima más húmedo y frío, aptas para cultivos como maíz, papa, trigo, cítricos y durazno.
- Las comunidades del “centro”, en una situación intermedia.
- Las comunidades de “abajo” (como Motoví, Chillahuatas y Entre Ríos), con un clima más seco y cálido, ideal para cultivos como palta, limón, camote, ajipa y maíz.

Esta diversidad, lejos de ser un obstáculo, es vista por los investigadores como una oportunidad para implementar modelos productivos diferenciados y complementarios, y proponen la instauración de un “laboratorio agrícola” con seis modelos de parcelas demostrativas (huertos frutícolas y hortofrutícolas) adaptados a los distintos microclimas y altitudes de la reserva:
- Para zonas altas: nogal, manzano y duraznero.
- Para zonas bajas: palta, limón, camote, ajipa y maíz.
- Alternativas de diversificación nutricional: forrajes y tubérculos locales como alfalfa, maní y ajipa.
Estos modelos, diseñados para parcelas de 4.800 metros cuadrados, buscan combinar especies nativas e introducidas para mejorar la nutrición y los ingresos familiares sin dañar los ecosistemas circundantes. De esa manera, el conocimiento de la biodiversidad y de los ecosistemas que aportan los estudios permiten a la comunidad científica y a las poblaciones que habitan la reserva plantear una solución para garantizar soberanía alimentaria, territorial, y un futuro productivo.
El valor de la inteligencia ancestral
Un hallazgo sorprendente que surge de los documentos es la pervivencia de prácticas ancestrales de reciprocidad, como la “faena” y la “torna vuelta”, formas tradicionales de trabajo colectivo que siguen vivas en las comunidades y constituyen el capital social para la transición ecológica.
“La torna vuelta se pone en práctica cuando se requiere realizar trabajos urgentes. Para avanzar más, una o más personas trabajan para otra persona, sin paga. Es como cualquier día de trabajo; después, en otra ocasión, la persona que ayuda es quien solicita el apoyo a quienes ha apoyado”, explica Lidio Garnica, de la comunidad de Puesto Rueda.
“Para practicar la faena, se invita a familiares y vecinos de acuerdo con la amistad. El varón ayuda en el trabajo de campo y la mujer en el trabajo culinario, se cocina para todos... la faena se organiza para el desmonte, para limpiar y cercar el terreno y luego para la siembra”, añade Santos Inca, de la comunidad de Chajllas.

Otro elemento crucial identificado por los estudios es la gestión del agua. La RNFFT, parte de las cuencas de los ríos Tarija y Bermejo, cuenta con un significativo potencial hídrico que podría optimizarse mediante sistemas de riego tecnificado. El proyecto propone implementar sistemas eficientes de captación y distribución que optimicen el uso del agua y ayuden a mitigar los efectos de heladas y sequías, cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
Desafíos para lograr una Transición Ecológica Justa
Los investigadores proponen el concepto de TEJ para evaluar el avance de las comunidades hacia un modelo que integre sostenibilidad ambiental, equidad social y viabilidad económica. Así, el índice TEJ alcanzó un valor medio de 0,68, con la dimensión ambiental como la que más contribuye (promedio de 0,81, considerado alto), mientras que la dimensión económica es la que menos aporta, evidenciando la necesidad de fortalecer los circuitos comerciales para los productos agroecológicos.
El estudio destaca que el 60% de las comunidades ya practica la fertilización orgánica, y entre el 50% y el 84% de los excedentes se comercializa en circuitos cortos, aunque falta un mayor apoyo estatal para consolidar estas iniciativas.
A pesar de los avances, persisten importantes obstáculos:
- La débil organización comunal, con sindicatos que carecen de carteras específicas para el manejo de recursos naturales.
- La escasa participación de mujeres y jóvenes en los procesos de decisión.
- La falta de seguridad jurídica sobre la tierra, con un mosaico de latifundio, minifundio y poseedores precarios.
No obstante, existen experiencias prometedoras, como los comités de defensa del medio ambiente en comunidades como Motoví y Volcán Blanco, especialmente activos en el control de prácticas destructivas como la pesca con dinamita.

En tiempos de cambio climático y presión sobre las áreas protegidas, Tariquía puede convertirse en un modelo de cómo producir sin destruir. Pero esta visión sólo será posible si las instituciones, las comunidades y el Estado trabajan de manera coordinada, articulando financiamiento, apoyo técnico y, sobre todo, empoderando a las comunidades locales, que son las verdaderas guardianas del pulmón de los tarijeños y el mundo.
Para esto, una parte importante del proyecto implica la formación de Comunicadores Agroambientales, quienes provienen de las mismas comunidades de la RNFFT. Estas personas se encargarán de difundir todos los detalles del estudio, el proyecto y el potencial turístico y transformador que su realización implica para la RNFFT y para todos los tarijeños.
Tariquía y el proyecto en datos clave
- Extensión de la RNFFT: 246.870 hectáreas
- Biodiversidad: Más de 1.035 especies de plantas vasculares, 241 de aves y 58 de mamíferos
- Carbono almacenado: 9,8 millones de toneladas (equivalentes a 36 millones de toneladas de CO₂)
- Tasa de deforestación: 0,056% anual (muy inferior al 0,78% nacional)
- Tasa de migración temporal: 10,2%
- Densidad poblacional: 1,22 hab/km2
- Comunidades beneficiadas por el proyecto: 15 en total (9 del municipio de Padcaya y 6 de Entre Ríos)
- Índice TEJ: 0,68 (nivel medio)