Especial digital BICeBé 2023
Cristopher Rojas: “El más querido siempre es el proyecto personal”
El cineasta chileno-boliviano ha labrado un estilo de ilustración muy propio con el que dio a luz al proyecto “Dulce”.
Alrededor de sus 20 años, Cristopher dejó su país de nacimiento para acercarse a su padre. Se terminó quedando en Cochabamba, estudió cine en La Fábrica y comenzó a trabajar con la herramienta que perfeccionó desde la infancia. “Siempre dibujo desde pequeño”, dice el autor de una buena cantidad obras audiovisuales, cuentos infantiles, comics, ilustraciones para revistas y trabajos de diseño gráfico.
Son muy destacables sus obras con el Museo Nacional de Arte, el Museo Nacional de Etnografía, sus animaciones para el canal infantil argentino Pakapaka, y para el Banco Interamericano de Desarrollo, pero tiene muy claro que “el más querido siempre es el proyecto personal”. Rojas se refiere a “Dulce”, un proyecto que comenzó como un libro de ilustración en el que su universo gráfico se desató para establecer una atmósfera onírica donde la verdad de los cuerpos es carnosa y colorida.
Porque yo crea que un dibujo no soluciona nada, no voy a dejar de hacerlo.
Para Cristopher, la potencia creadora se ha preservado gracias a un camino autodidacta, manteniendo el dibujo y sus técnicas como algo muy personal que, aunado a sus estudios en cine, encontró una vía en el ámbito de la comunicación. “Quienes trabajamos con creatividad, a través de cualquier herramienta, nos dedicamos a comunicar. Aprendemos en el camino, practicando, para hacerlo de mejor manera”, explica.
Ahora con 36 años, después de haber participado en varias ocasiones de la Bienal del Cartel de Bolivia, unas como estudiante, otras como autor de posters, Rojas formó parte del jurado calificador de las 6 categorías que propone el evento en la edición 2023. “No simplemente estoy aquí como alguien con un poco más de experiencia, sino tratando de absorber experiencias de los demás”, comenta.
Rojas agradece el ojo de Susana Machicao, que reunió a profesionales con escuelas muy distintas para lograr un equipo heterogéneo capaz de debatir y encontrar lo distinto. Su clara tendencia al dibujo y la ilustración contrastó con la opinión de otros diseñadores con perspectivas más abstractas y formalistas. “Un cartel sin un mensaje claro puede permitir muchas perspectivas y conclusiones, pero depende mucho de quién lo reciba. Personalmente, no busco tanta abstracción”, defiende.
Esa postura también se relaciona con el contexto actual, tanto local como global, en el que una variedad de conflictos sociales, económicos y ambientales atraviesan cualquier práctica. “A veces uno piensa que hacer un dibujo no soluciona nada. Pero está en tomar conciencia uno mismo de las cosas que están pasando. Porque yo crea que un dibujo no soluciona nada, no voy a dejar de hacerlo. Es importante denunciar las cosas, y quizá lo que hagamos en algún momento tenga un alcance mayor y pueda despertar consciencias”.