La mirada oblicua de Penelope
Una entrevista especial con Penelope Anthias, investigadora inglesa, autora de “Límites a la descolonización”, un aporte al entendimiento de la historia reciente de Tarija y Bolivia.
Cuñatĩ, mujer blanca. Así le dicen los habitantes del territorio comunitario de origen Itika Guasu (TCO-IG), un cariño que se ganó después de convivir con ellos desde sus 26 años. Es un apodo generalizador si se toma en cuenta su origen complejo: Penelope Fay Anthias nació en Austria, su padre es chipriota, y creció en el sur de Inglaterra desde sus dos años. Ahora tiene 42.
En el camino, se convirtió en historiadora, geógrafa, profesora en la Universidad de Durham, cantante y clarinetista en Colibrí Cobra y La Sonora Boreal, dos bandas inglesas de cumbia y bullerengue colombiano, e investigadora de la lucha por el territorio del pueblo guaraní del TCO-IG. Como ciudadana de países con antecedentes coloniales e imperiales, le interesó conocer la historia desde la perspectiva menos contada, fundamental para entender el mundo en el que vivimos.
Puede ser ese el motivo por el cual Penelope, a fuerza de ejercitar la duda, esa necesidad de otras certezas, haya abierto tanto su mirada, que se hizo oblicua. Mientras la entrevisto en la calle, sentados a la mesa de un café, veo cómo, de rato en rato, ella consigue abarcar otro ángulo visual en el que entran los vecinos comensales pudientes, los vehículos del tráfico apretado, las nubes, el viento entre los árboles, y las manos y rostros de las cinco personas que, durante la charla, vinieron a pedirnos una moneda que sobre. Entro yo también, que ahora me siento parte de una figura más grande.
Puede ser ese el motivo por el cual Penelope, a fuerza de ejercitar la duda, esa necesidad de otras certezas, haya abierto tanto su mirada, que se hizo oblicua.
Para ampliar su visión, Penelope decidió buscar la vida en otra parte del mundo, en algún país poscolonial. Su interés en Bolivia despertó tras la lectura de “Los Barones del Oriente”, de Ximena Soruco, Wilfredo Plata y Gustavo Medeiros, que retrata muy bien la problemática que los pueblos indígenas enfrentan al tener que acudir al Estado, una entidad colonial, para que se reconozca su derecho al territorio.
Además, el geógrafo inglés Anthony Bebbington, conocido por sus estudios sobre la relación entre el Banco Mundial, las ONGs, el desarrollo rural y los conflictos entre comunidades y estados a raíz de la minería en Perú y Ecuador, le habló acerca del auge del gas en Tarija y la ausencia de trabajos de investigación sobre el tema. Y no fue un dato menor saber que el proyecto de los TCOs en Bolivia fue financiado por el Banco Mundial y promovido por el Estado Multicultural.
Penelope vino con sus ahorros, y se ofreció como voluntaria en el Centro de Estudios Regionales para el Desarrollo de Tarija (CERDET). Desde 2008, pasó el tiempo acompañando asambleas del pueblo guaraní, conociendo mejor la situación del colectivo mientras se acercaba a las personas. Decidió tomar el caso como tema para su tesis de doctorado. Diez años después, publicaría “Limits to decolonization”, y en julio de 2022, saldría la traducción castellana de la misma obra, presentada en marzo de 2023 en Tarija y otras ciudades bolivianas.
Se trata de un libro que no ofrece una solución fácil. Fue concebido, gestado y parido junto al proceso de cambio del gobierno del MAS y a la creación del Estado Plurinacional, y aunque muchos quieran creer que contiene una crítica al partido de turno, lo que se encontrará es una reflexión sobre lo que significa la descolonización y la autonomía en un contexto de geopolítica extractivista que condiciona al poder estatal boliviano, y cuyos efectos son contundentes y evidentes en la economía y la cultura de, en este caso, un territorio como Itika Guasu.
“El argumento no es encontrar culpables, simplemente entender que lo que hacen no es suficiente para cambiar las dinámicas de largo plazo con las que el poder capitalista y colonial condiciona las dinámicas territoriales y las luchas indígenas por recuperar su territorio”, reseña Anthias, quien ofreció una entrevista exclusiva a El País, que Pura Cepa trae a continuación y recomienda como acompañamiento a la lectura de “Límites a la descolonización”1.
Pura Cepa (PC). Lo que sucede ahora en Tariquía, ¿es diferente de lo que sucedió en Itika Guasu?
Penelope Fay Anthias (PFA). Aparentemente, desde la perspectiva de la ciudad, son casos diferentes. Uno, el Chaco indígena. Otro, un territorio protegido. Históricamente, Tariquía era parte del territorio guaraní, pero ha habido una invisibilización de su identidad indígena. Ahora la gente se identifica como campesina. Es parte de una nueva ola de extractivismo en áreas protegidas. Para mí, es interesante que, cuando llegaron las petroleras a Tariquía y Chiquiacá, los comunarios decidieron viajar al Chaco para ver los impactos reales y hablar con las autoridades guaraníes de Caigua y Palos Blancos. Es interesante ver cómo Tariquía generó preocupación en la ciudad por los impactos ambientales. En 15 años haciendo investigación, nunca he visto ese interés por las comunidades indígenas del Chaco. Es interesante preguntar por qué hay más cercanía a Tariquía, más solidaridad de los entornos urbanos donde hay intelectualidad y activismo, que con los otros territorios. Creo que tiene que ver con un imaginario de lo indígena como “el Otro”, como algo ajeno e inferior. Se sabe muy poco de la historia de los indígenas de la provincia O’Connor, por ejemplo. Se sabe que hay una historia de despojo guaraní. Pero, después de la Reforma Agraria, se consolidó un sistema de empatronamiento2 al norte de Entre Ríos. Es la historia silenciada y normalizada de Tarija.
PC. La opinión general es que el pueblo guaraní de Itika Guasu terminó por negociar un fondo de inversión con la petrolera, gracias al cual buscan una forma de vida occidental, y que las demandas de soberanía han servido para imitar al patrón. ¿Es así?
PFA. Cuando hablamos de nuevos imaginarios de autonomía, no es que cada persona que tiene la misma idea. Ha habido un proceso largo de pelea y negociación. Y algunos dirigentes han formado horizontes de visión de lo que significa la autonomía en el contexto de esa pelea. Hay complejidad, hay diferencia interna, no todos piensan así. Es muy fácil mirar la negociación y el fondo de inversión como una justificación para decir que los indígenas solo quieren ganancia y no saben manejarla. Es muy fácil llegar a esta conclusión sin considerar la larga historia de despojo y lucha por el territorio. Las TCOs han sido un vehículo para el sueño de recuperar el territorio. Pero el proceso de saneamiento de tierras del INRA ha estado muy influido por relaciones desiguales de poder. No es una sorpresa que los terratenientes se hayan beneficiado más que los guaraníes. Hay relaciones tan profundas con la tierra que no por dibujar un mapa del territorio, de un día al otro, van a cambiar las cosas. Entonces, el proceso de la TCO encontró sus límites, porque la fuerte colonialidad del Estado ha obstaculizado la distribución de la tierra. Y, por otra parte, está la presencia de las petroleras. Han pasado años para que reconozcan la existencia del pueblo guaraní y su organización. Para algunos dirigentes que vivieron esa pelea, es un logro llegar a un acuerdo en el que la petrolera reconozca que son dueños de ese territorio, y que puedan manejar sus propios recursos como una forma de salir de la relación clientelista con el Estado y con las ONGs. Estoy de acuerdo y se puede decir que ese tipo de acuerdo refleja una lógica occidental relacionada con la idea de propiedad y explotación del medioambiente. Pero la petrolera ya estaba ahí, no es que decidieron dejarla entrar. La cuestión es que van a destruir el medio ambiente para sacar la riqueza. Pero, ¿vas a ganar algo, por lo menos?
Tenemos que salir de un pensamiento binario en el que la gente está resistiendo o ya ha sido cooptada, porque se enfrentan con fuerzas mucho más grandes.
PC. Pareciera que la diferencia con Tariquía es que los impactos serán peores. Ante la inevitabilidad, ¿es viable una solución como la que se dio en el TCO-IG?
PFA. Tariquía tiene una figura especial en el imaginario como un lugar que hay que proteger. Pero es importante recordar que había mucha oposición guaraní al ingreso de petroleras, y no fue posible frenar lo que ahora es campo Margarita-Huacaya. En Tariquía, lograron frenar la entrada de las petroleras a Chiquiacá, pero ahora están trabajando en El Cajón, al sur de la misma Reserva. Lo más probable es que va a seguir el desarrollo en Tariquía, y que veremos una pelea por alguna compensación. ¿Qué es lo que te queda, si ya están ahí y no hay capacidad de frenar nada? No se puede perder la esperanza, porque el futuro lo requiere. El nuevo informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) deja claro que no puede haber ningún proyecto nuevo de hidrocarburos en un mundo que quiera mantenerse dentro del límite de temperatura habitable. Tenemos que salir de un pensamiento binario en el que la gente está resistiendo o ya ha sido cooptada, porque se enfrentan con fuerzas mucho más grandes. Parecen casos distintos, pero depende del momento en que se está mirando.
PC. Entonces, ¿tu libro puede ser una muestra de lo que se puede esperar en Tariquía?
PFA. No digo que necesariamente Tariquía va a llegar a ser como Itika Guasu. Pero lo que ha pasado es difícil. Hay dos directorios diferentes de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG). Ese paralelismo es algo muy común en Bolivia y en territorios donde hay desarrollo basado en hidrocarburos y extractivismo. Siempre conviene a la empresa tener con quién negociar. Hay un debilitamiento, una fragmentación. Algunos deciden ir por los beneficios inmediatos en lugar de pensar en el futuro. Lo que cuento al final del libro es la conformación de un directorio con una visión de autonomía y desarrollo basado en los hidrocarburos, pero también cómo pasaron los años y los proyectos no llegaron. Hablo de visiones contrapuestas de ciudadanía basada en hidrocarburos. Una es la del estado que distribuye la renta a través de sus instituciones, y otra la de una APG que negocia los recursos y los maneja. Para mí, ese imaginario es básicamente el mismo nacionalismo basado en extractivismo. Desde una perspectiva de descolonización, ninguna de esas visiones tiene un horizonte positivo. Ambas requieren del despojo y la destrucción del medioambiente. La visión de algunos dirigentes de Itika Guasu es una respuesta a un estado extractivista, un intento por rescatar algo de autonomía y soberanía tras una lucha muy larga por el reconocimiento y la recuperación del territorio. Es un síntoma de los límites a la descolonización en el contexto de un modelo extractivista.
PC. ¿Sería también un límite a la nacionalización?
PFA. No es una verdadera nacionalización. Si lo fuera, completa, con tecnología y capital, igual sigue dependiendo de la explotación y el despojo. No es fácil plantear posibilidades más allá de la extracción de hidrocarburos, porque hay una dependencia económica, institucional y geopolítica. Todo está formado según esa dependencia. Pero tampoco es solución decir, “es demasiado difícil pensar en eso, entonces no pensemos”. El cambio climático es un tema importante, un eje transversal a cualquier cosa que se haga. Tarija es un lugar importante para pensar en eso. También desde Inglaterra, donde hay muchas peleas para frenar proyectos hidrocarburíferos en el Mar del Norte. El capitalismo es algo que no se puede analizar simplemente desde un país. Bolivia está en una posición de dependencia en un mundo global capitalista, y hay que analizar la figura desde una perspectiva más amplia.
PC. ¿Qué recepción tuvo tu libro en inglés?
PFA. Sé que está siendo usado en aulas de Estados Unidos e Inglaterra. He tenido encuentros con estudiantes que lo estaban leyendo para su clase. Algunos me han dicho que se sentían tristes porque el final no es muy positivo. A veces buscamos finales felices, es algo cultural. Siempre queremos terminar con esperanza. Yo no podía prever qué es lo que iba a pasar al final de mi investigación, pero tenía que escribirlo. Es importante contar historias sobre los límites, porque los países ricos, que son los que más se benefician del sistema capitalista mundial, no pueden simplemente mirar hacia los pueblos indígenas y los movimientos sociales de Latinoamérica para encontrar alternativas al capitalismo, cuando ellos mismos están restringidos por esa forma de desarrollo. En Inglaterra, no hemos sido capaces de derrotar al neoliberalismo. No es fácil salir de esta dinámica colonial. En Bolivia, sabemos que tanto la izquierda como la derecha, en este momento, dependen de la continuación del modelo extractivista. Aquí vamos a ver lo difícil que es. Si queremos hablar en serio de la descolonización, hay que enfrentar estos límites. Si no, estamos viviendo en una ilusión al creer que será suficiente con una ley y unos mapas de territorios.
Por sus propias experiencias, las personas que son más marginadas a veces tienen una perspectiva crítica más fuerte.
PC. ¿Algún consejo para los investigadores tarijeños y bolivianos?
PFA. Hay mucho que se puede lograr planteando preguntas críticas. Las universidades no siempre son los espacios que fomentan el conocimiento crítico. Eso lo encuentras más en los movimientos sociales, ONGs, espacios de la sociedad civil y conversaciones. Tal vez falta crear espacios para que la juventud conozca la metodología de la investigación y las miradas críticas para entender su sociedad y territorio, las estructuras de poder y que puedan abrir nuevos horizontes de pensamiento. Creo que todas las personas tenemos la capacidad y la curiosidad suficiente para preguntar qué es el mundo. Yo nací preguntando. Siempre me parecía que la sociedad y la escuela nunca enseñan la verdad completa. Tuve la suerte de tener profesores que me enseñaron a preguntar quién está contando esta versión de la historia, cuáles son los intereses de esta persona, por qué está contando la historia así, qué es lo que está invisibilizando esta versión, cómo podemos leer un documento desde otra perspectiva. Gané varias capacidades críticas para preguntar, dudar, cuestionar, y seguí haciéndolo. Pero en lugar de quedarme en las instituciones académicas, quería viajar y ver el mundo para seguir ese proceso de reflexión. Es importante salir de la universidad y encontrarse con la realidad social, con la gente y su análisis sobre la realidad en la que viven. "¿Por qué el mundo es así, por qué tenemos estos problemas, quiénes se están beneficiando de esto?" Siempre hay conocimiento crítico. No solamente los académicos lo tienen, a veces es al revés. Por sus propias experiencias, las personas que son más marginadas a veces tienen una perspectiva crítica más fuerte.
Notas
1. Anthias, Penelope (2022). Límites a la descolonización: Territorios indígenas y política de hidrocarburos en el Chaco boliviano. Plural Editores. La Paz, Bolivia. Traducción de Hernando Calla.
2. Denominación que usan las comunidades guaraníes para referirse a un sistema de servidumbre por deuda establecido a raíz de la consolidación jurídica de las demandas de propiedad de colonizadores mestizos dentro de la TCO-IG, caracterizado por la apropiación agresiva de tierras y una mayor explotación de la mano de obra indígena.