Caminos de Pura Cepa
Chicha vs. Vino
El choque de costumbres generacionales en el área rural de Tarija.
Disfrutar de la campiña tarijeña y todas sus bondades, no solo como turista sino como un habitante de la ciudad de Tarija, era hace muchos años un atractivo sin comparación. Entre los placeres que solían encontrarse está la chicha de maíz, bebida que se ha elaborado tradicionalmente para diferentes festividades religiosas y para el festejo de aniversario de las comunidades alejadas de la ciudad.
A quienes nos gusta disfrutar de estos placeres, ciudadanos comunes y silvestres, nos conmueve un fenómeno que desde hace unas décadas atrás se presenta como intruso en nuestra antigua forma de disfrutar la fiesta campestre. Y es que en las festividades a las que asistí el año pasado, observé un predominio del consumo de vino sobre la chicha de maíz que hizo venir a mi cabeza varias preguntas: ¿En qué momento llegó el vino a sobreponer su consumo sobre el de la chicha? ¿En qué momento deja de tomar importancia la chicha en las comunidades? ¿Por qué la población del campo ahora prefiere más el vino que la chicha en sus festividades?
Son, entre otras, las interrogantes que me propongo responder sobre este fenómeno que no ha sido abordado a fondo. Y así como este tema, es importante demostrar el porqué de muchos fenómenos culturales que tienen que ver con el cambio de costumbres, de formas de expresión y de consumo, pasando por la reducción de chicherías en los centros turísticos de Tarija en el área rural. Para ello, he investigado aspectos como las formas de vida, influencias externas, internas y varios elementos más.
¿Por qué la población del campo ahora prefiere más el vino que la chicha en sus festividades?
La juventud es el puntal del quehacer social en las comunidades campesinas debido a su influencia en la organización de todas las festividades culturales de cada población alejada de la ciudad. Sin embargo, en estos tiempos se nota un cambio notorio en el pensamiento de la juventud en cuanto a sus formas de expresión y comportamientos a todo nivel, lo que se refleja en la sustitución de la bebida ancestral.
Luego, está la facilidad de conseguir bebidas alcohólicas como el vino, que llega a un buen precio, merced del contrabando, y que a través de su reventa permite obtener más ganancias a las ex pulperas, nombre que llevan las señoras que vendían, o aún venden, la chicha de maíz. A esto se suma la reducción de esfuerzo que tienen comparado con la complejidad y el costo de la elaboración de la chicha de maíz, que últimamente no les traen muchos réditos económicos.
Otro factor determinante es el aporte de los medios de comunicación, desde la radio hasta las redes sociales. La propaganda, sea buena o mala, influye de manera innegable en la decisión de cambio de hábitos, comportamientos y costumbres de la población de las comunidades campesinas en todas sus festividades, otrora tradicionales.
Así, la dinámica de las nuevas generaciones impone cambios sociales, económicos y culturales que, a nombre del desarrollo, alejan cada vez más las tradiciones de la gente de antaño y matan poco a poco la vida cotidiana y sencilla de estas comunidades que antes disfrutaban de su tradición chichera sin miedo al tiempo.