El vino del mes: Migrante Barbera
La colaboración de Mala Cabeza y Cañón Escondido dio como resultado un varietal sorprendente. La cepa de Piamonte encontró en el territorio tarijeño la capacidad para transcurrir por la boca con la gracia de una nube.



Mauricio López, ingeniero, actor y sumiller aventurado, cosechó de Italia y el viejo mundo las mejores lecciones sobre el vino y sus narrativas sensoriales. Ahora las aplica en su sello personal, Mala Cabeza, y en su primer proyecto de colaboraciones, titulado Migrante.
La apuesta se inicia con un Barbera que resulta de un trabajo de investigación y desarrollo con Jorge Ruiz Auad, de la Bodega Cañón Escondido, consiguiendo un vino que sorprende pues en su rauda preparación ha alcanzado un punto excepcional y ofrece notas muy diferentes a las acostumbradas en nuestro panorama vinícola.

El pasado viernes 24 de enero, algunos entusiastas sibaritas tuvieron un encuentro con el Migrante Barbera en la vinoteca Montecito, donde López condujo la cata y guio las percepciones táctiles y gustativas del vino, mientras el chef Luis Ballivián ofreció maridajes con diversas bruschettas de quesos cremosos, frutas de temporada, jamones, mieles, vinagres y otros bálsamos.

Migrante Barbera es un vino ensamblado. El 30% del volumen de la micro vinificación de 470 botellas pasó por barrica de roble, lo que se siente en la vainilla, palo santo y algo de pimienta gorda que surgen al primer sorbo. Tiene una entrada dulce, pero la acidez de 5,62 gr/l rápidamente lo presentan como un vino seco.
“Las Barberas italianas, en climas fríos de Piamonte, llegan a 15.5 de grado alcohólico, porque concentran mucha azúcar. Necesitan más tiempo en crianza o botella para bajar la acidez”, explica López, quien propuso realizar una fermentación maloláctica, reduciendo el tiempo de crianza, equilibrando el grado alcohólico y logrando una acidez más amable, deseable en los vinos rojos.
Personalmente, recomiendo tomarlo a no menos de 16ºC. Es una buena temperatura para disfrutar la presencia de los taninos medios, de las frutas oscuras y la frescura que invita a tomar una segunda copa de Migrante Barbera. Es un vino joven y bien equilibrado, con la acidez justa para acompañar pastas, carnes magras, charcutería, salsas de tomate, quesos y pizza.
Según López, la Barbera italiana es “vertical por excelencia, y pasa directo al vientre”. Migrante Barbera se queda un rato más en la boca, como una nube en el valle, pues “tiene horizontalidad, y eso para una Barbera ya es particular”.
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¿Lo quieres? Lo tienes en Montecito (Virginio Lema 252, entre Daniel Campos y Sucre), y Gran Reserva (Sucre, entre Virginio Lema y 15 de abril). Corre que se va.