Kung-fu, el camino de Juan Pablo (II)
Continuamos por la vía del Kung-fu con Juan Pablo, conociendo los efectos que este arte marcial ha tenido en su salud y en su decisión de convertirlo en su estilo de vida.



Alrededor de sus 20 años, Juan Pablo comenzó a tener dificultad para dormir. El problema se agravó al punto de desencadenar un cuadro de ansiedad y depresión. “Me daban ataques de pánico. Estuve medicado durante mucho tiempo. Pero la ansiedad no es una enfermedad, es un estado mental de alerta. En nuestra sociedad hiperconectada, tenemos malos hábitos de dormir y comer, y eso activa la ansiedad sin que sepamos por qué”, relata Juan Pablo.
“El cuerpo y la mente son dos mundos que parecen tan diferentes, pero habitan en un solo ser que eres tú”
La disciplina y el entrenamiento duro lo fortalecieron y enfocaron, ayudando también a dejar la medicación costosa. “Ha sido un proceso largo darme cuenta qué es bueno para mí y qué no. He elegido este camino porque he mirado mucho dentro de mí para saber qué es lo que me hace bien”. En esa claridad, entendió que el Kung-fu sería su camino de vida.
“Una cosa es entrenar porque te gusta el Kung-fu, pero estoy en camino de ser profesor y quiero llegar a ser un maestro. Y el maestro tiene que ser el ejemplo”. Desde que tomó la decisión, se dio cuenta que el tabaco no ayudaba. Después dejó el alcohol; no lo toma ni para un brindis. Tampoco café, solo té verde que le permite estar activo en las horas de enseñanza. “Mis únicos vicios son el chocolate y la pizza”, bromea.
Juan Pablo entrena al menos 3 horas al día para hacerse parte de la genealogía de un arte marcial que, con más de 1500 años de antigüedad, se ha adaptado a las necesidades de la sociedad moderna. “Aunque venga de China, hay cosas que se comparten en el resto del mundo, como entender la manera en que los ancestros veían la vida de forma natural, contemplativa, equilibrada”, apunta Juan Pablo.
Para otras personas, esa conciencia llega por otros caminos. Él ha llegado a través del Kung-fu. “Hay una frase de Siddhartha Gautama, ‘el cuerpo y la mente son uno’. Parece trillada, pero su significado me ha acompañado desde que la entendí. Cuando mi mente ha estado perturbada, distraída, mi cuerpo ha sido reflejo de eso. El cuerpo y la mente son dos mundos que parecen tan diferentes, pero habitan en un solo ser que eres tú”.
“Mis únicos vicios son el chocolate y la pizza”
Entender lo que le pasaba le ayudó a cuidar su salud mental y física para acercarse cada vez más al equilibrio y la plenitud. “Como hay otras personas que están atravesando por cosas así y no saben qué hacer, pueden venir aquí y encontrar un camino que les puede sentar bien, y quizá tomarlo en serio”, invita Juan Pablo. La escuela de Kung-fu “Shaolin Tarija” se encuentra en la Av. La Paz entre Av. Potosí y Oruro, Edificio Blanco, primer piso. Contacto: 67395125.