Una investigación advierte datos engañosos emitidos por los países más desarrollados
Los países ricos engañan sobre la financiación climática
El objetivo de financiación climática mundial está fijado en 100.000 millones de dólares anuales, y es uno de los temas que se evaluarán en la 27 Conferencia de las Partes (COP27)




La mayoría de los países ricos aplica prácticas de contabilidad de carácter engañoso y deshonesto para exagerar la financiación climática que aportan a los países en desarrollo, de acuerdo con una investigación de la coalición internacional contra la pobreza Oxfam.
Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam Internacional, dijo que “las contribuciones de los países ricos no solo siguen estando muy por debajo del objetivo contraído, sino que son engañosas al contabilizar la financiación climática de una manera que no es correcta ni adecuada”.
Esos países “están sobreestimando su propia generosidad y pintando un panorama demasiado halagüeño, mientras ocultan la cifra que realmente se destina a los países pobres”, agregó Dabi.
En 2020, según la investigación de Oxfam, el valor real de la financiación climática proporcionada a países en desarrollo se situó entre 21.000 y 24.500 millones de dólares, frente a la cifra de 68.300 millones de dólares que los países ricos declararon aportar en concepto de financiación pública.
Junto al financiamiento privado, el total de finanzas movilizadas se proclamó como de 83.300 millones de dólares, con una sobreestimación que pudo llegar a 225%, según el estudio.
El objetivo de financiación climática mundial está fijado en 100.000 millones de dólares anuales, y es uno de los temas que se evaluarán en la 27 Conferencia de las Partes (COP27) de las Naciones Unidas sobre cambio climático que reunirá a 197 países y otros miembros del 6 al 18 de noviembre en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
Dabi afirmó que “el mecanismo actual de la financiación climática mundial es como un tren averiado que corre el riesgo de llevarnos a un destino de proporciones catastróficas. El exceso de préstamos está endeudando a los países pobres, que ya tienen problemas para abordar los impactos del cambio climático”.
“Se está declarando demasiada financiación de manera dudosa y deshonesta. Como resultado, los países más vulnerables continúan sin estar preparados para enfrentarse a los violentos de la crisis climática”, añadió el responsable de la coalición.
La investigación mostró que instrumentos como los préstamos se declaran según su valor nominal, ignorando el reembolso de la financiación, entre otros factores.
Con demasiada frecuencia, los proyectos financiados presentan un menor enfoque climático que el declarado, por lo que el valor neto del apoyo que se destina específicamente a la acción climática probablemente sea mucho más bajo del que sugieren las cifras de financiación climática declaradas.
En la actualidad, los préstamos dominan más de 70% de la provisión de financiación climática pública (48.600 millones de dólares), alimentando la crisis de la deuda a la que se enfrentan los países en desarrollo.
Para Dabi “obligar a los países pobres a devolver préstamos para poder hacer frente a la crisis climática a la que apenas han contribuido es algo profundamente injusto”.
“En lugar de prestar apoyo a los países que se enfrentan a sequías, ciclones e inundaciones que continúan agravándose, los países ricos están minando su capacidad para hacer frente a futuros impactos, además de profundizar sus niveles de pobreza”, añade Dabi.
Recordó que el pago de la deuda externa de los países menos desarrollados ascendió a 31.000 millones de dólares en 2020.
Por ejemplo, Senegal, que figura en el tercio inferior de los países más vulnerables del mundo frente al cambio climático, recibió 85% de su financiación climática en forma de deuda, con solo 29% como préstamos no concesionales.
Ello fue así a pesar de presentar un riesgo moderado de caer en una crisis de endeudamiento, y del hecho de que su deuda representa el manejable 62,4% de su ingreso nacional bruto.
La sobreestimación en el financiamiento también alcanzaría a entes multilaterales, como el Banco Mundial, cuyos informes de financiación climática “no permiten comprobar de manera independiente los niveles alegados, por lo que podría haber una discrepancia de hasta 40%” al examinar por ejemplo los datos de 2020.
Una tesis central de Oxfam es que, si los países desarrollados cumplieran con su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares al año y abordaran verdaderamente sus errores de contabilización de la financiación climática, sería posible evitar una catástrofe climática a gran escala.
“Manipulando el sistema solo conseguirán que sean los países pobres, quienes menos han contribuido a la crisis climática, los que acaben pagando”, dijo Dabi.
Insistió en que “un sistema de financiación climática que se basa principalmente en préstamos no hace sino agravar el problema. Los países ricos, especialmente aquellos que más contaminan, tienen la responsabilidad moral de ofrecer formas alternativas de financiación climática, sobre todo subvenciones”.
Para Oxfam, en las negociaciones de la COP27 “los países ricos deben comprometerse urgentemente a incrementar la financiación destinada a los países vulnerables para la adaptación al cambio climático a través de subvenciones, así como a mejorar sus prácticas defectuosas de presentación de informes”.
La inversión climática cae en medio de las crisis
La inversión internacional en proyectos que abordan la crisis climática disminuye en un contexto de contracción mundial de las inversiones, indicó un nuevo estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Entre enero y septiembre de 2022, los sectores de mitigación y adaptación climática tuvieron, respectivamente, siete y 12% menos de nuevos proyectos anunciados, en marcado contraste con la fuerte aceleración del año anterior, según el reporte de la Unctad, con sede en esta ciudad suiza.
Los proyectos de mitigación representaron 94 % de las inversiones climáticas internacionales, mientras que los de adaptación continuaron muy rezagados.
La mitigación del cambio climático aborda los esfuerzos para reducir o prevenir las emisiones de gases de efecto invernadero, que recalientan la atmósfera; y la adaptación se refiere a los ajustes en los sistemas ecológicos, sociales o económicos en respuesta a estímulos climáticos reales o previstos, y sus efectos o impactos.
La mayor parte de las inversiones en mitigación se encuentran en energías renovables y, en menor medida, en proyectos de eficiencia energética.
Según el informe, “el cambio de combustibles fósiles a inversiones verdes para apoyar la transición energética corre el riesgo de sufrir un revés, debido a la pérdida de impulso en las energías renovables y los altos precios del petróleo y el gas”.
La tendencia a la baja en la inversión también está afectando a las industrias extractivas y la generación de energía basada en combustibles fósiles, donde el número de proyectos se redujo 16% en los primeros tres trimestres de 2022.
Pero el informe advierte que las altas ganancias de las multinacionales en estos sectores, combinadas con la actual crisis energética, podrían dar lugar a un renovado impulso para las inversiones en energía basada en combustibles fósiles, cuya producción exacerba el cambio climático.
Una indicación temprana de esa situación es el valor de las fusiones y adquisiciones transfronterizas en la industria extractiva, que se multiplicó por seis entre enero y septiembre de 2022.
Por otra parte, el análisis indicó que las economías desarrolladas representaron dos tercios de los acuerdos de financiación de proyectos internacionales y las inversiones totalmente nuevas en energías renovables.
Solo Europa representó más de la mitad de los proyectos de energías renovables, con más de 700 en los primeros tres trimestres de 2022.
América del Norte y los países en desarrollo de Asia atrajeron alrededor de 200 proyectos cada uno, mientras que América Latina y el Caribe y África recibieron alrededor de 150 y 100, respectivamente.
El informe fue publicado como insumo para la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se realizará en Sharm el Sheij (Egipto) del 6 al 18 de noviembre de este año.
“La tendencia negativa refleja un cambio en el sentimiento de los inversores debido a las crisis alimentarias, de combustible y financiera en todo el mundo, la guerra de Ucrania, el aumento de la inflación y las tasas de interés y los temores de una próxima recesión”, dijo el informe.
Una baja inversión junto a la desaceleración
La merma de la inversión climática se inscribe en un contexto de desaceleración de la inversión global para 2022, pues otro estudio de la Unctad mostró que los flujos de inversión extranjera directa (IED) en el segundo trimestre de 2022 alcanzaron un valor estimado de 357.000 millones de dólares.
Ese monto expresa una disminución de 31% con respecto a los primeros tres meses y 7% menos que el promedio trimestral de 2021.
Pero señaló que los flujos de IED durante la primera mitad del año aún aumentaron, ya que el fuerte impulso de crecimiento de 2021 continuó en el primer trimestre.
Los flujos de IED hacia las economías en desarrollo como grupo “mostraron cierta resiliencia”, aumentando 6%, a 220.000 millones de dólares.
Pero ese repunte fue impulsado principalmente por el crecimiento continuo en varias economías emergentes grandes.
América Latina y los países en desarrollo de Asia mantuvieron el impulso alcista anterior de IED.