Agenda feminista
El camello, la aguja y la primera mujer secretaria general de la ONU
La diplomacia de alto nivel que se practica en Naciones Unidas cuenta con rígidos cánones, pero a priori, la próxima secretaria General será mujer y, normalmente, latinoamericana, aunque la coyuntura se mueve rápido



Una versión 5.0 de un antiguo dicho bíblico dice: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que una mujer llegue a ser secretaria general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La proporción hombre/mujer para el puesto de secretario general es de nueve a cero. Y la presidencia de la Asamblea General (AG), el máximo órgano político de la ONU, tampoco se queda atrás.
“De sus 193 Estados miembros, solo cuatro mujeres resultaron elegidas como presidentas de la Asamblea», dijo a IPS el embajador Anwarul K. Chowdhury, especialista en los entresijos de la ONU, donde fue representante permanente de Bangladesh.
El resultado es de 73 hombres y 4 mujeres al frente la AG, lo que se afianzó cuando la Asamblea General eligió a otro candidato masculino, el húngaro Csaba Kőrösi, como su 77 presidente el 7 de junio y que cumplirá su mandato anual a partir de septiembre.
Desde 1945, las únicas cuatro mujeres elegidas como presidentas fueron: Vijaya Lakshmi Pandit, de India (1953); Angie Brooks, de Liberia (1969); Sheikha Haya Rashed al Khalifa, de Bahrein (2006), y María Fernando Espinosa Garcés, de Ecuador (2018).
Quizás a modo de compensación, la Asamblea General adoptó también en junio una resolución “por consenso” para conmemorar cada 24 de junio el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia.
Pero, ¿qué importancia tiene esta resolución?, ¿contribuirá a la llegada de la primera mujer al puesto de secretaria general de la ONU o a que haya más mujeres en la AG? o ¿es esta resolución otro ejercicio de inutilidad política?
Al presentar la resolución, la embajadora de Maldivas, Thilmeeza Hussain, destacó que «la participación de las mujeres en la toma de decisiones es absolutamente vital».
También añadió que, sin embargo, con demasiada frecuencia, a medida que las mujeres ascienden en el escalafón diplomático, se ven superadas por sus pares masculinos, incluso en la sede de las Naciones Unidas, donde solo representan una quinta parte de los representantes permanentes o embajadores de los 193 Estados miembros.
En la actualidad, solo hay 44 mujeres como embajadoras ante la ONU, frente a 149 hombres que ocupan ese puesto.
Todos los representantes permanentes son nombrados por sus respectivos gobiernos y cada Estado miembro se turna, por rotación geográfica, para presentar un candidato a presidir la AGP, en su mayoría sus embajadores ante el organismo y ocasionalmente sus ministros de Relaciones Exteriores.
Un antiguo diplomático de la ONU dijo a IPS que los aspirantes a presidir la AG son algunos de los más fuertes defensores del empoderamiento de género, mientras están en el cargo.
Pero paradójicamente ninguno de ellos, señaló, fue lo suficientemente generoso desde el punto de vista político como para rechazar su candidatura y convencer a sus respectivos gobiernos de que propusieran a una mujer para el puesto.
Mientras tanto, en una carta dirigida al presidente de la Asociación Internacional de Representantes Permanentes, el embajador Chowdhury recordó que ya en 2012 un grupo de ellos emitió un “Llamado a la Acción” pidiendo a la ONU una actuación urgente en cuatro áreas:
1. Nombramiento de una mujer como próxima secretaria general de la ONU. En sus 77 años de existencia, el organismo mundial ha fracasado estrepitosamente a la hora de elegir a una mujer para ese puesto. Es una verdadera vergüenza.
2. Nombramientos de mujeres como futuras presidentas de la Asamblea General. De sus 193 Estados miembros, solo cuatro mujeres fueron elegidas como presidentas de la Asamblea.
3. Elección de más mujeres como jefas de varios órganos de gobierno de la ONU, y,
4. Nombramiento por parte de los Estados miembros de más mujeres como embajadoras ante la ONU en Nueva York y Ginebra.
“La desafortunada realidad es que hasta ahora no se ha prestado mucha atención a esos planteamientos”, dijo Chowdhury, antiguo asesor especial principal del presidente de la Asamblea General de la ONU (2011-2012).
Purnima Mane, ex subsecretaria general de la ONU y directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dijo a IPS que una resolución de la Asamblea General de la ONU que reconoce la contribución de las mujeres a nivel mundial en cualquier sector es siempre un hito importante y debe ser aplaudida, especialmente cuando se aprueba por unanimidad y por consenso por la AG.
“El hecho de que Maldivas, que propuso la resolución, tuviera 191 copatrocinadores es encomiable y parece ser un récord para la actual sesión de la AG”, señaló.
Aunque este reconocimiento de las mujeres en la diplomacia es más que bienvenido, muchos se preguntarán por el momento en que se produce, especialmente porque la ONU está lidiando con una multiplicidad de crisis en la escena mundial.
Mujeres en la diplomacia
“Está claro que el mundo tendrá que desentrañar qué significa exactamente esta celebración de la mujer en la diplomacia y cuáles son los objetivos a los que se aspira en el escenario actual de los muchos retos a los que se enfrenta la ONU y en el contexto de la reforma de la ONU”, dijo Mane, una reputada experta en salud sexual y reproductiva que también fue presidenta y directora general de Pathfinder International.
Recordó que el razonamiento para asignar un día anual a la mujer diplomática establece que “es para celebrar a las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones que trabajan para el logro del desarrollo sostenible, la paz y la democracia”.
“Las mujeres están actualmente infrarrepresentadas en la mayoría de los niveles de las delegaciones nacionales y del cuerpo diplomático de la ONU, pero especialmente en los niveles superiores», remarcó.
Se dice que la representación de las mujeres embajadoras ha subido del 16 a 22% desde 2018, planteó Mane, pero la realidad es que esas cifras son terriblemente bajas y las mujeres siguen estando muy poco representadas en los puestos diplomáticos en la mayoría de los países.
Canadá y Suecia, señaló, han logrado la igualdad de representación en el cuerpo diplomático y, según los registros disponibles, Reino Unido, Noruega y Sudáfrica no están muy lejos, pero la mayoría de los países tienen mucha tarea para ponerse al día.
En este sentido, consideró, la conmemoración anual de la mujer diplomática podría ser un empujón para los países, a fin de que se tomen más en serio la cuestión de la representación de las mujeres en las funciones diplomáticas y se centren también en proporcionarles un entorno propicio para trabajar, “cuestión en la que se sabe que existen importantes lagunas”.
En ese sentido, Chowdhury calificó como “muy energetizante” el estallido de aplausos que siguió a la adopción de la resolución que proclama ese día anual, que resalta la importancia de «la participación activa de las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, en todos los niveles de la toma de decisiones».
Pero criticó como muy decepcionante la inclusión de una frase en la misma resolución en la que se subraya que el coste de todas las actividades de la ONU que puedan derivarse de la observancia del Día «debería sufragarse con contribuciones voluntarias».
A su juicio, es una mísera suma de recursos lo que se necesita para la celebración y los departamentos de la ONU involucrados tienen presupuesto para sufragar estos gastos.
“Además, creo que el presupuesto ordinario del Departamento de Comunicación Global debería incluir siempre la celebración de los días internacionales proclamados por la Asamblea General», dijo Chowdhury.
Mane, por su parte, cree que hay que reflexionar “por qué la mujer en la diplomacia se considera una prioridad relevante en este momento de la historia de la ONU».
“¿Es la motivación principal de esta resolución el empuje para cambiar la realidad de que el máximo cargo de la ONU, el de secretario general, nunca ha sido ocupado por una mujer y que solo cuatro mujeres han presidido la Asamblea General en comparación con 73 hombres?”, se preguntó.
“¿O se trata de un deseo de reconocer la amplia y significativa contribución de las mujeres en todos los procesos diplomáticos y de una aspiración a empujar a todas las partes de la ONU y a los gobiernos a hacer más?”, inquirió.
Bolivia y la representación política femenina
Bolivia es uno de los países que aplica a rajatabla la paridad en las listas, eso sí, solo para los cargos legislativos. Es así que tanto la Asamblea Plurinacional como las Asambleas Departamentales y los Concejos Municipales gozan de la práctica paridad plena.
Ahora bien, a la hora de ejercer poder en esos mismos Concejos y Asambleas, es decir, acceder a los cargos de presidencia, la balanza sigue inclinándose hacia el hombre.
De acuerdo a los datos de la Coordinadora de la Mujer, apenas el 6,5 por ciento de los Gobiernos Municipales del país son gobernados por una mujer; en Tarija solo Sara Armella en El Puente como lo fue Gladys Alarcón en Yunchará en la anterior gestión.
Además, solo 13 de 44 Viceministerios son ocupados por mujeres y apenas 3 de 17 Ministerios.
En Tarija el Gobernador buscó un gabinete paritario, no así las subgobernaciones, que son ocupadas por hombres.
Mujer latinoamericana, la próxima secretaria General
La rotación del cargo de la secretaría General de las Naciones Unidas junto a la tradición de que también ocupe dos periodos consecutivos, algo que pocas veces no ha sucedido, hace que sea más o menos predecible el origen del futuro secretario. O secretaria. Además, aunque no está escrito, está comúnmente aceptado que el secretario General de la ONU cuenta con el visto bueno del presidente saliente de EEUU. Los candidatos deben haber ejercido cargos relevantes en sus gobiernos y tener experiencia multilateral. Es difícil que un primer ministro de un país central dirija la ONU, pero no de un país periférico.
En el caso del actual secretario General elegido en 2017 y reelecto en 2021, Antonio Guterres, es portugués y fue primer ministro entre el 95 y el 2002; después se recicló en la Unión Europea. Es socialista, por lo que se supone contó con el visto bueno de Barak Obama. Respondía al perfil latino que se planteaba en el momento, aunque finalmente en las negociaciones se impuso el candidato europeo (Italia, Grecia, España o Portugal) y no otros de América Latina.
Guterres sucedió a Ban Ki Moon, de origen surcoreano y este a Kofi Annan, de origen ghanés, ambos con buenas relaciones con Estados Unidos en tiempos belicosos.
El antecesor de Annan fue el egipcio Butros Ghali, también africano, pero árabe y uno de los pocos secretarios que no revalidó su cargo en 1996, aparentemente vetado por la administración de Bill Clinton.
El antecesor de Ghali fue el peruano Javier Pérez de Cuéllar y el anterior el austriaco Kurt Waldheim, por lo que el europeo Gutérres cierra el círculo de los turnos rotatorios por continentes e invita a deducir que el próximo secretario general debe Latinoamericano.
Expertos en diplomacia dan por hecho que será una mujer precisamente por lo expuesto y por turno, creen que corresponde a alguien de Centroamérica, pero la debilidad de currículums femeninos en una región altamente machista y con muy pocas mujeres en cargos decisorios lo complica. La costarricense Christiana Figueres, figura clave de la negociación de los Acuerdos Climáticos de Paris precisamente con la ONU y la directora Alicia Bárcena, actual secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas, son las dos mejor colocadas para asumir el puesto.
Mirando más al sur, la que fuera canciller de Mauricio Macri y con amplio camino en Naciones Unidas, incluyendo su posición de jefa de gabinete de Ban Ki Moon, Susana Malcorra y la propia Michelle Bachelete, actualmente Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ex directora de ONU Mujeres, están también entre las favoritas.
Claro que ante la poca fuerza de la región, que no logra influir a través de sus propios órganos de integración como la CELAC en la coyuntura internacional, cabe la posibilidad de que se considere que Gutérres cumplió el rol de latino por hablar portugués y el turno pase de largo volviendo a Europa.