Para entender

Despierta agradecido

¿Sientes el latir del corazón?

Cierra tus ojos concéntrate en tu pulso,

baila al compás de su ritmo.

Al agitarse tu cuerpo sacude todo lo que sobre,

pensamientos negativos, malas vibras, pesares.

Acércate a la ventana.

Permite a tu cara pintarse con un rayo de sol.

Despéinate con el viento.

Qué tal un café para consentir tu olfato y gusto.

¡Respira amor y exhala gratitud!

La vida es muy corta para pasarla mal.

Los retos diarios construyen nuestro andar,

el presente es el pasado que tanto nos preocupaba ayer,

y el futuro lo estamos armando ahora.

Decía mi abuela: si tu problema tiene solución ¿para qué te preocupas? Y si no la tiene, igual ¿para qué te preocupas?

No es sencillo, lo sé y cada uno carga su costal, la fortuna aquí es la capacidad de cada quien de decidir qué sacar, qué soltar, hace tiempo que voy tan ligera de equipaje.

Lo cotidiano, lo sencillo, como observar los azules apacibles en el cielo, la furia del mar, lo luminoso del trueno, el vuelo de águila, la visita de un colibrí, somos y pertenecemos a un todo, en nuestro ente humano vibra y resuena la furia, la luz, la calma, las alas para elevarse y alcanzar nuestros sueños.

Somos retazos de un todo, somos ensambles de melodía divina, somos y damos vida o muerte a lo que tocamos, hacemos y vibramos.

Es tan sencillo como aprender que: ¡la vida no se entiende, se siente!


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