Desde la Ciudad de los Reyes a la Villa De San Bernardo de la Frontera

Es bueno saber que el valle central de Tarija, o la Villa de San Bernardo de la Frontera, fue, durante la colonia, poblada por hombres y mujeres que llegaron desde la Ciudad de los Reyes. Si, así como lo está leyendo. Pero… ¿Cuál es o fue dicha Ciudad de los Reyes? Es la ciudad de Lima, hoy capital del Perú. El “conquistador” Francisco Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes, cuyo nombre precolombino era Limaq o Rimaq, que significa río hablador, nombre que, con el pasar de los años, terminó convirtiéndose en “Lima”.

 Continuando con la investigación pertinente, llegamos a la conclusión, que, en estas tierras chapacas, en aquel entonces, en la Villa de San Bernardo se asentaron y echaron raíces limeños y limeñas. Ustedes me preguntarán en que se basa mi afirmación. Pues en varios años de indagaciones que tuve la ocasión de hacer, entre ida y venida a la ciudad de Lima donde radicaba y a la Ciudad Tarija, donde hoy habito. A causa de esa investigación llegué a la conclusión, de que el valle central de Tarija, en aquel entonces “Villa de San Bernardo de la Frontera”, fue poblada por inmigrantes limeños.

Cuando un grupo de personas migra, lo hace portando consigo su cultura, sus tradiciones y costumbres, su religiosidad y gastronomía. Es lógico y cierto.

Así pues, a finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII, llegaron a estos valles algunos habitantes desde el virreinato de Lima. Estos nuevos habitantes, asentados en el valle central de Tarija, tuvieron, como primer requisito de sobrevivencia la comida, por eso aquí les hago conocer una de mis primeras investigaciones sobre el origen de la gastronomía tarijeña ya que tuve la ocasión de publicar algunas líneas sobre el tema. Cito dicha publicación.

“Como todos sabemos, el Virreinato más cercano se asentó en Lima y, desde allí, se propició el saqueo de nuestras riquezas. Se explotaron las minas perforando los “Apus”, entre ellos el Cerro Rico de Potosí, cerro que durante tres siglos llenó de oro a la hoy muy enriquecida Europa.

En ese entonces el control colonial se daba desde el virreinato limeño o el bonaerense. Una pequeña aristocracia privilegiada y algunos aventureros saqueadores se asentaron en la ciudad colonial de Potosí, aportando de algún modo a la gastronomía del lugar donde vivían.

Los españoles, que administraban nuestras tierras y suministraban de oro y plata a España, partían de vez en cuando de vacaciones rumbo hacia la ciudad de Lima, pero, como el lector podrá imaginar, el viaje se realizaba a lomo de caballo y en carreta, tomando muchas semanas hasta llegar a la sede de los Virreyes.

Cansados de esos viajes, los aristócratas y opulentos señores decidieron buscar un lugar más cercano, un valle agradable y acogedor que responda a sus expectativas, un pueblo de clima agradable donde sea posible disfrutar de un buen vino, de ríos calmos y frescos riachuelos, cuyas verdes comarcas emulen los lares de España. De este modo llegaron a la chura Tarija.

Así nació el mundo gastronómico de los valles y de los pueblos que se levantaban en las faldas de la cordillera de Sama, valles y pueblos que comprenden y forman parte del Departamento de Tarija. Los administradores virreinales, nobles, plebeyos, aventureros, clericales y, en general, los saqueadores de las minas de Potosí se asentaron en el acogedor pueblo de Tarija, trayendo sus costumbres y cultura. Y una esas costumbres es la gastronomía. La migración de las personas transporta consigo su cultura gastronómica.

De esta manera la chura Tarija se vio invadida de nuevos habitantes provenientes del Virreinato de Lima, enriqueciéndose de nuevos sabores culinarios. Así por ejemplo, tenemos el plato de chanfaina que también es disfrutado en los hogares limeños, la ranga-ranga, cuyo equivalente en Lima es el cau-cau, o el callo madrileño de evidente origen español, cuyos ingredientes son prácticamente los mismos; los tamales que, por cierto, en la ciudad de Lima han evolucionado de forma distinta en la forma de hacer la envoltura, pues se hace en hoja de plátano y de tamaño más grande; las humintas o humitas también se modificaron, aunque estos platos ya formaban parte de la comida precolombina, pues se afianzaron, con la llegada de los españoles, las carnes o aves preparadas a la olla, siendo el ingrediente principal el ají panca, picante molido, y la patasca con mote de maíz; la carbonara de zapallo o locro de zapallo, como se le llama en Lima, y muchos otros platos más, hoy convertidos en platos típicos de nuestra región.

Es evidente que la comida tarijeña tiene influencia limeña ya que ambas gastronomías son más que parecidas. No queda duda que la gastronomía del valle Tarijeño se ha visto enriquecida y fortalecida con la llegada de los españoles, cuyos descendientes viven aún en la ciudad y pueblos circundantes”.

Yo me imagino que los nuevos habitantes, una vez asentados en su nuevo hogar, tenían la nostalgia de haber dejado su antiguo hogar, su anterior pueblo y  se fueron acomodando y marcando territorialidad con sus recuerdos, es así que comenzaron a poner  nombre al lugar donde hicieron sus moradas y debido a dicha nostalgia nacieron los nombres de las comunidades: Comunidad de Ancón, Comunidad de El Barranco, Comunidad de San Isidro, Comunidad de la Victoria, Comunidad de Santa Ana, o Santa Anita, así como los barrios, el Molino y  Miraflores.

Ello, solo por nombrar algunas de las comunidades o barrios del valle de Tarija. Es posible que esté olvidando algún nombre importante, pero como ejemplos creo que bastan.

Hoy la ciudad de Lima (que por cierto, como lo vimos, no debe su nombre al cítrico) tiene más de 10 millones de habitantes y como es de suponer los nombres antes mencionados de las comunidades, cuyos pares se encuentran en la ciudad de Lima, ahora son municipios con sus propias alcaldías y administraciones. Ahí tenemos, Ancón, Barranco, San Isidro, la Victoria, Santa Anita, la Molina y Miraflores, entre otros.

Otra prueba que tengo y puede ser un aporte a la historia de Tarija, son los caballos de paso peruano, o los caballos peruanos de paso, que se pueden encontrar en el pueblo de San Lorenzo. Llegaron junto a los nuevos habitantes en la época de la colonia y de ese modo también llegaron las celebraciones religiosas, como ser: el Señor de los Milagros, fiesta religiosa que se celebra en algunas comunidades del Valle de Tarija.


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