El balance climático global en la mira

El planeta está viviendo un momento de incertidumbre climática alarmante, basta escuchar que este año se batirían (talvez ya se batieron) los extremos de temperatura en diversas partes del mundo, particularmente en el hemisferio norte, aunque la situación que alcanzo nuestro vecino Uruguay ante la sequía y la falta de agua nos muestra que el problema esta ya en nuestras narices, sin olvidar que el caso uruguayo también esta vinculado a un manejo irracional del agua que priorizó la dotación a las industrias y empresas y no así a las poblaciones.

En ese contexto este año es de trascendencia, puesto que se llevará a cabo lo que se denomina el Balance Climático Global (Global Stocktake), que debe realizarse cada cinco años, y que se constituye en una evaluación del progreso del mundo para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Recordemos que el Acuerdo de Paris compromete a los países a través de sus Compromisos Nacionalmente Determinados (NDCs por sus siglas en inglés) a reducir sus emisiones de manera sustantiva para alcanzar que el umbral del calentamiento de la temperatura global no alcance los 2°C y mejor si sólo alcanza 1.5°C. Además de proteger a los pueblos del cambio climático y generar flujos de recursos financieros para la acción climática.

Este primer Balance Global será presentado en la próxima Reunión de las Partes de la Convención del Cambio Climático, denominada la COP28, a finales de este año en Dubai, paradójicamente una de las capitales de los Emiratos Árabes donde la riqueza alcanzada fue a través del auge de los combustibles fósiles, principal combustible generador de gases de efecto invernadero y causante del calentamiento global y por ende el cambio climático.

En ese contexto las evidencias cada vez son más clara, las emisiones siguen aumentando y las poblaciones no están preparadas para manejar los crecientes impactos climáticos que en el último reporte del Panel de Expertos del Cambio Climático se reafirma señalando que “los fenómenos extremos relacionados con el calentamiento global tendrán consecuencias nefastas irreversibles, ya que no se han tomado las medidas suficientes por parte de los gobiernos para mitigar los gases de efecto invernadero”.  A ello se debe sumar el hecho de que no hay suficiente financiación adecuada para llevar a cabo la acción en el lugar correcto y rápidamente, pese a los compromisos (no cumplidos) de los países desarrollados que deberían haber aportado al Fondo del Clima con 100,000 millones de dólares anuales desde 2020.

Por tanto, el mundo estará atento a la COP28, para ver cómo responden los gobiernos a esta situación.  Si no es mucho pedir, pensando positivamente, es una oportunidad para que los países intensifiquen drásticamente sus acciones para estar a la altura de la urgencia de la tarea que tienen entre manos y nos referimos a los Estados Unidos, la China, la Unión Europea, Japón, Australia, Canadá y otros.  Un paquete de resultados en respuesta al Inventario Global puede corregir el rumbo de la acción climática global para 2030 y más allá, así como una franca y menos burocrática asignación de recursos económicos para los países en vías de desarrollo que sufren con mayor fuerza el embate del cambio climático.

Está claro que este Balance Global pondrá al desnudo la enorme brecha existente para alcanzar la meta del Acuerdo de Paris y por tanto será necesario que los responsables históricos y actuales del cambio climático puedan mostrar una mayor ambición climática entre 2030 y 2035 reduciendo al menos 60% de sus emisiones. También será necesario un cambio radical en el uso de combustibles fósiles hacia energías limpias triplicando el uso de energías eólicas y solar. Asimismo, recursos financieros para apoyar una transición justa para la energía limpia y que la industria evidentemente cambie hacia el uso de energías renovables deberán ser parte del urgente menú para no transitar a un punto de no retorno.

El financiamiento con más del doble de recursos para la adaptación al cambio climático en los países más vulnerables y fondos para apoyar a las comunidades bajo el mecanismo de pérdidas y daños debe ser prioritario exigir. No se debe perder de vista que los mecanismos legales tanto de la Convención del Clima, como del Acuerdo de Paris exigen que en el marco de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, los países desarrollados deben apoyar a los países en desarrollo con una adecuada provisión de financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades, que también serán evaluadas en el Balance Climático Global de este año.

 

OPR


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