El dilema energético, económico y ambiental

Que difícil debe ser para los conductores de las naciones desarrolladas tomar decisiones en momentos en que la crisis mundial energética por razones del bloqueo económico a Rusia a raíz de la guerra con Ucrania, los procesos inflacionarios generados por las secuelas del COVID y los desastres ambientales que se viven por efectos climáticos y ambientales, los están poniendo en jaque, aunque no se debe olvidar los intereses políticos que tienen de por medio.

Imaginémonos ahora a los presidentes de los países en desarrollo a los cuales se les debe sumar las limitaciones económicas, tecnológicas y por supuesto las deudas ante los organismos financieros internacionales, que hoy en día plantan bandera de exigencias de medidas económicas que pueden generar mayor incertidumbre económica y social. Esto los coloca en un escenario mucho más difícil.

La realidad no es diferente para nuestro país, el gobierno este cercado por la necesidad de garantizar combustibles subvencionados para lo cual debe importarlos a precios internacionales lo que pondría en riesgo un conjunto de indicadores económicos, por lo que se apuesta a un despeje económico, apoyado en el consumo interno y en la exportación de otros productos mineros y agrícolas (naturalmente con la esperanza de ingresos por el litio a corto y mediano plazo), lo que esperamos sea sostenible. Sin embargo, Bolivia está sufriendo una vez más los embates de la naturaleza que está acabando con la biodiversidad y ecosistemas por efecto de los incendios forestales (similar situación que otros países de la región), sin olvidarnos de las cada vez mayores evidencias de contaminación de los cuerpos de agua por efecto de una minería inescrupulosa.

En ese contexto energético-económico-ambiental, se debe pensar en medidas que rompan ese cerco de la dependencia de los combustibles fósiles, con energía de menor costo y ambientalmente amigables. Ante ello se planteó el uso de los biocombustibles, en el entendido que éstos resolverán los problemas.

Sin embargo, los biocombustibles se constituyen en un dilema económico y ambiental ya que, si bien pueden generar beneficios especialmente en términos de sustituir importaciones, por otro puede resultar en una cadena de impactos ambientales como deforestación, cambio en el uso del suelo, pérdida de biodiversidad, inseguridad alimentaria, inclusive contaminación por compuestos nitrogenados en el suelo que también emiten gases invernadero. Por ello es importante saber que tecnología se utilizará. Por ejemplo, sólo reciclar aceites vegetales usados puede ser interesante o residuos orgánicos de la basura, pero la escala de estos puede ser muy pequeña para una producción grande. Por tanto, habría que poner en la balanza estos aspectos en la toma de decisiones, que sin duda no son menores.

También se dice que el uso de los biocombustibles ayudará a reducir emisiones de gases invernadero, pero tampoco es así ya que al habilitar áreas para cultivos de materia prima se generaría deforestación lo que implica mayores emisiones de gases invernadero, por tanto, a ese nivel también se debe hacer un balance. Más aún si esto pudiese incentivar el avance de la frontera agrícola, más eventos extremos como sequías e incendios forestales y sus impactos consecuentes.

Pensando propositivamente, no estaría mal buscar soluciones complementarias de múltiples tecnologías a escalas diferentes y progresivas, como la energía renovable que debe incentivarse más con plantas eólicas, fotovoltaicas e hidro energéticas, que los entes financieros internacionales deberían subvencionar en el contexto del fondo verde del clima y que el país debería presionar para acceder favorablemente a las mismas. El uso de biocombustibles podría ser apoyado, pero con un uso parcial y bien controlado y monitoreado, como ocurre en Europa.

Los momentos de crisis donde los dilemas para la toma de decisiones se hacen complejos, pueden constituirse en oportunidades de innovación donde debe primar el bienestar de las mayorías, que implica, sin lugar a duda, la conservación del entorno, la protección de los recursos naturales y la lucha contra el cambio climático.

 

 


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