La lucha contra el cambio climático en picada

Los esfuerzos mundiales por reducir el cambio climático a través del Acuerdo de Paris, que necesariamente no era lo mejor en términos de resultados pero al menos era una aspiración que la humanidad se trazó, empieza a desmoronarse debido a un complejo de decisiones económicas y políticas de escala mundial.

Las consecuencias económicas de la guerra entre Rusia y Ucrania está poniendo en vilo a los países de Europa, particularmente en términos de energía y sus costos, lo que enciende una espiral impresionante en otros ámbitos como la agricultura, la industria y el transporte entre otros.

Esto está llevando a que países como Austria, Alemania y Francia estén iniciando la autorización de reabrir sus plantas a base de carbón, lo que implicaría reiniciar acciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y por tanto el incumplimiento de los Compromisos  Nacionalmente Determinados (NDC por sus siglas en inglés) que comprometieron bajo el Acuerdo de Paris.

Asimismo, una nueva acción de parte de la Unión Europea (supuestamente para alcanzar la neutralidad del carbono al 2030) pone en riesgo los avances hacia una energía limpia, al haber aprobado el nuevo sello verde para las energías nuclear y del gas, aunque señalen que es momentáneamente, lo que se considera un retroceso monumental, especialmente por el riesgo que implica la energía nuclear y por los niveles de emisión de metano y dioxido de carbono que genera el gas como combustible (el metano tiene un potencial de calentamiento global 25 veces más alto que CO2), lo que implica que las repercusiones sobre el cambio climático y la necesidad de reducir emisiones de GEI para no sobrepasar en el corto y mediano plazo el umbral de 1.5 grados de elevación de la temperatura del planeta estará mucho más lejos.

En otro frente, los republicanos del Congreso Americano, que responden a intereses petroleros, se disponen a torpedear la política demócrata del presidente Biden frenando, entre otras, la iniciativa de elevar impuestos a los ricos y las grandes corporaciones para implementar la política de cambio climático. Esta postura republicana, mas allá del interés político, se apoyaría en la crisis económica mundial, pero también en la doble moral de Biden que se movilizó por conseguir mas petróleo en Arabia Saudita e incluso de Venezuela.

El panorama político y económico, junto a los intereses corporativos, son una vez más los encargados de colocar al planeta en una caída en picada de la cual es una incógnita saber como saldremos.


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