Los huevos de la serpiente
A finales del pasado año, llegaba desde Brasil, la inquietante noticia que uno de los hijos de Bolsonaro elegido en las elecciones pasadas como el presidente de aquel país, daba por hecho que durante la presidencia de su padre, se aprobaría en el parlamento brasilero y por tanto se incorporaría al sistema jurídico brasilero mediante una ley expresa, la pena de muerte, abolida desde hacía mucho.
Aunque, para tranquilizar las aguas, salió casi inmediatamente el mismo padre a desmentir tal noticia o primicia. Seguramente después de escuchar a sus consejeros religiosos y políticos, dado el impacto negativo que habría causado semejante apuesta, en una buena porción de votantes religiosos pertenecientes a las iglesias neopentecostales supuestamente abanderadas por el amor a Jesus y al prójimo, por un lado, y por el otro, porque Brasil ha suscrito acuerdos y convenios internacionales a los que está en la obligación de someterse y cumplir salvo, claro está, que cambie la política de derechos humanos lo que obligaría a despegarse de tales obligaciones.
Sin duda, que tal planteamiento hecho público por uno de sus hijos, no hace otra cosa que confirmar que junto a sus otros hermanos heredaron sobradamente el carácter autoritario de su padre, confirmando aquel viejo adagio popular que dice “hijo e tigre tenía que ser”, o lo que es peor heredaron desde pequeños e incluso antes de nacer …..
Y es que ciertas actitudes que tiene el padre con sus hijos, como aquella de apodar al hijo mayor como “pitbul”, nombre de raza de un perro sumamente agresivo y peligroso, lejos de banalizar o dejar de prestarle atención, dejan al descubierto como muchas de las conductas del progenitor vienen siendo asumidas por los hijos desde temprana edad. En Bolivia y muchos otros lugares, los “pitbul” son famosos por haber herido y matado a personas, niños y ancianos, llegando al extremo de haber hecho lo mismo con sus propios dueños.