Hacia un periodismo boliviano de compromiso y de respeto

A 83 años de promulgado el Decreto Supremo del entonces presidente boliviano, Germán Busch, declarando Día del Periodista Boliviano el 10 de mayo, acudimos a un escenario complejo en el ejercicio y reconocimiento del periodismo.

La crisis multidimensional que vive nuestra sociedad en el país desde la salud, economía, educación, política, entre otras, transversalizada por el ejercicio profesional en general y por el periodismo en particular aún no  se acomoda y menos aún encuentra respuestas certeras a una nueva normalidad que no solamente requiere dinamizar la economía, sino también repensar el rol de los medios, la información y la situación de quienes producen y ayudan en la circulación de la información: los y las periodistas bolivianas.

El último año nos sirvió para identificar las restricciones permanentes que se dieron a la libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad de información. Acciones y actividades fundamentales para el ejercicio periodístico. Aunque, Latinoamérica toda y, Bolivia en particular vivieron efervescentes sucesos de disputas políticas, demandas ciudadanas, movimientos sociales, activismos mediáticos digitales, entre otros acontecimientos, el trabajo periodístico estuvo allí, atestiguando las visiones y realidades, amplificando las denuncias y graficando las tragedias alrededor de una pandemia poco prevista pero anunciada a gritos por muchos inconformismos sociales poco escuchados.

La inexperiencia en el manejo de la multidimensional crisis, hizo que el periodismo sea un foco de atención para los gobiernos en todos sus niveles, por ello, tratar de controlar la información, concentrar la información oficial, desconocer el dato extraoficial pero real, y limitar el acceso y difusión de información fue parte de las restricciones que se vivieron en el ejercicio periodístico y que evidentemente, afectaron el desenvolvimiento regular del periodismo boliviano.

En medio de las protestas políticas y sociales que convulsionaron el país también en estos últimos 12 a 18 meses, los y las periodistas en el país fueron amenazados, violentados, limitados en su trabajo cotidiano.

Por otro lado, desde instalada la pandemia, las organizaciones de periodistas, comunicadores y medios de comunicación, trataron de poner en evidencia la desprotección de los y las periodistas bolivianas, expuestos a contagios, con inestabilidad laboral, sin seguro de vida, sin los elementos de bioseguridad para la rutina periodística de cada día, y la restricción a las fuentes de información por el peligro de contactos y contagios de Covid-19.

En síntesis, este panorama marcó la desproporción entre la responsabilidad asumida por el periodismo y sus trabajadores frente a las necesidades sanitarias, económicas, y políticas principalmente, lo cual dejó al descubierto que hay mucho camino por recorrer y que no se puede esperar más. Primero es necesario asumir y debatir el tema de la jerarquización de la profesión lo que amerita considerar el respeto y valoración de la práctica periodística, una labor de mediación, de representación, y muchas veces de denuncia y  búsqueda de soluciones. Segundo, y muy cercano a la jerarquización, se encuentra el respeto por la labor periodística, que en su dimensión de compromiso social, representa los intereses de la sociedad. Tercero, pero no menos importante, es fundamental el equilibrio del trabajo periodístico y las necesidades de su reconocimiento a nivel seguridad social, estabilidad laboral,  carrera profesional, entre los principales derechos.

Si bien los aspectos enunciados tienen que ver con la dignidad del/la periodista boliviano/a, éstos/as se encuentran frente al compromiso de desarrollar un trabajo en función de su mérito, capacidad, idoneidad, honestidad, ética y perfeccionamiento profesional, aspectos que deben acompañar el trabajo y compromiso de los periodistas en el país. Todo ello, puede y debe asentar en una labor idónea en función de una sociedad también que merece calidad de información. Hoy precisamos más que nunca un periodismo de investigación, de datos, de soluciones, del reflejo de las verdades frente a las temibles fake news.

Es un camino de responsabilidad y respeto que no se puede recorrer solos, necesitamos compromiso real de un conjunto de actores. Hoy, el día del periodista boliviano, puede ser un día especial para comenzar este recorrido.

* Colegio de Profesionales en Ciencias de la Comunicación de Tarija


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