La llegada de Evo en el Sur

El 11 de noviembre de 2019 quedará en nuestra memoria con una imagen, Evo Morales el presidente que por más tiempo estuvo en el poder, renunciaba después de días de protestas, un motín policial y una petición pública de renuncia por parte de las Fuerzas Armadas, pero además con pocas personas alrededor suyo en aquel momento.

En los meses posteriores a la elección de 2019 y sin poder ser mejor expresado que por James Dunkerley en referencia a que “Bolivia es el país donde todo puede pasar y pasa” vimos importantes vaivenes que terminaron con el retorno de Movimiento al Socialismo al gobierno.

Un aplastante 55% que entre otras cuestiones derrotó la narrativa que construyeron los sectores conservadores en 14 años de gobierno del MAS, incluyendo, el imaginario que se construyó sobre que lo que ocurrió en noviembre fue “una revolución contra el tirano”, en conclusión, volvimos a fojas cero.

Mientras tanto en Tarija el MAS perdió por muy poco en la elección de 2019 (42,70% CC y 40,2% MAS) y se logró mantener en 2020 pese a la victoria de Carlos Mesa (50,24% CC y 41,62% MAS), elecciones que transcurrieron sin novedad en ambos casos y con una destacada eficiencia por parte del TED el 2020.

Tarija siempre fue considerada una plaza dura para el Movimiento al Socialismo por las características del elector urbano, en su mayoría migrantes tanto del interior del departamento, como del interior del país, sujeto que intenta adaptarse en un medio, que basa su sistema de estratificación social en resabios coloniales.

Además de la instalación en el sentido común del citadino, de una narrativa que se convirtió en hegemónica, que buscaba generar la percepción que el gobierno de Morales era el culpable de todos los males del departamento, reforzado además por la falta de comunicación del mismo gobierno.

Sin embargo, pasó 1 año y Luis Arce fue posesionado el 08 de noviembre como el sexagésimo séptimo presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, con muchos invitados internacionales y expectativa, al mismo tiempo se había anunciado el retorno al país de Evo Morales para el día siguiente (09 de noviembre).

La sorpresa con la llegada de Evo, no estuvo en la expectativa que haya generado ni en los 3 días de caravana que dispuso, sino en las personas que estuvieron cerca del mismo para dicho acontecimiento, en el cual resaltan 3 personas ligadas a Tarija.

El primero es Álvaro Ruiz, alcalde de Uriondo y presidente de la FAM Bolivia, tuvo además su momento estelar en la organización del debate presidencial del mes de octubre. Fue el encargado de la coordinación de todo el evento de retorno de Morales, fue incluso agradecido en redes sociales por el ex mandatario por la organización de su retorno.

De igual manera Pilar Lizárraga, académica y directora de Comunidad de estudios Jaina, una ONG que trabaja con el pueblo campesino de Tarija desde hace varios años, fue la encargada de la reimpresión y distribución oficial en Bolivia del libro de Evo Morales “Volveremos y Seremos Millones” estuvo presente de igual manera en la caravana de Morales.

Patricia Hermosa, joven tarijeña, abogada y ex jefa de gabinete de Evo Morales, perseguida política por el gobierno de Janine Añez, fue también parte de la coordinación de todo el retorno de Evo, además de mujer de confianza del ex mandatario.

Además de la siempre numerosa delegación del trópico de Cochabamba en la caravana se podría decir que la delegación tarijeña fue de lejos la más amplia, lo que nos daría a pensar en la mirada estratégica del ex mandatario en la región, pero sin duda la posibilidad de poder acercarse como nunca pudo hacerlo al departamento.

Siendo hoy un MAS y un Evo Morales que deben repensar muchos de los aspectos fundamentales de su proyecto político, fundamentalmente en relación a una mayor inclusión de las ciudades, la inclusión de las periferias del país y la renovación etaria de sus cuadros políticos.

Algo está claro y es que la Bolivia de 2020 no es la Bolivia que dejó Evo el 2019, ni mucho menos la de principios de siglo, y Tarija una plaza siempre dura para el MAS y golpeada desde hace un tiempo por la crisis económica fruto de la caída de los precios del gas y una mala gestión de los ingresos deberán una vez más dar cara a la historia del país.


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