Semana Santa
Francisco llama a buscar a Cristo vivo en cada rincón de la existencia



En una emotiva celebración de Pascua, el Papa Francisco instó a los fieles a buscar a Cristo resucitado en la vida cotidiana y no en el pasado. Desde la logia central de la Basílica de San Pedro, donde dirigió su tradicional bendición “Urbi et Orbi”, el Pontífice proclamó con alegría: “¡Cristo ha verdaderamente resucitado! ¡Feliz Pascua!”.
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”.
Estas fueron las breves y sentidas palabras del Papa Francisco al asomarse este Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, a la logia central de la Basílica de San Pedro para la bendición "Urbi et Orbi" (de la ciudad de Roma al mundo entero).
Más de 35.000 personas colmaron la Plaza de San Pedro, adornada con flores y signos de esperanza, para celebrar el anuncio central de la fe cristiana, según reporta el digital vaticannews.
Debido a su convalecencia en Casa Santa Marta, el Papa Francisco encomendó la celebración de la Misa de Pascua al cardenal Angelo Comastri, quien leyó la homilía escrita por el Pontífice.
En ella, Francisco recordó que “la Pascua no es una historia del pasado”, sino una invitación a salir, a buscar a Jesús “en el rostro de los hermanos, en lo inesperado y en los pequeños gestos de amor”
La liturgia comenzó con la apertura del icono del Santísimo Salvador y el canto del "Aleluya", que resuena de nuevo tras su ausencia durante la Cuaresma. Una de las novedades de esta Pascua fue la lectura de la homilía, preparada especialmente por el Papa Francisco para esta ocasión.
La liturgia comenzó con la apertura del icono del Santísimo Salvador y el canto del "Aleluya", que resuena de nuevo tras su ausencia durante la Cuaresma. Una de las novedades de esta Pascua fue la lectura de la homilía, preparada especialmente por el Papa Francisco para esta ocasión.
Cristo vive: hay que buscarlo
En su sermón, Bergoglio subrayó dos aspectos fundamentales del anuncio pascual. El primero: Cristo ha resucitado, está vivo. Por eso, no debemos buscarlo en el sepulcro. No se trata de una bella historia del pasado ni de un héroe para recordar o una estatua para admirar.
Todo lo contrario: hay que salir a buscarlo. Buscarlo en la vida diaria, en el rostro de los hermanos, en lo cotidiano, en lo inesperado. Buscarlo en todas partes, excepto en el sepulcro.
"Buscarlo siempre", insistió el Papa Francisco en su prédica. Porque si ha resucitado, entonces está presente en todo lugar. Habita entre nosotros, se revela —y también se oculta— en las personas que encontramos cada día, en los momentos más sencillos e impredecibles de la vida.
"Él está vivo y permanece con nosotros", añadió, "llorando con quienes sufren y multiplicando la belleza de la vida en los pequeños gestos de amor de cada uno".
El Sucesor de Pedro destacó: "Esta es la esperanza más grande de nuestra vida: que podemos vivir nuestra existencia —pobre, frágil y herida— aferrados a Cristo, porque Él ha vencido la muerte, vence nuestras tinieblas y nos lleva a vivir con Él en la alegría, para siempre".
Finalmente, el Papa recordó que el Jubileo es una oportunidad para renovar la esperanza. No una esperanza abstracta o superficial, sino una fuerza viva que se encarna en medio de nuestros sufrimientos, preocupaciones y cansancio. Estamos llamados a dejarnos transformar por ella, a mirar el mundo con nuevos ojos, y a contagiar esa esperanza a quienes nos rodean.
No podemos permitir que el corazón se encierre en ilusiones pasajeras ni en la tristeza. Debemos correr, llenos de alegría, al encuentro de Jesús.