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La reconstrucción del estado plurinacional

Después de haber vivido las elecciones del 18 de octubre, parece ineludiblemente necesario repensar de forma inmediata y urgente el Estado Plurinacional de Bolivia.

Como en todo hogar, cuando el deterioro de la casa es profundo, el jefe de familia llama a los suyos para discutir la inevitable necesidad de una reparación muy seria, Luis Arce Catacora, como presidente de Bolivia, tiene la gran tarea de remodelar la Patria herida, la cual, después de una década de ser Estado Plurinacional, ha menester de una reconstrucción donde sangra a borbotones.

El nuevo gobierno del MAS tiene una oportunidad de oro para corregir los errores del pasado. Tal vez sea necesario una mea culpa, una autocrítica, una evaluación sincera lo que se hizo mal en los 14 años de gobierno de Evo Morales. Obviamente se puede rescatar lo bueno de dicha gestión de gobierno dando un nuevo sentido al proceso de cambio, tomando un nuevo rumbo con un giro en el timón.

Luis Arce Catacora, para poder gobernar, deberá inevitablemente consensuar, concertar, negociar y hacer concesiones. Y ello con cada una de las organizaciones sociales existentes en cada rincón de Bolivia.

Cuando mencionamos a las organizaciones sociales no nos referimos a aquellas que fueron creadas con oscuros fines políticos o económicos, sino a aquellas organizaciones sociales que están integradas por las familias de nuestro país, teniendo en cuenta que ellas son la base fundamental constituyente de toda sociedad. Recordemos que, según el INE, en Bolivia existen 3,346.000 millones de familias. Es cierto que, del mismo modo, habrá que tomar en cuenta a las organizaciones políticas democráticas, ya que ellas son las que expresan los intereses de los ciudadanos en los asuntos públicos.

Una vez consensuado y concertado el rumbo con todas ellas, o al menos con la mayoría de ellas, habrá que emprender la tarea de reformular y consolidar el verdadero Estado Plurinacional, sin venganzas, sin odios, sin rencores, sin racismo. Ya no más racismo.

Como primera medida se impone el respeto pleno a la Constitución Política del Estado, el respeto total al Derecho de los Pueblos Indígenas y, como es de suponer, el respeto a los Derechos Humano. Basta de perseguir a los líderes de los pueblos indígenas, a los opositores, a los librepensadores. Todos ellos tienen pleno derecho de ser libres en el Estado Plurinacional.

No es posible cansarse de decir que, sin contemplaciones y con mano dura, es esencial erradicar la corrupción, lacra que ha parasitado el aparato estatal casi desde el nacimiento de la República. Enfermedad que ha vivido incrustada en ella, en cada célula de Bolivia donde se maneja el dinero público.

Estas dos medidas dan paso obligatorio a la tercera medida: erradicar el narcotráfico. El narcotráfico, al igual que la corrupción, se ha instalado en el trópico, en los bosques y en los llanos, solapada o descaradamente. Y eso desde mucho antes del retorno a la democracia.

El flamante presidente del estado plurinacional de Bolivia deberá sentarse con los productores de la hoja sagrada para definir políticas de erradicación, no de la hoja de coca, sino del narcotráfico pues el daño que le hace al país es inconmensurable. En este tema tan delicado, tendrá el apoyo del tercer hombre más importante del país, nada menos que el también flamante presidente del senado de la ALP, vicepresidente de los productores de la hoja de coca.

De este modo el nuevo mandatario, irá reconstruyendo y consolidando el nuevo Estado Plurinacional.

Ciertamente será necesario hacer un cambio, un verdadero cambio hacia nuevas formas de gobernar. Sin soberbias ni desprecios, se tendrá que repensar las viejas políticas de extractivismo, escuchar y tomar en cuenta las opiniones de los pueblos indígenas y aborígenes, retomar el concepto de la “Madre Tierra”, el concepto de desarrollo humano, el “vivir bien” plasmado en la Constitución Política del Estado, ya que muchas familias y hogares aún viven en la extrema pobreza. De esta manera con educación de primer nivel, salud y trabajo daremos paso al desarrollo industrial, a la recuperación de la estabilidad económica y abandonaremos los viejos paradigmas del subdesarrollo, para recién entonces entrar verdaderamente al tercer milenio.

Finalmente, insistamos que urge el respeto pleno a nuestra Carta Magna, el respeto pleno a los Derechos de los Pueblos Indígenas y el respeto pleno a los Derechos Humanos, no más racismo ni discursos de odio. Que nada nos detenga, hagamos que comience una nueva era de paz social y desarrollo económico para Bolivia.  Edma


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