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El pandemonio político y la cultura

La cultura es la identidad de un pueblo. Desde tiempos ancestrales los pueblos se organizaron para dedicar un parte importante de su vida a la consolidación de su cultura. Los gobiernos fomentaron todas las expresiones culturales (artes plásticas, canto, danzas, etc.) y nos han dejado ese legado como un bien precioso e invaluable. La cultura es la conciencia colectiva que tenemos de pertenecer a una nación, es nuestro modo de pensar y de vivir en comunidad, forma parte de nuestra sangre, es parte de nuestra herencia.

El ser humano, desde el albor de la civilización, se ha preocupado de dejar una huella como testimonio de su paso por la vida y  ha plasmado ese deseo a través de pinturas rupestres, construcciones arquitectónicas, bibliotecas, obras de arte, esculturas que perduran hasta hoy y que pueden ser apreciadas en los grandes museos del planeta.

Los países ricos, deben la esencia de su desarrollo a la inversión en su cultura, apoyan la existencia de academias de danza de las cuales salen bailarines famosos que exportan al mundo. Financian escuelas de bellas artes, para formar grandes maestros de las artes plásticas, construyen grandes palacios que sirven como recintos dedicados al arte e invierten un porcentaje significativo de sus ingresos en centros culturales desde donde se promueve la cultura y el arte de su gente en todas sus expresiones.

Pero veamos lo que pasó y lo que pasa en nuestra Bolivia, maltratada por la ignorancia de muchos gobiernos pseudo-demócratas: en cuanto a la cultura no pasa nada. Los gobiernos autónomos, tantos como municipales como departamentales, han dejado a los artistas en situación paupérrima, demostrando de esta manera que son el reflejo de una visión mediocre. Las autoridades impuestas o elegidas poco o nada han hecho por el desarrollo cultural de Bolivia, con una inversión de menos del 2% del POA.

Justo en este tiempo, cuando en Bolivia de cierra el Ministerio de Culturas y Turismo bajo el slogan de “gasto absurdo”, se observa que en otros países del orbe, donde también dejaron de funcionar teatros, cines, presentaciones de libros, exposiciones, museos, óperas y conciertos, la reacción ante la adversidad es completamente diferente. La ministra de Cultura de Alemania, Monika   Grutter, ha anunciado inteligentemente que no dejara al sector “en la estacada” y ha incluido a la cultura en el rescate financiero programado por el gobierno de Angela Merkel, con 120,000 millones de euros. De esta manera la identidad cultural de Alemania se fortalece.

Como todos sabemos, el anterior gobierno nos dejó atiborrados de propaganda pero mal informados, tanto es así, que muchos ciudadanos no sabían que existía un Ministerio de Culturas debido a la falta de políticas culturales. Hoy con mucha pena para las artes del país, este gobierno transitorio que recibió un país culturalmente famélico, acaba de quitarle su último mendrugo, dejando destruidas una década de pequeñas conquistas que pretendían poner los cimientos culturales de Bolivia.

¿Gasto absurdo? Se nota a la legua que los transitorios no tienen idea de donde están parados. El gobierno ha demostrado su falta de conocimiento de la importancia que tiene para toda nación la consolidación de su identidad a través de su fortaleza cultural. Ha sido ingrato para con el sector cultural, el cual ha participado en el transformación del pensamiento político popular, en la inclusión social, es decir en el surgimiento de una nueva Bolivia, por medio del cine, el teatro y la literatura. Ciertamente, los emprendimientos culturales vienen aportando al desarrollo económico del país.

Es, justamente, en esta crisis provocada por la pandemia, que la cultura tiene un gran significado, porque gracias a ella se está sobrellevando el encierro y el temor a la muerte. Los diferentes artistas, cantantes, bailarines y pintores  juegan un rol importante brindándonos diferentes actividades a través de las redes sociales. Nos ayudan a vivir el aislamiento con sus actividades por las redes sin pedir nada a cambio de su esfuerzo.

Si se tratase de evitar “gastos absurdo”, tendrían que cerrar muchas embajadas cuya existencia no se justifica, entre ellas la Embajada de Ciencia y Tecnología debido a que ya existe el Viceministerio de Ciencias y Tecnología.   

Cabe recordar que el Ministerio de Culturas y Turismo fue creado mediante el decreto supremo N° 29894 del 7 de febrero del año 2009, como fruto de constante lucha de muchos sectores sociales, pueblos indígenas, pueblo afro-boliviano, gestores culturales de todas las áreas y expresiones culturales, artistas en sus diferentes expresiones, académicos, músicos, bailarines, hombres y mujeres de otras disciplinas del quehacer artístico y cultural de nuestro país, convirtiéndose en una conquista histórica.

Finalmente es preciso clamar y reclamar, por este medio y por todos los medios a nuestro alcance, que urge la restitución del Ministerio de Culturas y Turismo. Más aún: es necesario potencializar este ministerio con políticas claras y pertinentes, libre de toda corrupción, para que Bolivia pueda consolidar su identidad como Estado Plurinacional democrático y libre.


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