El maestro pilar fundamental de la educación

la ética y la moral y al ser libres del deseo de poder, de posición, de autoridad, de ambiciones personales y más bien, estar por encima de la sociedad - ser moralmente íntegros - se constituyen en el pilar fundamental de la educación.Para que sea posible crear una nueva cultura, una nueva...

la ética y la moral y al ser libres del deseo de poder, de posición, de autoridad, de ambiciones personales y más bien, estar por encima de la sociedad - ser moralmente íntegros - se constituyen en el pilar fundamental de la educación.Para que sea posible crear una nueva cultura, una nueva estructura, una nueva civilización; es preciso que el maestro esté más allá de los límites de la sociedad y sus exigencias; pero, si sólo interesa la técnica de cómo educar al niño sin cultivar la inteligencia del mismo maestro, resulta ocioso e innecesario aprender sólo la técnica de enseñanza e impartir esa técnica de mera enseñanza.El maestro que nada exige para sí, que no se vale de su trabajo de enseñar como medio de adquirir posición, poder, autoridad; el maestro que trabaja realmente, no para beneficiarse  sino dándole al niño inteligencia, despertándosela, desarrollándosela y cultivando la inteligencia en sí mismo, es el maestro ideal.Un maestro así ocupa ciertamente el principal lugar en la civilización, al estar por encima de la sociedad, no hallarse bajo control de los gobiernos de turno y estar libres de coacción social; este es el verdadero maestro que la sociedad requiere.Es preciso que el interés del maestro no sea sólo enseñar, sino cultivar la inteligencia, lo que ayudará a los educandos a vérselas a futuro con los problemas de la vida y ser más competentes para resolverlos.jiddu Krishnamurti dice que “para comprender qué papel puede desempeñar la educación en la crisis mundial del presente, debemos comprender cómo la crisis ha llegado a producirse. Si eso no lo entendemos, la mera edificación sobre los mismos valores, en el mismo terreno, sobre los mismos cimientos, traerá más guerras y nuevos desastres”. Tenemos, pues, que investigar cómo ha llegado a producirse la crisis actual, y al comprender las causas comprenderemos verdaderamente, qué clase de educación necesitamos”En este marco considero que para liberar al hombre primero es preciso liberar la educación. Cuando la educación deje de ser dogmática y deje de estar al servicio de los gobiernos de turno, bajo visiones absolutistas sean de izquierda o de derecha; cuando verdaderamente la educación sea libre; cuando el alumno tenga la libertad de informarse, formarse, descubrir, inventar; cuanto su imaginación le permita superar las actuales limitaciones y negaciones de lo que es necesario, es posible y  se lo haga para mejor vivir y convivir; será cuando la educación resulte menos ociosa y por el contrario, más productiva y beneficiosa para todos.Para todo esto no solo es necesario educar en conocimientos científicos sino es  necesario fortalecer el desarrollo de valores éticos y morales, desarrollar la capacidad para trabajar en equipo, ser tolerantes a la diversidad, ser solidarios, pensar en el bien común y amar los unos a los otros. Debemos abandonar la lógica tan ilógica que para lograr la paz debemos prepararnos para la guerra.“Ser maestro no es la manera más humilde de vivir, pero sí la forma más digna de morir”.


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