¿Es Claure Rocha II?
El exembajador de Estados Unidos movilizó el voto justo en la dirección contraria en la que se supone que pretendía



Hay quien entra en política como quien va de safari: contempla la fauna local, investiga sobre ella, habla un poco con los lugareños y da docenas de recomendaciones no pedidas sobre cómo se deberían hacer las cosas. Los locales lo miran sin intervenir, porque al final es “el de la plata” y su influencia dura lo que tarda en desaparecer con su saquito de anécdotas que contar a sus amigotes.
Hace mes y medio Marcelo Claure parecía cansado de lidiar con la fauna local. Entró con fuerza, posicionándose claramente al lado más libertario del tablero, seguramente para hacer olvidar rápido la relación fraternal que sostuvo con el expresidente Evo Morales. Pidió renovación, se ofreció a hacer “la mayor encuesta del país”, dio algunas ideas “innovadoras”, negó mil veces el interés sobre el litio… y desapareció.
La incursión había servido para que se recordara aquel capítulo de la venta de entradas del Mundial del 94, que fue su primer gran negocio en EEUU; para que se encontraran sus relaciones con Carlos Gill – para muchos el operador venezolano de los intereses de Álvaro García Linera – ni más ni menos que en una empresa de litio, y para que a oposición tradicional – Mesa, Tuto, Doria Medina - pusiera pie en pared, adelantara su “alianza” y le advirtiera muy seriamente de que ellos manejarían los tiempos.
Claure se fue de vacación a Davos y tras la posesión de Donald Trump volvió a la ofensiva. La encuesta no había aclarado nada, pero se había ordenado la oposición tradicional dejando por fuera a Chi Hyun Chung, Manfred Reyes Villa, Rodrigo Paz – su amigo de años – y toda la corriente libertaria – Jaime Dunn, Branko Marinkovic, Antonio Saravia, etc.- que más que tener una estrategia, libran una guerrilla en redes donde van sumando muchos adeptos: no los suficientes para despuntar en las encuestas, pero seguramente lo suficientemente activos para ganar una primaria digital).
Al parecer no fue cansancio ni replanteo de estrategia, sino simple vacación. El retorno fue sonado, incluyendo reuniones virtuales con todos los candidatos, a los que quemó en redes sin compasión, incluyendo a Andrónico; nueva encuesta y nueva entrevista a medida para reiterar sus principios libertarios que cambiarán Bolivia y negar todo lo que tenga que ver con el litio, aunque con demasiados puntos negros: Claure reveló que el gobierno le pidió que comprara bonos del Estado y él pidió a cambio hablar con el presidente Arce, sin explicar para qué. ¿Para qué querría hablar el empresario con el presidente?
También le puso precio a la cabeza de Evo Morales en una broma “a la americana” que seguramente le hizo mucha gracia a Elon Musk, que patentó el estilo, pero recogió velas ni bien Morales le afeó el gesto y le recordó que hace nada andaban al teléfono muy amables.
Claure sigue dictando órdenes sobre lo que hay que hacer desde su timeline: quiere pagar las primarias obligatorias y también que Chi, Manfred, Tuto y Samuel se unan, pero también Jaime Dunn y a veces le contesta a Rodrigo Paz, pero poco. Claure sigue dando manija a todos, mientras el calendario se acelera.
Las últimas encuestas vienen mostrando que el voto del MAS, sumando a sus potenciales candidatos, se incrementa, y el de la oposición disminuye, eso teniendo en cuenta que el que más crece es el candidato antisistema total: Chi Hyun Chung, el coreano pastor presbiteriano que representa sobre todo el voto repudio.
Todas las corrientes del MAS trabajan a toda máquina en una candidatura unitaria que decantará ni bien el TSE niegue la participación de Evo Morales en los comicios a poco que su sucesor tenga el perfil requerido por las bases, que, resumiendo, sería Andrónico Rodríguez y no Leonardo Loza.
Mientras, la oposición parece alejarse de nuevo de la posibilidad de victoria, tal vez más entretenida en seducir al millonario americano que en acercarse a los electores y explicarles qué es lo que quieren hacer en el país.
PD: Manuel Rocha era el embajador de Estados Unidos en Bolivia en la campaña de 2002 y pronunció una frase lapidaria: “El electorado boliviano debe considerar las consecuencias de escoger líderes de alguna manera conectados con el narcotráfico y el terrorismo”, no citó a Morales, pero todo el mundo supo de quién hablaba, desde entonces su popularidad no paró de crecer hasta aplastar por mayoría absoluta en 2005. Rocha es hoy acusado por EEUU de haber operado para la inteligencia cubana en algunos países de América Latina.