La gestión se acelera
Las relaciones peligrosas de Óscar Montes
Pese a los buenos números obtenidos en la elección y el control de la Asamblea, el Gobernador tiene algunos flancos desprotegidos que le pueden complicar la gestión política



El Gobernador Óscar Montes ha ingresado en el momento de la verdad. Los primeros 100 días ya han pasado y la legislatura se va poniendo seria. Los recursos no fluyen aunque los ingresos por regalías van al alza respecto a presupuesto, y aunque las promesas de campaña fueron escasas y más fruto de la reacción – propuestas laborales en respuesta del bono de 500 dólares, por ejemplo – diferentes sectores empiezan a reclamar atención y cumplimiento.
El cuadro de relaciones parece bastante sólido, pero algunos estrategas empiezan a advertir debilidades en algunos elementos clave que pueden acabar complicando la gestión en el mediano plazo, es decir, antes de que se desencadene la próxima campaña electoral cuando ya se hace complicado cambiar las percepciones. Estas son algunas de las descripciones incluidas y que el reducido equipo de Montes tendrá que gestionar para avanzar sin problemas.
La mayoría de la Asamblea
La habilidad negociadora de Mauricio Lea Plaza le dio a Unidos una mayoría muy holgada en la conformación de la Directiva Asamblea Legislativa Departamental, que es presidida por el indígena Nicolás Montero, pero por acuerdo con el Gobernador.
Aquella elección llegó a sumar 18 votos: Los 12 de su bancada, los tres indígenas, un voto oculto del MAS y los dos de Todos – el partido del exgobernador Adrián Oliva – y que representan Francisco Rosas, ex UNIR con todo lo que eso significa, y Jorge Luis Sanguino, hijo político de Wilman Cardozo.
Desde entonces, la mayoría de la Asamblea no ha vuelto a aplicarse para ningún aspecto relevante, al contrario, ni siquiera se ha abierto el debate sobre la solicitud de suspender o aplazar el cumplimiento de un centenar de leyes que requieren recursos.
Hasta esta legislatura, salvo los últimos dos años de Lino Condori en su interinato, la Gobernación y la Asamblea habían estado gobernadas por signos políticos diferentes, lo que explicaba muchas de las inoperancias a la hora de aplicar unos y de aprobar otros. Al menos servía de excusa. El riesgo para Montes es que no se pueda volver a articular una mayoría para tomar una decisión de fondo a pesar de estar alineados.
La amenaza de los Alcaldes
El gran campo de batalla es el de la relación con los alcaldes, particularmente los del Movimiento Al Socialismo (MAS), que son los que controlan la Asociación de Municipios de Tarija (AMT) y se mantienen alineados con el Gobierno Nacional y con un poderoso instrumento bajo el brazo: la Ley del 8% que permite los débitos automáticos del TGN a través del Ministerio de Economía.
El presidente de la institución, William Guerrero, que es además alcalde de Padcaya, ya ha señalado que utilizarán el mecanismo “en el caso de que no haya diálogo”, lo que viene a ser una amenaza en toda regla, máxime teniendo en cuenta que el Gobernador ya ha descrito la situación precaria de los ingresos.
Padcaya ya se movilizó para lograr desembolsos y no se descarta que haya otros movimientos en las alcaldías que tienen convenios vigentes. Por otro lado, hay dos municipios – Yunchará y San Lorenzo – que no cuentan con convenios porque fueron rescindidos por la anterior gestión precisamente por aplicar el débito automático. Ambos municipios esperan el mejor momento para volver a demandar convenios de acuerdo a la Ley y al Estatuto, que contempla estos proyectos concurrentes, y ambos tienen una probada capacidad de movilización.
El poder campesino
El poder campesino se ha profundizado en los últimos años, y ya no hay solo el interés de mantener el Prosol, objetivo que prácticamente ya ha sido cubierto sin apenas desplegar fuerza, sino que también hay intereses en determinadas infraestructuras, proyectos de riego y legislaciones vigentes en municipios que protegen fuentes de agua y que ya han sido “denunciadas” por el sector.
El MAS todavía no se ha renovado en el Departamento y no se ha fijado una estrategia de oposición, pero en todos los casos se contempla que los campesinos marquen la agenda tanto desde dentro como desde fuera, por los intereses propios. De momento la Cumbre de Reactivación ya ha fijado nuevos objetivos.
El Chaco y el 45%
En principio las relaciones del Gobernador Óscar Montes con los pesos pesados del Gran Chaco – Carlos Brú, Rubén Vaca, Ermás Pérez – son buenas, y la intención general es que el Chaco desarrolle su autonomía sin ningún tipo de injerencia, aunque genere otros riesgos.
El problema mayor puede venir de la reivindicación soterrada de las provincias de Arce y O´Connor, donde Unidos logró buenos resultados, que siguen demandando el cambio en la norma de distribución de regalías, de forma que el 45% de toda la producción no vaya al Chaco, sino a cada municipio productor. En algún momento darán la batalla y, dicen los analistas, no será suficiente con decir que es un asunto del Gobierno Nacional.
La irrelevancia nacional
El otro asunto que empieza a marcar en la gestión es la escasa voluntad de Montes de tener cierta trascendencia nacional – elude todos los debates o posicionamientos políticos particulares sobre los temas de discusión -. Una posición que tal vez agradezca el Gobierno de Luis Arce en el corto plazo, o tal vez no, pues tiene escaso margen económico para ser generoso con quienes son poco incómodos.
De momento la cumbre de reactivación económica ha sido un evento de espaldas a la Gobernación y cuyas conclusiones, cuando se desarrollen en acciones, pondrán al Gobernador en más de un apuro.