Rumbo al Congreso del MAS
La mesa de Milciades Peñaloza
El empresario y ex senador sigue jugando un rol clave en el MAS pese a las críticas internas y a los malos resultados en las competencias electorales que ha gerenciado



La trazabilidad del empresario y ex senador del Movimiento Al Socialismo (MAS), sin actividad en redes sociales y ausente de cualquier debate público, se hace más complicada, pero los analistas la tienen clara: Peñaloza sigue jugando desde Tarija.
En 2014 el empresario decidió salir de las penumbras y colocarse al lado de Evo Morales. El entonces presidente, ya fascinado con los entresijos del poder empresarial, le dio galones de jefe colocándolo como primer senador en la lista por Tarija, pero además convirtiéndolo en una especie de supergerente del MAS Departamental.
Sustituiría poco después a una Julia Ramos que por una década había movido los hilos locales con la inestimable ayuda del Fondo Indígena, que según aseguran algunos de los “damnificados” por la investigación, hacía las veces de Fondos Reservados para organizar actos, movilizar gente y doblegar alguna que otra voluntad. Tras el escándalo, la billetera de Peñaloza se convirtió en una “interesante” alternativa en el sur, además de la enésima vía para tratar de domesticar al ultra atomizado MAS Tarija, con más guerras internas que militantes.
Peñaloza, arquitecto especialista en aeronáutica, ha construido un emporio que incluye inversiones en la construcción, el aceite y el alimento balanceado, entre otros, casi siempre bajo la matriz de Montecristo. Peñaloza cuenta su historia de empresario hecho a sí mismo entre dificultades, aunque en su historia aparecen algunos “pelotazos” llamativos, como la adjudicación de la aceitera de Villa Montes Itika, de matriz pública como denunció en su momento el dirigente campesino Luis Alfaro; la urbanización de predios al otro lado de la Circunvalación con la Cooperativa Madre y Maestra y el padre Bartolomé, o la ubicación de la nueva Terminal en predios de su propiedad, urbanización Montecristo, que generó una revalorización millonaria de sus terrenos.
Políticamente, Peñaloza militó desde siempre en la ADN de Hugo Bánzer, también en los años más oscuros. La posición minoritaria del partido en Tarija le permitió entrar en contacto con unos y otros, y casi siempre salir ganando.
El desembarco adenista en el MAS Tarija fue precoz con los Blacud y otros blanqueados en el “Acuerdo Patriótico”, pero la llegada de Peñaloza levantó ampollas en las clases más populares por el momento: era 2014, cuando el MAS no tenía rival, y por el inusitado poder que se le entregó a cambio de casi nada, porque los actos nunca volvieron a ser lo que eran en los tiempos de Ramos y las parrilladas top sustituyeron a las ollas comunes en barrios del esnache.
En 2015 fue clave para que el candidato sustituto de Carlos Cabrera – eliminado en una de esas jugadas de póker oscurísimas - resultara ser Pablo Canedo, hijo de Tocolí Canedo, otro insigne dirigente del ADN. Luis Alfaro ya había abandonado la disciplina del partido dolido con Morales. La líder Bartolina bendijo la decisión mascullando entre dientes, y eso que no sabía lo que le esperaba solo unos meses después.
Las derrotas y Zamora presidente
Peñaloza definió su estrategia y eligió a sus amigos. Desde entonces acumula derrotas, pero eso no ha impedido que mantuviera su poder. Perdió con escarnio Pablo Canedo en 2015 y perdió el referéndum de 2016 mientras el partido se erosionaba y se centraba en batallas parricidas, como la del 45% entre el Chaco y O´Connor – Bermejo o las batallas por el control de la Asamblea y los negocios de YPFB.
En 2019 Héctor Arce asumió la coordinación gubernamental con Tarija y apartó ligeramente a Peñaloza con algunas decisiones clave. El MAS perdió por dos puntos contra Carlos Mesa. En 2020 Peñaloza volvió al control de la campaña, perdió por diez, siendo Tarija el único departamento donde no supo recuperar votación.
En el pulso interno no le ha ido mejor, en teoría. El candidato a la Gobernación acabó siendo Álvaro Ruíz, rival oficial de Peñaloza, que había apostado por Walter Ferrufino, aunque ya por entonces se le acusaba de jugar a favor solo de sus intereses. Incluso en campaña Peñaloza defendió su amistad con el alcalde Johnny Torres, con el Gobernador Óscar Montes y demás candidatos.
El informe de los obispos sobre los sucesos de 2019 – 2020 dejan un punto en el aire: el senador del PDC/Unir, Víctor Hugo Zamora, fue propuesto por el MAS como futuro Presidente para llenar el vacío de poder. Los participantes en aquel diálogo lo rechazaron, pues lo de Áñez ya estaba cerrado. Zamora acabó siendo el Ministro de Hidrocarburos, la cartera manejada desde hacía una década por un tarijeño y con muchos intereses del MAS Tarija que, al parecer, quedaron en estatus quo.
Algunos jóvenes dirigentes del MAS Tarija, como Ariel Camacho, se han atrevido a alzar la voz para señalar que mientras unos bloqueaban, otros negociaban la Presidencia para sus amigos.
La renovación del MAS Tarija
El Congreso del MAS ya tiene fecha, será entonces cuando los movimientos sociales, la dirigencia nacional y el resto de poderes fácticos del partido azul definan la suerte para los próximos años. La idea es elegir un líder fuerte y con legitimidad suficiente para ejercer la oposición contra Óscar Montes y Johnny Torres con suficiente fuerza y credibilidad para que el partido vuelva a tener opciones de victoria en el futuro.
Por otro lado, los más pragmáticos siguen pensando en la “sostenibilidad” de la estructura y ven necesario mantener la influencia de Peñaloza, aunque sea desde un perfil más asociativo con las autoridades locales.
Es verdad que otros grupos de poder han retornado – los Medina, por ejemplo – o lo intentan – como el propio Luis Alfaro -, lo que está claro es que elegir Presidente del MAS Tarija no va a ser fácil, y que Peñaloza sigue sentado en la mesa, moviendo los hilos.