Pakistán deportará a dos millones de afganos a partir de mañana
El gobierno interino ha defendido su ultimátum frente a las protestas de la ONU
Este martes expira el plazo de cuatro semanas concedido por Pakistán a dos millones de inmigrantes en situación irregular para abandonar el país por su propio pie. En realidad, casi todos proceden de Afganistán, por lo que sesenta mil de ellos se acercaron a sus pasos fronterizos durante los primeros doce días, según la ONU. El ritmo de tránsito se ha acelerado desde entonces.
El gobierno interino en Pakistán –cuya principal función es organizar las elecciones legislativas de enero– ha defendido su ultimátum frente a las protestas de la ONU. El Plan de Repatriación de Extranjeros Ilegales se aplica “a todos por igual”, ha contestado Interior, y además “no afecta a 1,4 millones de afganos con estatus de refugiado”.
Para bastantes más, sin embargo, hoy es el último día en que podrán cruzar la frontera con su carnet de identidad. A partir de mañana, quien no cuente con pasaporte y visado, será deportado, según Islamabad, que dice tener a punto los campamentos de acogida y tránsito.
Las deportaciones empezarán “en un plazo de entre una y tres semanas”, han dicho. “Pakistán ha tomado esta decisión de acuerdo con sus propias leyes e intereses nacionales, económicos y de seguridad”, dice el gobierno.
Nada de ello tranquiliza a los chiíes hazaras o a las adolescente afganas, que saben que el sistema público de su país no las escolarizará, hasta nuevo aviso.
Cinco escuelas para afganos de Islamabad y Rawalpindi cerraron ayer sus puertas, porque sus alumnos temen las redadas. Cabe añadir que los deportados solo podrán llevar en metálico el equivalente a 642 euros.
De este modo, este uno de noviembre se abre una brecha inédita entre Pakistán y Afganistán. De hecho, la frontera, siempre porosa, había quedado difuminada desde que la invasión soviética provocó el primer éxodo de afganos. Pero últimamente, la raya de origen colonial, que separa a los pastunes y que ningún gobierno de Kabul ha reconocido jamás, está siendo fortificada desde el lado pakistaní.
Detrás está la crisis política y financiera en Islamabad y el repunte de atentados del Movimiento Talibán de Pakistán, aunque Kabul niegue cualquier connivencia.
El régimen talibán informó este lunes de la afluencia masiva de ciudadanos afganos a los pasos fronterizos, ante el vencimiento del plazo.
Según el Ministerio de Refugiados y Repatriación de Afganistán, cerca de 8.500 personas cruzaron ayer el paso de Torjam, uno de los principales cruces entre ambos países, siendo registradas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Hay miles de niños y mujeres esperando bajo el sol”, resumió el afgano Azim Gul a EFE para explicar que los talibanes están desbordados.
Solo un tercio de los dos millones de afganos irregulares llegó a Pakistán después de la toma talibán. Muchos de estos eran colaboradores del gobierno derrocado.
“No habrá prórrogas”, advierte Islamabad. “Si no se suspende el retorno forzoso, habrá una catástrofe humanitaria”, replica el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.