La institucionalidad de Andrónico
El senador del ala evista trata de marcar una independencia relativa que solo logrará si pone fin al conflicto del MAS que tanto perjudica al país
Andrónico Rodríguez fue electo de nuevo, por quinto año consecutivo, como presidente del Senado logrando una estabilidad pocas veces vista, menos en estos tiempos en los que la política legislativa vuelve a exigir trabajo a los parlamentarios para conformar mayorías y aprobar diferentes asuntos.
Andrónico, criado bajo el ala de Evo Morales y al calor de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, donde ejercía la presidencia de facto en los últimos años del mandato de su mentor, fue el elegido del MAS para ese cargo desde el primer momento, pero ya desde el tercer año se vio obligado a hacer malabares para mantenerse en el poder.
Primero intentó conformar una especie de tercera vía que aunara los pedidos del ala evista y del ala arcista, se presentaba como el líder de la renovación pero manteniendo fuerte su raíz en el Chapare. Además, su carisma natural, su juventud y también su formación académica le permitía abrir espacios y acercarse a otros espacios más urbanos que el masismo más tradicional, pero en algún momento su mentor le exigió definirse.
Andrónico lo pensó, hizo declaraciones cuestionando la estrategia del jefe de laminar al gobierno de forma permanente, pero finalmente apareció en el Congreso de Lauca Eñe en el que se proclamó a Evo Morales candidato oficializando el cisma con los partidarios de que Luis Arce continuara en el cargo.
Lograr la cuarta presidencia no fue fácil, pues tuvo que aceptar una “agenda legislativa” impuesta por Comunidad Ciudadana con varios puntos controvertidos, pero de los que a la postre solo se ha aplicado uno: forzar la elección judicial, y que actualmente está en cuestión. Morales se desvinculó rápidamente de aquel compromiso y en general, de la gestión de Andrónico, que intentó mostrar independencia respecto al Gobierno, pero también respecto a Morales.
La última está resultando la más difícil de explicar, pues, aunque el evismo ha declarado sin titubeos el objetivo de “tumbar el gobierno de Arce”, las bancadas de oposición, empezando por Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa, y también Creemos, aunque el control en este caso es más disperso, han renunciado a buscar la presidencia de la cámara junto a los senadores del MAS de Arce, sirviendo así en bandeja de plata la línea sucesoria a la presidencia a quienes buscan derrocarlo. Difícil de entender.
La mesa está servida y la encrucijada dispuesta. Andrónico Rodríguez también tiene sus cartas por jugar en una lucha fratricida que ha llevado al MAS al límite de su ruptura – que no se materializará hasta que no se oficialice una lista con una sigla distinta – y al país al agotamiento. Andrónico tal vez quiera ser presidente electo, pero su primera misión es acabar con este pulso absurdo que acogota a la economía y cuestiona todo el sistema democrático de nuestro país, ya secuestrado por la vía judicial para el favor de unos pocos.
Es urgente recuperar la institucionalidad. Toca volver a las ánforas lo antes posible.