La salida democrática

El encono de las dos alas del MAS está perjudicando seriamente al país y solo los ciudadanos con su voto pueden darle dirección apropiada

No queremos convertir este espacio editorial en una crónica lenta y sustituta de un proceso de descomposición que afecta al Movimiento Al Socialismo (MAS), sin embargo, es ineludible citarla por los efectos que viene causando en el conjunto del país.

La lucha por el poder en el interior de ese partido se sostiene con un axioma que puede ser efectivamente cuestionado: quien ostente la candidatura del MAS será el próximo presidente del país, y aunque es cierto que la oposición sigue sin formular una alternativa capaz de ilusionar a los bolivianos y la historia de los últimos 20 años lo viene ratificando, no hay en este momento ninguna encuesta ni garantía que así lo atesore, todo por méritos propios.

La salida no tiene por qué ser necesariamente acudir al FMI aunque a partir de ahora veremos a muchos muy interesados en explorar esa vía

La violencia ha subido de intensidad hasta límites irreversibles, el Gobierno, que hasta el momento había contado con el favor de las cúpulas de los movimientos sociales ha empezado a apostar decisivamente por la fuerza estatal para enfrentar los bloqueos. Por otro lado, las fuerzas de Evo Morales se concentran en el Chapare y no parece que haya ningún tipo de irradiación significativa hacia otros departamentos.

Es posible que a los más alineados, aquellos fanáticos bien enfervorecidos al calor de la polarización, la situación actual le parezca un preludio del conflicto definitivo, aquel que dará la victoria a uno u a otro para emprender la ruta triunfal hacia la victoria ya sin enemigo interno – como en otras ocasiones ha pasado en la historia de este país -.

Si se dan dos o tres pasos atrás es más sencillo ubicar el conflicto como lo que es: un conflicto entre dos alas de un partido agotado en su propuesta que parece tener más miedo a perder la silla que ilusión alguna por construir un partido distinto. Nada distinto hubiera hecho Morales que Arce, porque la coyuntura económica viene determinada por la deriva internacional y el agotamiento sin alternativa de las reservas de gas y sus contratos.

La salida no tiene por qué ser necesariamente acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) - aunque a partir de ahora veremos a muchos muy interesados en explorar esa vía -, pero desde luego la salida no es montar bloqueos en el corazón del país y alentar los enfrentamientos entre bolivianos. Por ahí no está la salida.

El problema de la legitimidad en el Movimiento Al Socialismo (MAS) se generó, sobre todo, a partir de que se apostó de forma unánime entre todos los partidos, excepto el propio MAS, por suspender unas primarias que en realidad debían haberse reformado para ser a padrón abierto. A partir de ahí, el país sufre las embestidas de los dos frentes porque se han quedado sin alternativa democrática.

Ese error, como otros tantos de los que atesora la estrategia del ala arcista, debe ser enmendado y además, con urgencia. Es preciso convocar a los ciudadanos a las ánforas lo más rápido posible para cerrar esta discusión en la que evidentemente, todos aquellos que quieran y puedan ser candidatos deben estar presentes. Todas las alternativas son malas para el país y para el conjunto de los bolivianos.


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