Conteo rápido, el pecado original irresuelto

En todo este tiempo no se ha hecho la pedagogía suficiente para recuperar un sistema que utiliza todo el mundo, pero es necesario

Hace cinco años, tal día como hoy, Bolivia vivía en la incertidumbre. El clamor popular contra el resultado electoral configurado por el Tribunal Supremo Electoral y el desconocimiento de un sistema nunca del todo bien explicado generaba cada vez más desconfianza. El Tribunal Supremo Electoral estaba viviendo los días más tristes de su existencia.

El clamor popular estaba justificado aritméticamente, pero los medios no dábamos apenas abasto para explicarlo. El sistema de transmisión rápida de datos había desatado la histeria aun cuando la mitad de la población apenas lo entendía.

En todos los países del mundo y desde hace muchísimos años se aplica un sistema de transmisión rápida de datos, fundamentalmente digitalizado: los responsables de cada mesa envían los resultados a un centro de cómputo – ahora por fotos, antes por voz – que sin ser cotejados con el original se daban por válidos, mientras que en paralelo los Tribunales Electorales o quienes sean responsables, hacen el cotejo oficial. Es así como países de 80, 100 o 200 millones de personas tardan apenas un par de horas en presentar sus resultados que posteriormente con homologados con apenas corrección de décimas.

En Bolivia nos hemos convencido de que se puede ganar en mesa y de que somos todos medios torpes y no sabemos rellenar un acta, pero no es así. El sistema de transmisión rápida de datos ya se había utilizado en el referéndum de 2016 sin problemas y también en las elecciones judiciales, que eran mucho más complejas.

Lo que sucedió en 2019 fue otra cosa. Varios Tribunales Electorales habían abandonado sus cuarteles generales para instalarse en cómodos hoteles, hasta donde se tiraron nuevas redes de comunicación. Después alguien anunció que el sistema rápido daría resultados hasta el 80% y después habría que esperar. Se entendía entonces y ahora que con ese 80% de escrutados las tendencias ya serían tan definitivas que se podría festejar, pero una vez más, la realidad fue diferente.

El candidato Carlos Mesa empezó ganando y Evo Morales empezó a darle vuelta pasado el 20%, la distancia se fue abriendo poco a poco hasta llegar al 7% con el 80% de las actas transmitidas. En ese momento se paró el cómputo y como era lo acordado nadie hizo más escándalo, cualquier matemático también podía explicar que para aumentar un 3% en el 20% restante hacía falta un resultado arrollador por parte de Morales, muy lejos de la tendencia exhibida en el anterior 80%... y sin embargo sucedió.

Casi 24 horas después, la distancia había aumentado al 10,45% y Morales se declaró ganador sin más preámbulos, el resto es historia conocida sobre la que cada cual tiene su enfoque.

La transmisión de voto rápido se suspendió para 2020 y vivimos uno de los momentos más vergonzosos con todo el país pendiente de que las consultoras privadas se atrevieran a publicar sus datos de pie de ánfora con los que el MAS ganaba sobradamente. El TSE lo confirmó casi una semana después.

En todo este tiempo no se ha hecho la pedagogía suficiente para recuperar un sistema que utiliza todo el mundo, pero en todos los casos, es necesario recuperarlo y darle la transparencia debida. Nuestro sistema es abierto y es muy seguro pese a algunas críticas de los que disfrutan fustigándose. Ojalá seamos capaces de dar el paso.

Destacado.- La transmisión de voto rápido se suspendió para 2020 y vivimos uno de los momentos más vergonzosos con todo el país pendiente de consultoras privadas


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