Arce y la corrupción

La acumulación de casos confirmados y contrastados están minando la confianza en el gobierno de Luis Arce, a lo que se le suma la incertidumbre económica

Oficialmente el gobierno de Luis Arce Catacora tiene un problema de corrupción. En realidad, el problema no es suyo, sino de todos los ciudadanos. En apenas dos años y medio han caído ya dos ministros con asuntos flagrantes.

El más reciente es el escándalo del Ministerio de Medio Ambiente y Agua que ya le ha costado la cabeza al exministro Juan Santos Cruz y a un buen puñado de funcionarios de alto nivel. El esquema era un clásico: ejecutivos entregando licitaciones a cambio de mordidas puras y duras entregadas en mochilas, sobres, etc.

El primero que salió fruto de la corrupción fue el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo Villegas, detenido en flagrancia cuando recibía un soborno de 20.000 dólares por supuestamente favorecer a un sector con un proceso de saneamiento, titulación y entrega de tierras. La cifra, según la Policía, representaba un adelanto de la coima por 380.000 dólares, es decir, cifras astronómicas en un proceso regulado y que por años ha sido considerado uno de los programas estrellas del MAS y su particular “reforma agraria”.

Unos pocos meses después salió el ministro de Educación Adrián Quelca, que decidió presentar su renuncia en medio de una larga lista de acusaciones de corrupción que tenían que ver, sobre todo, con la venta de cargos.

A esto se suman otras denuncias que han derivado en procesos, como la de la supuesta coima entregada por una empresa china a la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) por la adjudicación de una carretera, las denuncias formales de altos miembros del ex gobierno contra Yacimientos y las muchas sospechas que hay sobre desvío de fondos.

La acumulación de casos confirmados y contrastados están minando la confianza en el gobierno de Luis Arce y eso lo sabe bien su actual archienemigo, Evo Morales, quien además puede decir que en sus 14 años de gobierno no cayeron tantos Ministros de primer nivel por estas causas, pero no se ha conformado con eso, sino que además es quien más directamente ha atacado al presidente involucrando a la propia familia cercana de Luis Arce en asuntos turbios tanto con Yacimientos Petrolíferos como con Yacimientos de Litio, las dos empresas insignias de este tiempo.

En ciertos foros se sostiene que la población está tan hastiada de la corrupción que ni siquiera penaliza en lo electoral. En Bolivia no es tan cierto. Morales logró salir casi indemne en ese aspecto, pues aunque aparecieron casos en 14 años, nadie pudo hilar un relato de corrupción intrínseco al gobierno que le afectara más que otros asuntos, como sí lo fue el totalitarismo, por ejemplo. No le pasó lo mismo a Jeanine Áñez, que los respiradores acabaron llevándose por delante sus opciones de ser la candidata de la oposición y, a este ritmo, difícilmente podrá Luis Arce eludir esta carga negativa.

Si a las sospechas de corrupción generalizada se le une que su supuesta virtud, que era la estabilidad económica, se está convirtiendo en pesadilla, hay pocas garantías de que el tránsito de Luis Arce hacia una candidatura oficialista pueda llegar a buen puerto. Pero claro, en realidad el problema no es suyo, sino de todos los ciudadanos.

DESTACADO.- Tres ministros han caído con fuertes denuncias de corrupción además de varios cargos intermedios


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