Mi lugar preferido...

El jardín de mi casa, muy pequeño…él.
Crecían allí flores como rosas, alelíes, violetas de los alpes traídas por una señora que limpiaba todos los días.

Yo las miraba y desde pequeña admiré la naturaleza….buscaba frasquitos pequeños y atrapaba insectos, de todo tipo: gusanos, mariposas, bichitos graciosos.
Con mi regadera los días de sol, colocaba una sillita blanca en el medio, me ponía mi sombrero, y pasaba horas viendo las mariposas revolotear, algún colibrí siempre aparecía, y eso, me enseñaron, era señal de buenas noticias.

Mi alma se llenaba de alegría esperando ese regalo, una visita, algo que ocurriese inesperado, pero hermoso.
Un día la señora del jardín me regaló una pequeña semillita en un hermoso planteároslo que dejé junto a la ventana y me fui a dormir
Mis ojos se cerraron cansados, no había dormido bien, cuando de repente, tuve un sueño muy extraño.

Estaba en mi patio con la regadera, y vi con asombro a una rosa de mi jardín extender sus hojas saludándome y luego de inclinarse haciendo una reverencia me dijo: “Gracias por visitarnos todos los días, a las plantitas nos hace mucho bien, mira cómo crecimos por tus cuidados, siempre seremos tus amigas” y luego… me desperté de un salto y me vi en mi habitación rodeada de mis muñeca y de mi oso Gaspar.

Al día siguiente le conté a mi señora mi sueño y me dijo con una sonrisa que lo dibujara, usé mis pinturitas y con ellas hice un hermoso cuadro que lo colgué en la habitación.
Al pasar los años mi admiración por las plantas y las flores fue creciendo y un señor un día me dijo: “La naturaleza es testigo de los actos más crueles, como de los más nobles de los seres que habitamos esta tierra”.