Los efectos comienzan a ser catastróficos
Las consecuencias del cambio climático que no queremos ver
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero que derivan de las decisiones globales de producción y consumo tienen ya un efecto preocupante sobre el clima. Urge una respuesta contundente



A estas alturas no hay duda, el cambio climático que está experimentando el mundo es resultado de las actividades humanas. En 200 años estas actividades han provocado cambios en el clima que de manera natural hubieran tomado millones de años. El mundo es ya 1 °C más caliente de lo que era antes de la Revolución Industrial, y de continuar esta tendencia la humanidad en su conjunto se enfrentará a consecuencias desastrosas.
En un reciente informe titulado: “La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe”, publicado por distintas organizaciones internacionales, un conjunto de investigadores y expertos se plantean la siguiente pregunta: ¿seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción? Esta pregunta en alusión directa a la política pública de la región y el mundo nos interpela a reconsiderar la responsabilidad de nuestros haceres respecto a un problema que dentro de unos años cambiará dramáticamente nuestras vidas.
El cambio climático en curso
La principal causa del cambio climático son las emisiones de gases de efecto invernadero. Las actividades primarias que más aportan a la emisión de estos gases son aquellas que tienen que ver con la quema de combustibles fósiles, la fabricación de cemento y el cambio de uso de suelo.
El problema es que durante los últimos años, estas actividades no han cesado de impactar negativamente en el cambio climático. Si en los últimos 200 años la temperatura global se incrementó en promedio 1 °C, de continuar la tendencia el sistema terrestre se encontrará en un estado sin precedente en la historia humana, aunque con precedente en la historia geológica.
“Si las emisiones mundiales continúan creciendo a una velocidad tan elevada, la temperatura en 2030 podría parecerse a la experimentada hace alrededor de 3 millones de años, a mediados del Plioceno. Durante esta era geológica, en el hemisferio norte no había zonas de hielo permanente y el nivel del mar se situaba 25 metros por encima del nivel actual”, señala el informe mencionado.Según los datos que arroja diversas investigaciones, existen indicios sólidos para afirmar que las últimas tres décadas han sido progresivamente más cálidas. El periodo entre 1983 y 2019 ha sido el más caliente de los últimos 1.400 años.
Poco a poco van disminuyendo el número de días y noches frías al año, junto a ello han disminuido significativamente los mantos de hielo en Groenlandia y en la Antártida. El nivel del mar subió 0,19 metros entre 1901 y 2010, y ahora sube 3 milímetros cada año.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, la temperatura mundial podría llegar a incrementarse en 2 °C hasta mediados del siglo XXI, en comparación con la temperatura registrada entre 1986-2005. Hasta el año 2100 la temperatura podría llegar a aumentar hasta 4,8 °C, una situación catastrófica para la humanidad y para gran parte de la vida en el planeta.
América Latina es particularmente vulnerable
Según el informe, “las emisiones totales de América Latina y el Caribe representan solo el 8,3% de las emisiones mundiales, pero, al mismo tiempo, la región es particularmente vulnerable al impacto del cambio climático debido a sus características geográficas, climáticas, socioeconómicas y demográficas”.
Se estima que para 2050 el cambio climático tendrá un impacto sobre la economía de la región que representará un 5% de su PIB. Esto sucederá como consecuencia de la destrucción de la producción agrícola, la pérdida de capacidad de la generación hidroeléctrica, el incremento de enfermedades y un conjunto de fenómenos extremos. Los efectos sociales y de pobreza derivados de ello podrían ser de gran magnitud.
La economía del calentamiento global
El cambio climático es un tema que todavía muchos consideran como una problemática externa a la actividad humana. Incluso, desde el punto de vista de la ciencia económica oficial, las consecuencias del cambio climático muchas veces no se consideran parte del esquema de gestión del desarrollo.
Sin embargo, toda consideración del cambio climático debe partir del precepto de que en la actualidad este es un fenómeno “antropógeno”. Es decir, que es resultado de la actividad humana y de cómo esta organiza los procesos de producción, distribución y consumo, la mayor parte de las veces sin considerar los impactos ambientales.