Experto: La gente puede vencer la manipulación en las redes
El docente e investigador de la Universidad Católica Boliviana (UCB) en Cochabamba, Marcelo Guardia, explica que se intenta manipular los miedos de la población a través de las redes sociales, pero que eventualmente la verdad termina prevaleciendo. Según el experto, “los políticos...



El docente e investigador de la Universidad Católica Boliviana (UCB) en Cochabamba, Marcelo Guardia, explica que se intenta manipular los miedos de la población a través de las redes sociales, pero que eventualmente la verdad termina prevaleciendo.
Según el experto, “los políticos adecúan la realidad a su discurso, que no siempre es verdadero, y el contrario es el que se da cuenta”. Esto no es algo nuevo, sino que se ha dado siempre en la historia, pero lo que ha cambiado es el soporte (la tecnología) que ha permitido dar mayor visibilidad a esta “lucha” por la mentira y la verdad.
“Cuando hemos llegado a las redes sociales la cosa se ha hecho más fácil porque se ha visibilizado y la gente ha empezado a participar y a emitir su opinión”, puntualiza. Y al haberse sofisticado el uso de los recursos tecnológicos, el marketing político ha empezado a aprovechar de manera más eficiente la información que se puede obtener de las redes.
Por ejemplo, es en este marco que Cambridge Analítica “ha vendido datos de la subjetividad de los consumidores a los que han hecho las campañas de (Donald) Trump y las de Brexit. Ahí lo que se ha hecho es mejorar la técnica porque el marketing político siempre ha buscado saber qué piensa el receptor para mandarle mensajes y hacer campañas más efectivas”.
Estos y otros criterios fueron vertidos por Guardia después de su participación en el Ciclo de Estudios Especializados en Comunicación, impulsado la Asociación Boliviana de Investigadores en Comunicación (ABOIC) en la ciudad de La Paz. En la ocasión, conversó con la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), donde expresó que aunque la manipulación puede surtir efecto en el corto plazo, al final puede terminar consolidándose la verdad.
La población no es tonta
Cuestionado por el PIEB sobre qué pasa con la opinión pública en ese campo donde pugnan dos versiones (mentiras y verdades), el investigador afirma que la gente tiene que hacer un esfuerzo por deducir y discernir. “La gente tiene que hacer un esfuerzo para ver, por ejemplo, canal 7 (canal estatal) y Unitel, digamos”.
Eso implica conocer la posición política de los diferentes medios de comunicación y de las fuentes informativas que circulan, y también implica tener referentes. “Lo bueno es que la gente no es un balde vacío, como las teorías en otro tiempo decían”, agrega.
Y es que “nuestra vida cotidiana, nuestro trabajo, el compañero, nuestra comadre, todo el mundo nos da ideas, vemos medios de comunicación, vemos redes, es una infinidad de posibilidades de poder construir, a partir de lo que vemos, y deducir. Ahí juega la inteligencia de las personas en la cual tengo mucha confianza. Todas las personas somos inteligentes y todos tenemos capacidad de deducir y darnos cuenta de las cosas”.
El rol de los académicos
Para Guardia, las investigaciones académicas pueden ayudar, y mucho, a la opinión pública a formar su criterio y esclarecer las verdades para reducir el potencial impacto de las manipulaciones mediáticas.
Para comenzar, hay que “desmitificar muchas cosas, por ejemplo, que las redes sociales son malas, que el público no tiene capacidades para deducir; no es lo mismo ser desinformado que carecer de capacidad para deducir”.
El experto también usa como ejemplo los mensajes que circularon acerca de niños robados de los brazos de sus padres y madres. “Esos mensajes no son verdad, pero la gente rebota (el mensaje) porque tiene miedo. Esos miedos están siendo manipulados, tengo la hipótesis de que esos miedos son manipulados desde el poder”, advierte.
Es mediante este tipo de tácticas del miedo que políticos como Donald Trump han ganado elecciones: “él ha buscado los miedos de la gente de las ciudades de EEUU y ha detectado que a la gente no le gusta que los mexicanos hagan pis en su árbol, que los latinoamericanos boten basura. Ha cruzado esos datos con edades, gustos, etc., y ha mandado mensajes personalizados para decirles ‘si tú votas por Clinton, vas a tener un latino haciendo pis en tu patio’”.
Y es en base a “los miedos y fantasmas que la gente actúa a veces. Corren rumores de todo tipo de cosas, son ‘fake news’, que siempre ha habido. Solo que ahora se ven más porque hay redes. La academia tiene la obligación de meterse a esos temas”, agrega el investigador.
El problema es que la academia no está haciendo del todo su parte en el problema. Guardia ve a la academia como “muy acrítica, entrando a modas como ésta de la decolonización”.
Asimismo, los estudiantes entran a estudiar para publicidad, comunicación para el desarrollo, productores audiovisuales, “y estos marcos teóricos no les dan respuestas. Un poco creo que hay desactualización y no visualizar problemas que son más fuertes como el crecimiento productivo, temas vinculados con la economía”.
La vida política del meme
El experto aprovechó para anunciar la pronta publicación de una nueva investigación y análisis de las redes sociales, en particular de Facebook, y cómo en ellas se han producido estos procesos de lo que él llama “construcción de la verdad”.
A modo de síntesis, Guardia explica que “al final, lo que ocurre es que con todo ese panorama caótico que hay en redes sociales acerca de verdades, mentiras, falsedades, todo mezclado, de todas maneras llega un momento a niveles en que la gente empieza a cuajar verdades que son verdaderas. Empieza a decir cosas que son alimentadas por otros, empieza a crecer y generar opinión pública que esclarece las cosas”.
Según el experto, “los políticos adecúan la realidad a su discurso, que no siempre es verdadero, y el contrario es el que se da cuenta”. Esto no es algo nuevo, sino que se ha dado siempre en la historia, pero lo que ha cambiado es el soporte (la tecnología) que ha permitido dar mayor visibilidad a esta “lucha” por la mentira y la verdad.
“Cuando hemos llegado a las redes sociales la cosa se ha hecho más fácil porque se ha visibilizado y la gente ha empezado a participar y a emitir su opinión”, puntualiza. Y al haberse sofisticado el uso de los recursos tecnológicos, el marketing político ha empezado a aprovechar de manera más eficiente la información que se puede obtener de las redes.
Por ejemplo, es en este marco que Cambridge Analítica “ha vendido datos de la subjetividad de los consumidores a los que han hecho las campañas de (Donald) Trump y las de Brexit. Ahí lo que se ha hecho es mejorar la técnica porque el marketing político siempre ha buscado saber qué piensa el receptor para mandarle mensajes y hacer campañas más efectivas”.
Estos y otros criterios fueron vertidos por Guardia después de su participación en el Ciclo de Estudios Especializados en Comunicación, impulsado la Asociación Boliviana de Investigadores en Comunicación (ABOIC) en la ciudad de La Paz. En la ocasión, conversó con la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), donde expresó que aunque la manipulación puede surtir efecto en el corto plazo, al final puede terminar consolidándose la verdad.
La población no es tonta
Cuestionado por el PIEB sobre qué pasa con la opinión pública en ese campo donde pugnan dos versiones (mentiras y verdades), el investigador afirma que la gente tiene que hacer un esfuerzo por deducir y discernir. “La gente tiene que hacer un esfuerzo para ver, por ejemplo, canal 7 (canal estatal) y Unitel, digamos”.
Eso implica conocer la posición política de los diferentes medios de comunicación y de las fuentes informativas que circulan, y también implica tener referentes. “Lo bueno es que la gente no es un balde vacío, como las teorías en otro tiempo decían”, agrega.
Y es que “nuestra vida cotidiana, nuestro trabajo, el compañero, nuestra comadre, todo el mundo nos da ideas, vemos medios de comunicación, vemos redes, es una infinidad de posibilidades de poder construir, a partir de lo que vemos, y deducir. Ahí juega la inteligencia de las personas en la cual tengo mucha confianza. Todas las personas somos inteligentes y todos tenemos capacidad de deducir y darnos cuenta de las cosas”.
El rol de los académicos
Para Guardia, las investigaciones académicas pueden ayudar, y mucho, a la opinión pública a formar su criterio y esclarecer las verdades para reducir el potencial impacto de las manipulaciones mediáticas.
Para comenzar, hay que “desmitificar muchas cosas, por ejemplo, que las redes sociales son malas, que el público no tiene capacidades para deducir; no es lo mismo ser desinformado que carecer de capacidad para deducir”.
El experto también usa como ejemplo los mensajes que circularon acerca de niños robados de los brazos de sus padres y madres. “Esos mensajes no son verdad, pero la gente rebota (el mensaje) porque tiene miedo. Esos miedos están siendo manipulados, tengo la hipótesis de que esos miedos son manipulados desde el poder”, advierte.
Es mediante este tipo de tácticas del miedo que políticos como Donald Trump han ganado elecciones: “él ha buscado los miedos de la gente de las ciudades de EEUU y ha detectado que a la gente no le gusta que los mexicanos hagan pis en su árbol, que los latinoamericanos boten basura. Ha cruzado esos datos con edades, gustos, etc., y ha mandado mensajes personalizados para decirles ‘si tú votas por Clinton, vas a tener un latino haciendo pis en tu patio’”.
Y es en base a “los miedos y fantasmas que la gente actúa a veces. Corren rumores de todo tipo de cosas, son ‘fake news’, que siempre ha habido. Solo que ahora se ven más porque hay redes. La academia tiene la obligación de meterse a esos temas”, agrega el investigador.
El problema es que la academia no está haciendo del todo su parte en el problema. Guardia ve a la academia como “muy acrítica, entrando a modas como ésta de la decolonización”.
Asimismo, los estudiantes entran a estudiar para publicidad, comunicación para el desarrollo, productores audiovisuales, “y estos marcos teóricos no les dan respuestas. Un poco creo que hay desactualización y no visualizar problemas que son más fuertes como el crecimiento productivo, temas vinculados con la economía”.
La vida política del meme
El experto aprovechó para anunciar la pronta publicación de una nueva investigación y análisis de las redes sociales, en particular de Facebook, y cómo en ellas se han producido estos procesos de lo que él llama “construcción de la verdad”.
A modo de síntesis, Guardia explica que “al final, lo que ocurre es que con todo ese panorama caótico que hay en redes sociales acerca de verdades, mentiras, falsedades, todo mezclado, de todas maneras llega un momento a niveles en que la gente empieza a cuajar verdades que son verdaderas. Empieza a decir cosas que son alimentadas por otros, empieza a crecer y generar opinión pública que esclarece las cosas”.