Tarijeños que cambiaron el fútbol amateur en Bolivia entre 1943 y 1963
Cinco tarijeños que revolucionaron el fútbol boliviano de antaño
El fútbol boliviano había comenzado a participar a nivel internacional a partir del campeonato sudamericano de 1926 con resultados muy magros y con goleadas aplastantes



Walter Orozco, Víctor Brown, Mario Mena, Abdul Aramayo y Fortunato Castillo; fueron los cinco jugadores tarijeños que cambiaron, o mejor dicho, revolucionaron el fútbol amateur en Bolivia. Esta aseveración está basada en un meticuloso trabajo de investigación de datos estadísticos y crónicas periodísticas que abarcan desde 1943 a 1963 realizada por el periodista Ramiro Rodríguez, estudioso del fútbol tarijeño y nacional.
El fútbol boliviano había comenzado a participar a nivel internacional a partir del campeonato sudamericano de 1926 con resultados muy magros y con goleadas aplastantes. La Guerra del Chaco (1932-1935) y su secuela perjudicó notablemente al fútbol boliviano que recién en 1945 volvió a las lides internacionales. En esa época el fútbol era amateur, los jugadores practicaban este deporte por amor a la camiseta. Ese era el contexto.

Walter Orozco
En 1941, procedente de Tarija, llegaba a La Paz Walter “chingolo” Orozco, que había jugado en el club 15 de Abril y el Huracán de su ciudad natal y se iba a enrolar al Club Bolívar. Llegó para reemplazar al gran capitán Mario Alborta y fue antecesor del Maestro Ugarte. Pronto comenzó a mostrar su fútbol, era espigado y elegante al trasladar la pelota, sabía gambetear con ambas piernas, aunque tenía preferencia por la zurda.
Las crónicas de aquellos años decían que era un jugador elegante, de mucha clase y categoría. La prensa lo calificó como el mejor foward (delantero) de aquella época. La hinchada celeste lo amaba. Jugo para la selección en el sudamericano de Chile (1945) y por la calidad de su fútbol fue comparado con Rinaldo Martino y Vicente De la Mata dos famosos jugadores argentinos. Orozco fue pretendido por Nacional de Uruguay.

Mario Mena
Unos años más tarde llegaba de la tierra andaluz, Mario Mena que había jugado en Independiente y Royal Obrero. Mario “el zorro” Mena, fichó para Bolívar en 1947, era un jugador insuperable con la cabeza y gran goleador. Se le conocía como el artillero Mena. Era un delantero temible. Fue socio de Víctor Agustín Ugarte en el ataque de la Academia con quién se entendía a la perfección. Fue goleador de Bolívar en la década del 50.
Mario Mena jugó en el Campeonato Mundial de Brasil (1950). Participó en tres campeonatos sudamericanos (1949-1953-1957). El 22 de julio de 1953 formó parte del equipo boliviano que ganó a Perú (1-0) en la inauguración del estadio Nacional de Lima. Jugó 10 años en la selección nacional. Su debut fue en 1949, jugó 22 partidos y anotó 2 goles. La prensa lo rebautizó con el apelativo de el “tarijeño de oro”.

El 10 de febrero de 1952 Millonarios de Colombia jugó un partido amistoso frente a Bolívar. En el equipo azul llegó Alfredo Di Stefano “la saeta rubia”, que un año después pasó al Real Madrid con el que obtuvo 5 copas europeas y fue considerado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. En ese partido el tarijeño Mario Mena se destacó marcando el primer gol con el ganaron al final por 2-1 al equipo bogotano.

Víctor Brown
Víctor “Titi” Brown fue otro de los tarijeño que llegó a La Paz para enrolarse al Club Bolívar. Brown fue con Mena el aporte tarijeño para que Bolívar gane el primer título del profesionalismo en 1950. En ese mismo año fue llamado a la selección nacional que participó como invitada en el Mundial de Brasil. Fue campeón invicto con la Academia en 1953. También jugó en Litoral de La Paz y en Tarija jugó en Royal Obrero.
Víctor Brown estuvo en el equipo nacional que ganó por primera vez a la Argentina en 1957 por las eliminatorias al Mundial de Suecia-58. El partido se jugó en el viejo estadio Hernando Siles ante 20.000 espectadores. La delantera estaba conformada por Brown, Ugarte, Mena, Alcocer y Alcón, una de las mejores de todos los tiempos. Bolivia ganó por 2-0 y al final “Titi” Brown y sus compañeros fueron alzados en hombros por la hinchada que salió enfervorizada por semejante triunfo deportivo.

Abdul Aramayo
Abdul Aramayo otro tarijeño que llegó en 1953 para jugar primero en Ferroviario, en 1959 paso a Municipal, con Chaco Petrolero fue campeón nacional en 1962, luego fue a Bolívar de 1965-1967 para la operación retorno a la primera “A” ya que los académicos habían descendido de categoría. Jugó también en Always Ready y Stormers Petrolero de Sucre. En Tarija fue jugador que pasó por filas del legendario Royal Obrero.
El mayor halago de este notable jugador de futbol fue el haber conformado el equipo nacional que obtuvo en forma invicta el primer y único título sudamericano en 1963. Pero su mayor hazaña fue el haberle marcado un gol al campeón del mundo Brasil del Rey Pelé en el sudamericano de Argentina (1959) en el que Bolivia perdió por 4-2 y donde deslumbró opacando al mismísimo Mané Garrincha.

Abdul Aramayo jugaba como wing (puntero) derecho, tenía una gambeta endiablada, era rápido y contundente. Le gustaba jugar pegado a la raya lateral, solía emprender una veloz corrida hasta la esquina del corner y de ahí levantar los centros precisos para que sus compañeros de área puedan marcar los goles, Jugaba para el equipo. Tuvo que pelear la titularidad en la selección campeona con otro grande: Ramiro Blacut.

Fortunato Castillo
El último en llegar fue el chaqueño-tarijeño Fortunato Castillo, quién jugó en Chaco Petrolero de 1961 a 1965, luego pasó a Bolívar donde jugó de 1966 a 1967. Fue campeón sudamericano en 1963. En la selección nacional jugó 8 partidos y marcó 4 goles, siendo el más goleador de los 5 jugadores que estamos analizando. Era un puntero izquierdo de gran velocidad y potente remate y además era hábil con el balón.
Con estos antecedentes, Orozco, Mena, Brown, Aramayo y Castillo revolucionaron el fútbol nacional, porque en esa época del amateurismo y los primeros años del profesionalismo, el futbol boliviano era muy inofensivo, de poca calidad técnica y la parte física dejaba mucho que desear. En cambio, los bravos tarijeños eran por excelencia ofensivos, tenían una técnica depurada y contaban con un físico envidiable.
Otro factor a tomar en cuenta es que el sistema de juego de aquella época, el 3-2-5 (tres defensores, 2 mediocampistas y 5 delanteros), ayudó y permitió a los jugadores tarijeños desplegar libremente sus habilidades técnicas y su vocación ofensiva, convirtiéndose cada uno de ellos en su momento en factores clave para que el futbol boliviano vaya levantando cabeza a partir de 1943 hasta alcanzar la gloria con la obtención del campeonato sudamericano en 1963.
Estos cinco bravos tarijeños no solo fueron excepcionales jugadores, sino que fueron mimados por la hinchada y ponderados por la prensa. Chingolo Orozco era amado por la hinchada, el “zorro” Mena era considerado el “tarijeño de oro”, Titi Brown fue alzado en hombros después de la brillante victoria sobre Argentina, Aramayo fue admirado y comparado con Garrincha por la prensa argentina y Castillo fue el héroe-goleador de la selección que logró la única gran conquista del futbol boliviano: Campeones invictos del Sudamericano de 1963.
Y si aún no está convencido con nuestros argumentos he aquí uno más: Se dice que los chapacos en general son lentos pero seguros. Los cinco tarijeños demostraron que, con su rapidez y contundencia, ese dicho quede desvirtuado y que solo es un mito; por eso digo que revolucionaron el fútbol. Porque con su juego produjeron profundos cambios en la vieja estructura del futbol amateur y sentaron las bases para el surgimiento del profesionalismo.