Homenaje Póstumo
Si hacemos un balance de nuestro paso por la vida, descubriremos que muchas veces dejamos que ésta se nos vaya como agua entre los dedos al no valorar los regalos que Dios generosamente pone a nuestro alcance. Si pensamos en nuestra niñez, en los tiempos de escuela, con seguridad que...



Si hacemos un balance de nuestro paso por la vida, descubriremos que muchas veces dejamos que ésta se nos vaya como agua entre los dedos al no valorar los regalos que Dios generosamente pone a nuestro alcance.
Si pensamos en nuestra niñez, en los tiempos de escuela, con seguridad que hallaremos personas que moldearon nuestra forma de ser, determinando en nosotros rasgos que hemos asimilado sin siquiera percibirlo. Es el caso de los profesores de colegio, que cuando enseñan la materia de su especialidad, y lo hacen de tal manera que se preocupan que el alumno comprenda y disfrute del aprendizaje, en muchos casos lograrán que en el joven despierte el deseo de luego profesionalizarse en una carrera vinculada a esa materia.
En mi caso, este 2019 en el que cumpliré 44 años de haber salido bachiller, aún recuerdo con cariño cómo aprendí a gustar de los números gracias a doña Teresa Castellanos de Ávila, profesora de Matemáticas, quien daba su clase poniéndole una chispa de humor. En aquellos tiempos ni se soñaba que un día del siglo XXI se iba a contar con la ayuda del Prof. Google, sino que toda la responsabilidad caía sobre las espaldas del maestro de aula, quien tenía que hacer maravillas para que sus alumnos recibieran el mensaje con éxito.
Cómo no recordar con cariño a otra maestra de una asignatura totalmente incomprensible, cuyos contenidos se resumían en una frase impensable para los adolescentes que suelen descartar el pensamiento de René Descartes: “Pienso, luego existo” … La Filosofía era una materia llegada de otro planeta, el cual no adolecía de la adolescencia, pero en Tarija, siglo XX, nuestra también directora del colegio, la Prof. Amanda Ramírez de Zamora, con infinita paciencia, se daba modos para que los alumnos no desmayen en el intento y alcancen a existir aunque no lo piensen.
En este año, para todos los que hemos salido bachilleres del Colegio “San Bernardo de Tarija”, se ha cerrado una etapa de nuestra vida con el fallecimiento en el mes de junio de doña Amanda de Zamora, y en el mes de julio, de doña Teresa de Ávila, ambas maestras fundadoras del colegio que precisamente este mes estará de aniversario.
Con estas líneas queremos rendir homenaje a los fundadores: Amanda Ramírez de Zamora (†), Mery Derpic de Solares (†), Teresa Castellanos de Ávila (†) y Carlos Ávila Claure (†), quienes el año 1962 abrieron las puertas del Colegio, y, 57 años después, el sueño que emprendieron sigue en pie, creciendo y aportando a la ciudad de la “Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa”, de la cual lleva el nombre con orgullo.
Si pensamos en nuestra niñez, en los tiempos de escuela, con seguridad que hallaremos personas que moldearon nuestra forma de ser, determinando en nosotros rasgos que hemos asimilado sin siquiera percibirlo. Es el caso de los profesores de colegio, que cuando enseñan la materia de su especialidad, y lo hacen de tal manera que se preocupan que el alumno comprenda y disfrute del aprendizaje, en muchos casos lograrán que en el joven despierte el deseo de luego profesionalizarse en una carrera vinculada a esa materia.
En mi caso, este 2019 en el que cumpliré 44 años de haber salido bachiller, aún recuerdo con cariño cómo aprendí a gustar de los números gracias a doña Teresa Castellanos de Ávila, profesora de Matemáticas, quien daba su clase poniéndole una chispa de humor. En aquellos tiempos ni se soñaba que un día del siglo XXI se iba a contar con la ayuda del Prof. Google, sino que toda la responsabilidad caía sobre las espaldas del maestro de aula, quien tenía que hacer maravillas para que sus alumnos recibieran el mensaje con éxito.
Cómo no recordar con cariño a otra maestra de una asignatura totalmente incomprensible, cuyos contenidos se resumían en una frase impensable para los adolescentes que suelen descartar el pensamiento de René Descartes: “Pienso, luego existo” … La Filosofía era una materia llegada de otro planeta, el cual no adolecía de la adolescencia, pero en Tarija, siglo XX, nuestra también directora del colegio, la Prof. Amanda Ramírez de Zamora, con infinita paciencia, se daba modos para que los alumnos no desmayen en el intento y alcancen a existir aunque no lo piensen.
En este año, para todos los que hemos salido bachilleres del Colegio “San Bernardo de Tarija”, se ha cerrado una etapa de nuestra vida con el fallecimiento en el mes de junio de doña Amanda de Zamora, y en el mes de julio, de doña Teresa de Ávila, ambas maestras fundadoras del colegio que precisamente este mes estará de aniversario.
Con estas líneas queremos rendir homenaje a los fundadores: Amanda Ramírez de Zamora (†), Mery Derpic de Solares (†), Teresa Castellanos de Ávila (†) y Carlos Ávila Claure (†), quienes el año 1962 abrieron las puertas del Colegio, y, 57 años después, el sueño que emprendieron sigue en pie, creciendo y aportando a la ciudad de la “Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa”, de la cual lleva el nombre con orgullo.