El rol estratégico de Tarija en la interna opositora y del MAS
El FRI, el MNR y la experiencia y simbolismo de algunos de sus representantes emergentes y tradicionales, además de la fuerza de las Bartolinas en el MAS, hacen del departamento una parada obligada
Tarija no tiene hoy el protagonismo político que tuvo a finales del siglo pasado cuando Jaime Paz Zamora instaló su cuartel general en el Picacho, cuando Víctor Paz Estenssoro pasó a “segunda actividad” manejando los hilos de la política fina desde San Luis o cuando Hugo Bánzer Suárez acudía de retiro a estas tierras, pero sigue teniendo cierto rol estratégico y simbólico en la toma de decisiones más allá de su 5% de votación o el lejano recuerdo de las bondades del gas.
El FRI y el MNR
Por ejemplo, en Tarija siguen residiendo y sosteniendo dos de las siglas históricas de la política nacional, que sin tenerlo fácil han logrado mantener su sigla y que siguen jugando roles pragmáticos.
Tarija es la referencia del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) fundado por Óscar Zamora Medinaceli, Motete, y custodiado hasta hoy por su familia. En 2019 y 2020 fue la piedra fundamental para construir la Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa, que entonces exigía libertad de acción y decisión al resto de líderes de la oposición, algo que encontró en el FRI que apenas le exigieron algunos cupos en la franja de seguridad.
El FRI ha vuelto a ser noticia estas semanas por el movimiento estratégico de Tuto Quiroga, que atrajo a sus dirigentes para conseguir la sigla y armar un proyecto independiente con el que después se ha sentado más fuerte en la mesa de negociación de “la unidad”, donde siempre Samuel Doria Medina se sentía más tranquilo al contar con su propia sigla. La jugada de Edgar Guzmán no pareció muy ortodoxa, pero seguramente tenga consecuencias en el corto plazo.
Por otro lado, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) sigue siendo un partido fuerte en Tarija pese a sus debilidades en otros departamentos. Johnny Torres, alcalde de Tarija, es de nuevo el jefe Nacional del partido y junto a César Siles vienen diseñando una estrategia pragmática que los vuelva a convertir en piedra angular dentro de la oposición. Sus medios, sobre todo económicos, son limitados pero el olfato político rebosa en el nonagenario partido, medular en la idiosincrasia nacional y con cuadros “infiltrados” en la mayoría de las “nuevas” opciones políticas.
De momento Torres y Siles no han dado pasos definitivos. Se mantuvieron estratégicamente al margen del Pacto de Unidad de “los cuatro grandes” – Mesa, Quiroga, Doria Medina, Camacho – que no ha tardado en naufragar, y mantiene todos los puentes con las opciones más libertarias, que proponen agendas más radicales, incluido Branko Marinkovic, que se ha enfundado en la campaña más mileísta sin desvelar cuáles son sus opciones reales para terciar.
La reivindicación que parte de la oposición hace hoy del decreto 21060 y la experiencia probada del partido para afrontar crisis, para bien o para mal, le ayudan a armar un relato propio que puede tener su impacto más adelante.
Liderazgos unipersonales
Además de los dos pequeños partidos nacionales que guardan sus fuerzas en Tarija, también hay líderes individuales que se mueven con soltura en el escenario nacional o con valor de la experiencia que les hacen ser consulta obligada.
Una de las emergentes recientes es Luciana Campero, crítica con su partido Comunidad Ciudadana, pero leal. Campero ha impulsado numerosas denuncias públicas contra cuadros y ejecutivos del MAS tanto a nivel nacional como departamental y ha denunciado gestiones cuando menos sospechosas. Su mediación en las judiciales, elaborando lo que denominó “listas azules” le generó críticas y enemigos, pero a la vez, orientó el voto significativamente y muchos medios la señalan como referencia de oposición.
También pisa fuerte a nivel nacional el senador Rodrigo Paz Pereira, hijo de Jaime Paz Zamora, parlamentario desde 2002, alcalde de Tarija entre 2015 y 2020, y que se presenta como “lo nuevo” entre las opciones de oposición. Paz Pereira armó un partido en Tarija en tiempo récord: Primero La Gente, pero nunca lo utilizó porque su imagen se deterioró tan rápido tras los escándalos de corrupción que decidió salir a La Paz con Comunidad Ciudadana que volver a pelear la Alcaldía. Tampoco dejó ningún representante y apenas aparece por el departamento que representa a nivel nacional, pero su experiencia y manejo de medios y redes le suma.
Además son referencia política tanto Oscar Montes como los promotores de la Autonomía, principalmente Mario Cossío, Mauricio Lea Plaza y María Lourdes Vaca. Los diferentes frentes los buscan ya para consolidar sus propuestas, pero sin duda, los tiempos en Tarija se manejarán de otra manera.
El pulso del MAS, también en Tarija
El MAS nunca se consolidó electoralmente en Tarija, aunque sí ganó dos elecciones nacionales y hubo un elevado número de cargos que no dudaron en abrazar al partido azul pese a haber iniciado en otras fuerzas.
La base popular, sin embargo, siempre estuvo nutrida por las Bartolinas de Julia Ramos, que además formaba parte del nudo de seguridad de Morales hasta que cayó en desgracia por el asunto del “Fondo Indígena”. Ramos ha vuelto a la primera línea de la mano del gobierno de Luis Arce junto a Celinda Sosa consumando un cisma.
Tarija es además el lugar desde el que se ha impulsado la investigación contra Evo Morales por presuntos delitos sexuales y no es casual que al frente de la Fiscalía esté otro cuadro importante de las Bartolinas y exministra del propio Evo como es Sandra Gutiérrez.