Crónica política de la jornada
Del patinazo de Arce y el borrado de Evo a las dudas de Carlos Mesa
La relajación en la tensión económica y el callejón sin salida al que se ha metido Evo Morales le está dando un periodo de euforia al presidente, que sin embargo no puede relajarse ni aún con la oposición perdida



La semana política cruzada por el Censo tuvo un importante bajón de intensidad, aunque dejó destellos y algunos momentos que bien valen una reflexión a largo plazo.
Por ejemplo, el presidente Luis Arce convocó un “diálogo con periodistas”, que es su propia fórmula de conferencia de prensa en la que habla de todo, pero a su ritmo, y que tiene su valor en tanto otros siempre han preferido refugiarse y dejar hablar a subalternos, pero los riesgos son evidentes y esta vez coronó: la metáfora sobre el recreo en dólares de los boomers ha pasado a su propio anecdotario, como el de los 100 bolivianos de la canasta familiar de antaño, pero sobre todo, ha opacado toda la explicación sobre la distensión del dólar y el momento económico que se está viviendo gracias al acuerdo con China, a la estabilización de los precios de los alimentos y tasas de interés en el contexto internacional y a un inusitado precio bajo del petróleo, muy por debajo de las expectativas.
Fue un tropiezo en la estrategia de Arce y su equipo, que ya se visualiza como candidato del MAS gracias a la momentánea neutralización de Evo Morales, sin margen de maniobra: ha perdido el apoyo de los socios internacionales del Grupo de Puebla, que apuestan por Arce o, en el mejor de los casos, por una tercera vía; se ha quedado sin argumentos en lo económico y va perdiendo aliados en todo el escenario nacional: Incluso el exgobernador de Tarija Lino Condori acaba de ser reclutado para el servicio exterior de Celinda Sosa, quien desequilibró la balanza en Tarija en favor de Arce hace ya unos meses. El nombramiento es polémico por la cantidad de causas abiertas que ha tenido el exgobernador, pero evidencia la “sensibilidad de la militancia” para elegir su bando.
El momento es delicado para Morales, que ve cómo tampoco sube en las encuestas para ser presidente más allá de que logre una eventual candidatura. En esas, sigue replanteando la estrategia y ha bajado la intensidad de sus ataques contra el gobierno, pero hay algo que aún le quita más sueño: el sórdido poder del Estado, que esta vez no controla él. Hace dos domingos celebró su ampliado que tenía por objetivo volver a coronarle candidato y corregir los defectos observados en el Congreso de octubre, no reconocido por el Tribunal Electoral, pero el ente ni siquiera se ha sentado a considerarlo y el interés global ha sido mínimo. La silbatina de las Bartolinas chuquisaqueñas probablemente se sacó de contexto, pero es evidente que no está encontrando las coordenadas para reconectar con el pueblo.
El enésimo plan de la oposición
Algunos analistas vienen recomendando a la oposición formal, que aún lidera Carlos Mesa aunque al menos el 25% de su bancada en la Asamblea se haya rebelado, que no cambie tan rápido de tema, pues apenas logra fijar su posición en la población, pero no parece que sean escuchados.
Uno de los ejemplos más recientes es el de las elecciones judiciales, donde han ido cambiando de plan y prioridades casi cada semana: un día era la negación, otro lo imprescindible era sacar a los Magistrados actuales, luego que se hiciera la convocatoria cuanto antes y ahora no está muy claro cómo se va a garantizar que exista verdadera pluralidad entre los seleccionados ni cómo se va a evitar que el Gobierno siga paralizando la elección a través de sus múltiples resortes de poder.
Más curiosa ha resultado la estrategia corta sobre el censo, que venían apoyando con moderación desde que a finales de 2022 se definiera la fecha y se comprometieran resultados para actualizar a tiempo las circunscripciones electorales antes de las elecciones de 2025. Primero fue el senador Rodrigo Paz insinuando que el censo “político” podría ser utilizado para verificar el nivel de ingresos y después el propio Carlos Mesa asegurando que los datos del Censo de 2012 nunca se conocieron, dos posiciones que vinieron a sumar a la campaña lanzada por grupos extraparlamentarios y cuya misión es afectar a la credibilidad futura de los datos y con ello, a la frágil institucionalidad del país. Posiblemente lo han logrado, aunque también es posible que en algún momento deban dar explicaciones por ello.
Montes retoma la vía de conflicto con el Chaco
A falta de una oposición efectiva en el departamento de Tarija, que el MAS no la está haciendo, el gobernador Óscar Montes, consciente de que necesita contrincantes con los que batirse para mantenerse en el candelero, parece proclive a utilizar el comodín del Chaco, muy utilizado en el pasado para estas lides en el gobierno departamental, con la salvedad que esta vez no se trata de que uno le pida al otro, sino de que el Gobernador quiere entregar Servicios Eléctricos de Tarija a la Región Autónoma y desde allí, se rechaza.
A principio de la gestión Montes ya se fue con su calculadora al Chaco a hacer cuentas sobre las deudas del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) en lugar de refugiarse en ninguna trinchera, y le salió a devolver. Hubo hasta “mediación” internacional del Gobierno en cancha neutral (Cochabamba) y todo acabó aceptado, pues al final hay hospitales pintados de naranja.
También quiere poner orden en los servicios de salud y en otras competencias que se ejercían desde el nivel departamental sin otro sustento que el electoral, es decir, con el fin de poder sostener a un equipo con el que “tener pisada”. Ese era el caso de Setar, que de entrada Montes encargó a su aliado y ex ejecutivo de Caraparí Lorgio Torres pero que acabó desistiendo. Montes no tiene especial interés en perpetuarse y más bien, está exigiendo al Chaco que cumpla con su propio Estatuto Regional, constituyendo una gran paradoja a ojos de algunos periodistas de la Región, como Esteban Farfán.
El otro gran duelo es el del intento de modificar el reparto de regalías por Ley, algo que en realidad está blindado a nivel nacional pero que sirve para sostener el pulso en otros municipios, al menos, hasta que alguien se de cuenta.