Cristian, el joven con autismo que quedó huérfano
Cristian, la difícil situación de un joven autista que quedó huérfano en Tarija
El joven de 24 años, quien vivía en una vivienda cedida y construida por vecinos del barrio El Temporal, es conocido por muchos en Tarija, porque desde pequeño solía recorrer las calles acompañado de su madre, quien pedía limosna
Cristian, un joven diagnosticado con autismo severo, huérfano inicialmente de madre hace dos años y de padre hace seis meses, quedó a cargo de su hermano quien, en medio de la responsabilidad, el estrés y el alcoholismo, dejó este mundo hace un par de semanas.
Ante la situación y por la falta de centros u hogares de acogida para personas con esta condición, en la ciudad de Tarija, el joven autista que tiene más del 67% de discapacidad quedó a cargo de su hermana mayor, pese a sus limitaciones económicas.
Él es altamente dependiente, necesita ayuda para comer, para vestirse, para asearse y usa pañales de adulto de forma diaria y por el resto de su vida, “es prácticamente como un niño”, explica Sossi Dorado, directora del centro especializado en autismo, comunicación y desarrollo Sombreritus, institución que junto a padres de niños con la misma condición iniciaron una campaña de ayuda “permanente” en favor de Cristian y donde también la población puede dejar sus aportes.
La hermana, quien anteriormente no quiso tomar responsabilidad en el cuidado Cristian, se vio obligada a asumirla.
El joven de 24 años, quien vivía en una vivienda cedida y construida por vecinos del barrio El Temporal, es conocido o al menos recordado por muchos en Tarija porque desde pequeño solía recorrer las calles céntricas de la ciudad acompañado de su madre, quien solicitaba monedas y ayuda para solventar los gastos y necesidades de su hijo, principalmente alimenticios.
Tres días junto al cadáver de su hermano
Cristian fue encontrado junto al cadáver de su hermano después de tres días del deceso y posteriormente fue llevado a un centro médico para estabilizarlo, pues presentaba deshidratación tras haber estado varios días sin probar bocado o líquido, comenta Beatriz Paputsakis, secretaria de la Asociación de Padres Familiares y Amigos de Personas con Trastorno del Espectro Autista y Trastornos de Comunicación (Aspateac) de Tarija.
Su situación se agrava, pues él nunca desarrolló el habla y comunicación, debido a que no recibió una terapia especializada por falta de recursos económicos, ya que los centros del Estado existentes han sido rebasados al recibir personas con distintas condiciones, además del autismo.
“Él no ha desarrollado un lenguaje, no se comunica, no puede hacer conocer que le duele algo, que tiene hambre o cualquier necesidad que tenga”, explicó Paputsakis.
La familia
María Esther Valencia, directora del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), quien junto a un equipo multidisciplinario y el Intraid siguieron muy de cerca la situación, comenta que el hermano, al igual que sus padres, “lo quería y trataba muy bien” a Cristian, sin embargo, tenía un problema con el alcohol que lo llevó a la trágica decisión de quitarse la vida.
La hermana, quien anteriormente no quiso tomar responsabilidad en el cuidado Cristian, se vio obligada a asumirla.
“La ley obliga a que la familia debe acogerlo (…) el Sedeges a través de un equipo multidisciplinario conformado por una trabajadora social, psicólogo y abogado se encargan de velar para que el joven reciba un buen trato, calidad de vida y alimentación”, refirió Valencia.
Valencia aclaró que Tarija no cuenta con centros que puedan acoger a personas con estas condiciones, explica que el Estado solo se hace cargo cuando hay una “vulneración a los derechos” y además se inicia un proceso en contra de la familia.
Sin registros del total de casos de autismo en Tarija
Sossi Dorado, psicóloga y especializada en autismo, informa que se estima que hay alrededor de 800 personas con autismo en Tarija, sin embargo, no hay datos específicos, “muchas personas con autismo no tienen el diagnóstico o han sido diagnosticados con otra condición”.
En muchos casos incluso recibieron diagnóstico de discapacidad intelectual o trastorno mental. Lamentan la falta de políticas públicas y apoyo de parte del nivel central para el acceso a terapias y educación.