Elizabeth Dávalos y los Hijos de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco en Tarija
La Asociación busca reabrir el Museo Histórico Héroes del Chaco para impulsar el turismo en la ciudad.
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La Guerra del Chaco fue el conflicto bélico de mayor importancia en nuestro continente durante el siglo pasado. Enfrentó a nuestro país con el vecino Paraguay, entre el 9 de septiembre de 1932 y el 12 de julio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Tan sólo en Bolivia, se movilizaron más de 250 mil soldados, muchos de los cuales encontraron la muerte en los campos de batalla. Otros retomaron sus vidas, con más o menos posibilidades de tener una cierta normalidad.
Un grupo considerable de beneméritos de esta guerra ha vivido más allá de los cien años. En Tarija, el último de ellos fue Benigno Garrado Peñaranda, quien falleció en febrero de 2021 a los 109 años de edad. Mientras tanto, el último soldado boliviano de la Guerra del Chaco, Samuel Chuquimia Murillo, tiene 107 años y contando. Quizá esta longevidad se debe a que “los antiguos eran más fuertes” que los de ahora, o tal vez hay una fuerza vital en la memoria que hace que el cuerpo persista. Como sea, después de ellos, están los hijos.
En 2009, en el Barrio El Molino la Asociación de Hijos de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco en Tarija recibió un inmueble para crear el Museo Histórico Héroes del Chaco, con motivo de la conmemoración de la Batalla de Boquerón. Sin embargo, durante algunos años ya ha estado sirviendo como oficina municipal, olvidada la vocación original.
Afortunadamente, el año pasado la alcaldía se ha mostrado predispuesta a ayudar a que la Asociación avance en un proyecto de turismo histórico, en el que se incluirían rutas por otros sitios, como el Colegio San Luis, el Albergue, y las calles Ramón Rojas y Corrado, por ejemplo. La actual presidente de la Asociación, Elizabeth Dávalos, lleva adelante la gestión para recuperar el Museo y devolverle la finalidad que los caprichos institucionales le quitaron.
La intención no es menor, porque uno de los grandes efectos de esta guerra ha sido también la falta de apoyo y la ingratitud. Muchos ex combatientes han muerto en el abandono y la pobreza. A muchos se les pagaban rentas que siempre fueron insuficientes. En el caso de Tarija, en 15 años el Museo Histórico no ha crecido como bastión de la memoria de los héroes que defendieron al país, ya sea por falta de tiempo, dinero o por caprichos institucionales.
Nuestra historia, nuestra memoria, es lo que nos hace únicos. Por eso siempre veremos a los hijos de los ex combatientes con retratos de sus padres. Elizabeth lleva a Amador Dávalos Guisbert, suboficial que cayó herido en Kilómetro 7 el 15 de noviembre de 1932, en Campo Vía el 1 de mayo de 1933, y en Caigua el 18 de febrero de 1935, que se enfrentó cuerpo a cuerpo con prisioneros paraguayos, a punta de bayoneta, y que volvió, recibió condecoraciones por sus heridas, como la Estrella de Hierro, la Orden del Mérito Militar, y la Medalla de Guerra, y se buscó la vida como profesor, llegando a ser fundador de la Escuela Tomás O’Connor D’Arlach, hoy Colegio San Roque.
No contento con eso, Amador escribió el libro “Memorias de un profesor en la Guerra del Chaco”, que fue publicado en 1995. Probablemente, alguna copia sobrevive en las bibliotecas de la ciudad.