Justina Choque lleva 20 años dedicados al reciclaje
A pesar de los desafíos y la resistencia inicial que enfrentó en el botadero de Pampa Galana, Justina perseveró y la organización que formó creció hasta contar con 65 mujeres recolectoras
Justina Choque, una mujer de 73 años de edad, lleva más de dos décadas dedicada a la recolección y reciclaje de botellas PET en Tarija, contribuyendo al cuidado del medio ambiente.
Desde el año 2000 su compromiso con esta labor se convirtió en su forma de vida, permitiéndole alimentar y mantener a su familia de ocho hijos. Años después fundó la organización Mujeres en Acción de Reciclaje por el Medio Ambiente de Tarija (MARMAT) junto a su nuera, hija y colegas. Hoy en día, preside la Asociación Nueva Esperanza por el Medio Ambiente Tarija (ANEMAT), que es integrada por 15 personas.
El camino hacia esta labor comenzó años atrás, cuando, mientras recogía plantas de papa cerca de un vertedero en La Paz, se dio cuenta del valor de la basura al ser abordada por un anciano que le ofreció pagarle por los papeles que encontrara. A partir de entonces, aprendió a reciclar y valorar los desechos, incluso recolectando huesos junto con los papeles.
Antes de dedicarse al reciclaje, Justina trabajaba como lavandera en casas y hoteles, y también como cocinera en una mina en la zona de Tipuani, donde su esposo trabajaba de chofer. Sin embargo, al agotarse los recursos minerales, regresó a Tarija, donde se involucró inicialmente en el negocio de cocina antes de embarcarse en su trabajo de recolectora de botellas PET en el año 2000.
A pesar de los desafíos y la resistencia inicial que enfrentó en el botadero de Pampa Galana, Justina perseveró y la organización creció hasta contar con 65 mujeres recolectoras.
En la actualidad, cuatro empresas recicladoras en Tarija reciben los residuos reciclados, que son enviados a Santa Cruz para su transformación en la empresa Empacar. El impacto de Justina y su equipo es significativo: se estima que se acumulan entre dos y tres camiones mensuales, cada uno transportando cerca de 70 toneladas de botellas PET y plásticos gruesos, como sillas rotas y otros.
El esfuerzo de Justina y su equipo no solo proporciona un medio de vida, sino que también contribuye a la preservación del medio ambiente, evitando el colapso de los vertederos. Una botella PET tarda hasta 500 años en degradarse, lo que resalta la importancia de su labor para las generaciones futuras.
Además, es importante destacar que varios miembros de la familia de Justina, incluido su difunto esposo, le han brindado su apoyo en esta noble tarea. El trabajo incansable de Justina Choque y su equipo es un testimonio de cómo la determinación y la conciencia ambiental pueden marcar la diferencia en la protección de nuestro entorno.
Se estima que del botadero municipal de Tarija se reciclan al día aproximadamente 30 toneladas de basura, como plásticos, hueso, aluminio, botellas descartables, chatarra, fierro entre otros.
Bolivia genera unas 6 mil toneladas de basura al día
En un mundo cada vez más ahogado por toneladas de basura, los datos son alarmantes: según el reporte del Banco Mundial "What a Waste 2.0" (2018), citado por el Instituto de Investigaciones de la Universidad Católica, la producción global de residuos sólidos municipales alcanza los asombrosos 2.010 millones de toneladas anuales. Para dimensionar esta cifra, basta imaginar más de 14 millones de ballenas azules, el animal más grande del planeta, en peso.
Esta montaña de desperdicios está devastando nuestros océanos, lagos y ríos, obstruyendo drenajes, provocando inundaciones, propagando enfermedades y emitiendo toxinas por la quema descontrolada. Nuestro mundo se está convirtiendo en un vertedero a escala global. Y lo peor es que las proyecciones no son nada alentadoras: se estima que para el año 2050 esta cifra se incrementará a 3.400 millones de toneladas anuales.
En el caso de Bolivia, la situación no es menos preocupante. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, en 2016 el país generaba aproximadamente 2 millones de toneladas de residuos sólidos al año, lo que equivale a 5.400 toneladas diarias. De esta cantidad, más del 70% procedía exclusivamente de las nueve ciudades capitales y El Alto, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2017. Comparado con cifras de 2010, el incremento supera el 20%.
El informe "The Global E-waste Monitor 2017" revela otro desafío: Bolivia produce 3.3 kg de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) por habitante, totalizando 36.400 toneladas al año. Aunque estas cifras sitúan a Bolivia por debajo de otros países de América Latina en términos per cápita, la realidad cambia cuando se considera el ingreso per cápita del país.