Buscan contrapesos al poder
El MAS busca rearmarse desde la Asociación de Municipios de Tarija
Tras perder el control de la Asamblea y sin subgobernadores electos, el MAS tiene el desafío de rearmar el partido y buscar vías para plantear una oposición clara al gobernador Oscar Montes



Después de un mes en shock, el Movimiento Al Socialismo tarijeño trata de reaccionar a su traumática pérdida de poder. El miércoles logró sacar adelante la presidencia de la Asociación de Municipios de Tarija (AMT), que ejercerá William Guerrero, actual alcalde de Padcaya, y que tratará de llenar el hueco que se ha creado a partir de la pérdida de la Presidencia de la Asamblea, un cargo que venía ejerciendo el MAS de forma invariable los últimos ocho años y que le daba cierto aire institucional, sobre todo para las llegadas del Presidente de turno.
La institución es estratégica y al MAS ya le dio resultados en la gestión de Adrián Oliva, donde la Ley del 8 por ciento primero y sus consiguientes débitos después fueron erosionando la gestión del gobernador hasta dejarla entre la espada y la pared. De hecho, fue más efectiva la estrategia coordinada desde esas oficinas que desde el poder de la Asamblea Departamental, donde William Guerrero primero y Guillermo Vega después tuvieron que remar y frenar el carro más de una vez por sus problemas de índole judicial.
Guerrero fue el primer presidente de la Legislatura más larga de la historia autonómica. Elegido por Padcaya, fue seleccionado en 2015 y renovó la confianza en 2016, un tiempo que le sirvió para acercarse a Evo Morales y la cúpula del MAS, con quien compartió innumerables fotografías, y también para ampliar sus negocios agropecuarios a los vitivinícolas a través de Casa Grande.
Guerrero era un advenedizo que fue mutando de opinión hacia Morales y el MAS hasta convertirse en una pieza más del entramado del supergerente, el exsenador Milcíades Peñaloza, cercano por cierto al gobernador Óscar Montes. Las bases más críticas le exigieron ceder el testigo y ascendió Sara Armella al tercer año, aunque duró poco. Guerrero, mientras tanto, no dudó en pedir la subgobernación de Padcaya ni bien falleció Rufino Choque. En la ocasión se filtraron audios sobre turbias negociaciones, pero que no pasó a mayores.
Con el control de la Asociación de Municipios de Tarija - que le ha costado más de la cuenta conseguir y para lo que se movilizan incluso a los municipios del Chaco, que son controlados por el MAS para evitar sorpresas -, la tarea de oposición principal queda en el balcón de William Guerrero y sus padrinos.
Estrategia compleja
En la anterior legislatura, desde la AMT se proponía y la Asamblea daba la cobertura legal a las iniciativas. Así fue con la Ley del 8 por ciento, redactada a la medida de los intereses de los alcaldes, incluido el mecanismo atentatorio del débito automático.
Esta Ley está ahora en análisis en la Comisión de Constitución, donde el Gobernador ha remitido su solicitud para que se abroguen o suspendan casi un centenar de leyes que demandan recursos del Tesoro Departamental. El MAS, minoría en la Asamblea, deberá emplearse a fondo si quiere impedir esa definición.
Por otro lado, en el MAS confían en que la abrogación concreta de esa Ley no sume votos suficientes en tanto los asambleístas que la apoyen quedarán señalados en sus municipios. Por otro lado, el partido tendrá complicado introducir iniciativas legislativas que hagan retroceder al Gobernador en tanto mantenga el control de la Asamblea.
Cabe recordar que en esta legislatura no hay subgobernadores electos, lo que también le ha restado representatividad al MAS, que si control ocho de los once municipios de Tarija – todos salvo Cercado, Entre Ríos y Uriondo.
Un Pacto Fiscal pendiente en Tarija
Más allá de la Ley del 8 por ciento, los municipios planean empezar a solicitar ya la apertura de diálogos sobre el nuevo Pacto Fiscal Departamental independiente del diálogo por el Pacto Fiscal Nacional. El objetivo es fijar criterios de inversión en todo el departamento al margen de los proyectos concurrentes que se financian con la Ley del 8 por ciento. Desde la Gobernación se recuerda que no hay ingresos y que, por lo tanto, difícilmente se puede repartir nada.