En muchos países se lo considera el abogado contra las pandemias
San Roque, la fe de Tarija en medio de la pandemia
En las puertas del gran templo que lleva el nombre del santo, cientos de coloridas cintas se mueven al ritmo del viento. Fueron puestas por los devotos, quienes se encomiendan a San Roque y le piden su protección en medio de la pandemia



Desde que inició la pandemia las calles céntricas de la ciudad de Tarija se llenaron del sonar de la caña y las alabanzas a San Roque, el gran patrono de Tarija y el médico de los pobres. En el barrio San Gerónimo como en muchos otros se pidió a los vecinos sacar a sus ventanas parlantes para poner el cántico tradicional de San Roque.
Pero esto no terminó ahí, en las puertas del gran templo construido a nombre del santo, cientos de coloridas cintas se mueven al ritmo del viento. Fueron puestas por los devotos, quienes se encomiendan a San Roque y le piden su protección en medio de la pandemia. Solos e incluso con sus niños en brazos le rezan plegarias al santo patrono.
En los últimos días tampoco faltaron las danzas de los promesantes y las alabanzas, pues pese a las restricciones, este domingo, muchas personas se dieron cita hasta la iglesia San Roque para rezar y entonar las melodías al son del tambor, erque y caña.
Los milagros del santo
En Tarija la fe en el santo es grande y tiene su base en cientos de milagros que se cuentan a diario, e incluso en un hecho singular e histórico que refleja el amor de Tarija a San Roque. Pues siendo San Bernardo su santo oficial los pobladores decidieron venerar al médico de los pobres.
Yolanda Torres tiene 95 años, es madrina de Elizabeth Figueroa, quien prácticamente le debe la vida misma. Cuenta que cuando su ahijada tenía cinco meses de nacida estaba desahuciada por un mal que no le permitía recuperarse de una fuerte anemia.
Sus padres ya se habían resignado, sin embargo, un día de esos en los que la fe inunda el alma, Yolanda fue a la casa de su comadre Carmen Téllez, tomó a su ahijada en brazos y se fue para el templo.
Ya ahí, a los pies del santo, arrodillada y con un rezo entregó al bebé a San Roque y le pidió sanación. No pasaron ni dos semanas y la bebé comenzó a mejorar, Desde entonces todos los hombres que conforman la familia de doña Yolanda son promesantes en agradecimiento a éste y otros milagros.
“La promesa del chuncho es un tema de fe, algo íntimo que tiene que ver con creer en algo superior, con creer en algo que no se puede tocar ni ver”, dice sin dudar Manuel Chávez para explicar lo que lleva al promesante a hacer el compromiso con San Roque.
“A mí me apromesaron mis padres porque mi hermano adolecía de una enfermedad que se supone que era incurable y bailé en los años 52 y 53”.
Era muy pequeño como para recordar todo el proceso que siguió a su promesa, solo sabe que hoy su hermano está sano y vive todavía. “Es algo delicado porque es de la persona”, insiste y agrega que siempre ha oído sobre una gran cantidad de casos en los que la población ha recibido salud del santo.
“La gente trae su enfermedad en forma de bultito, a veces con forma de piecito si es una dolencia del pie, un corazoncito si es el corazón, si el problema es en los ojos una mascarita y se lo dejan al santo, esa es su fe”, explica.
Para Manuel, la fe en San Roque es la opción de los pobres desde siempre, de aquellos que se ven sin salida porque no tienen acceso al tratamiento médico para dolencias incurables. “Si no fuera la fe no hay salida, se mueren nomás”, concluye.
La esperanza en la pandemia
Todavía está fresco el recuerdo del día en que el pago inició su encapsulamiento para frenar el ascenso del Covid-19, lo hizo pidiendo la bendición de Dios y del patrono San Roque, cuya principal imagen participó del acto principal en el que se bendijo a quienes lucharían en primera fila.
“Padre (Dios) estamos aquí delante de ti pidiéndote en estos momentos solemnes de la historia de nuestra querida Tarija para que te apiades de nuestro pueblo, protejas a nuestros servidores públicos, militares, policías y personal médico, que en estos días de encapsulamiento van al encuentro de los hermanos y hermanas en las diferentes zonas para diagnosticar esta situación triste del COVID-19”, pidió el párroco de la iglesia San Roque Garvin Grech en el frontis del mismo templo.
Pero también la fe se demostró en los ciudadanos. La tarijeña Lucía Guerrero, quien ha vivido más de diez años en España, cuenta que como muchos en Tarija tiene toda su fe puesta en San Roque y se anima a contarnos una historia que siempre la comparte con sus conocidos.
Dice que en España no hay pueblo ni ciudad que no honre con fiesta solemne, o con una iglesia o una ermita a San Roque y más porque en el año 1414, cuando en la ciudad alemana de Constanza se estaba celebrando un concilio ecuménico, se desató allí una gran epidemia de peste.
“Los obispos sacaron en procesión una imagen de San Roque tras la cual empezaron a cesar los contagios y quedó erradicada allí la enfermedad. Y a partir de aquella milagrosa intercesión ante Dios, San Roque quedó para los fieles como el abogado universal contra la peste y demás pandemias”, afirma.
Lucía dice que no hay día en que no rece una plegaria al santo, lo ha hecho también cuando a su madre le dio Covid-19. Hoy se siente segura de afirmar que la protección del patrono ha obrado en ella, pues pese a tener enfermedad de base, el virus no le ha significado más que un día de dolor muscular.
Como Lucía hay cientos de devotos en Tarija que honran a San Roque, que tienen su fe depositada en él y que en estos días han demostrado su respeto y han llevado su pedido de protección hacia el santo.