En el botadero de Tarija no se recicla nada, solo se acopia
A pesar de haberse instalado una banda recicladora, ésta no es utilizada por las personas que realizan la recopilación de la basura y lo hacen de forma manual, clasifican los residuos de acuerdo a su consistencia para luego ser vendidos a los acopiadores procedentes de Santa Cruz, La Paz y...



A pesar de haberse instalado una banda recicladora, ésta no es utilizada por las personas que realizan la recopilación de la basura y lo hacen de forma manual, clasifican los residuos de acuerdo a su consistencia para luego ser vendidos a los acopiadores procedentes de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba.
La ejecutiva de la Asociación Mujeres en Acción Recicladoras por el Medio Ambiente Tarija (Marmat), Justina Choque Huanaco, contó que esta organización es la encargada de clasificar esos desechos principalmente por botellas Pet, bolsas de nylon, el aluminio de las latas de cerveza o gaseosa, papel, cobre y otros agregados comercializables.
La entidad está integrada por 65 personas de las cuales ocho son varones, el trabajo empieza a las 08.00 y salen a las 14.00 horas para luego retornar a las 19.00 y quedarse por la noche, prefieren no utilizar la cinta recicladora porque afirman que no está adecuada para trabajar con ellos.
Trabajo individual
Contó que cada asociado trabaja de manera individual, lo que acumulan y reúnen lo entregan a los acopiadores, por cada kilo de material reciben un promedio de un boliviano con 40 centavos y al día suelen conseguir unos 100 bolivianos.
Los plásticos y aluminio son trasladados a Santa Cruz y La Paz, mientras que los papeles a Cochabamba.
“Para hacer este trabajo recibimos capacitación y para cuidar de nuestra salud recibimos vacunas completas para tétanos, fiebre amarilla y hepatitis, lo cual fue establecido cuando se convino con la Entidad Municipal de Aseo Tarija (Emat) para ingresar al vertedero para trabajar en la clasificación”, explicó.
También el convenio establece que para ingresar al vertedero se deben cumplir ciertos requisitos, como pertenecer a la asociación que posee personería jurídica, además de practicar ciertas reglas como utilizar botas de seguridad, uniforme, barbijo, guantes y ganchos, implementos que tuvieron que comprar con sus propios recursos.
Choque sostuvo que gracias a su trabajo evitan en gran manera la contaminación del medio ambiente, por ejemplo, apuntó que una lata de cerveza de aluminio contamina unos cinco mil litros de agua. Para realizar estas labores sostuvo que recibieron capacitación de profesionales en Aclo Tarija sobre el manejo de la basura, el cuidado de su salud y la alimentación que deben tener.
Demandó de las autoridades colaboración en la dotación de las herramientas necesarias, como una prensa para reducir el volumen de lo recopilado, por ejemplo, y de esta manera darle un valor agregado y ganar un poco más de dinero.
También que les permitan acceder a un servicio de salud, un seguro médico, porque desarrollan su labor al aire libre, bajo lluvia, viento, calor o frío, manipulan materiales potencialmente infecciosos, además que muchas tienen niños de corta edad que cuidar.
Colaboración recíproca entre Emat y Marmat
El director de la Emat, Richard Bravo, señaló que entre esta entidad y Marmat existe una colaboración recíproca porque ellos son los que evitan que el vertedero se colmate rápidamente con los residuos que rescatan y venden, mientras que la institución les brinda una actividad mediante la cual puedan generar ingresos para su familia.
Con este fin, Marmat tuvo que constituirse legalmente, adquirir su personería jurídica y con el respaldo de la Ley 755 de Gestión Integral de Residuos lograron ingresar al vertedero para realizar la separación y clasificación de la basura.
“Ellos hacen esta separación en diferentes rubros, plásticos, aluminio, vidrios, papeles y lo que les parezca económicamente redituable, esto lo hicimos para colaborar con ellas porque en su mayoría son mujeres, madres solas, personas de escasos recursos y con la venta de lo recolectado pueden subsistir”, explicó.
La Ley 775 tiene por objeto establecer la política general y el régimen jurídico de la Gestión Integral de Residuos en el Estado Plurinacional de Bolivia, prioriza la prevención para la reducción de la generación de residuos, su aprovechamiento y disposición final sanitaria y ambientalmente segura, en el marco de los derechos de la Madre Tierra, así como el derecho a la salud y a vivir en un ambiente sano y equilibrado.
La norma se desarrolla en el marco de las competencias concurrentes de residuos industriales y tóxicos, además del tratamiento de los residuos sólidos. Se aplica a todas las personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, que generen residuos o realicen actividades relacionadas con la gestión de residuos, cualquiera sea su procedencia y características.
La Gestión Integral de Residuos procedente de actividades del sector hidrocarburos, energía, minería y metalurgia, industrial manufacturero, agroindustrial y establecimientos de salud, así como los residuos radiactivos se regirán conforme a la normativa sectorial, en el marco de las políticas de la presente Ley.
La ejecutiva de la Asociación Mujeres en Acción Recicladoras por el Medio Ambiente Tarija (Marmat), Justina Choque Huanaco, contó que esta organización es la encargada de clasificar esos desechos principalmente por botellas Pet, bolsas de nylon, el aluminio de las latas de cerveza o gaseosa, papel, cobre y otros agregados comercializables.
La entidad está integrada por 65 personas de las cuales ocho son varones, el trabajo empieza a las 08.00 y salen a las 14.00 horas para luego retornar a las 19.00 y quedarse por la noche, prefieren no utilizar la cinta recicladora porque afirman que no está adecuada para trabajar con ellos.
Trabajo individual
Contó que cada asociado trabaja de manera individual, lo que acumulan y reúnen lo entregan a los acopiadores, por cada kilo de material reciben un promedio de un boliviano con 40 centavos y al día suelen conseguir unos 100 bolivianos.
Los plásticos y aluminio son trasladados a Santa Cruz y La Paz, mientras que los papeles a Cochabamba.
“Para hacer este trabajo recibimos capacitación y para cuidar de nuestra salud recibimos vacunas completas para tétanos, fiebre amarilla y hepatitis, lo cual fue establecido cuando se convino con la Entidad Municipal de Aseo Tarija (Emat) para ingresar al vertedero para trabajar en la clasificación”, explicó.
También el convenio establece que para ingresar al vertedero se deben cumplir ciertos requisitos, como pertenecer a la asociación que posee personería jurídica, además de practicar ciertas reglas como utilizar botas de seguridad, uniforme, barbijo, guantes y ganchos, implementos que tuvieron que comprar con sus propios recursos.
Choque sostuvo que gracias a su trabajo evitan en gran manera la contaminación del medio ambiente, por ejemplo, apuntó que una lata de cerveza de aluminio contamina unos cinco mil litros de agua. Para realizar estas labores sostuvo que recibieron capacitación de profesionales en Aclo Tarija sobre el manejo de la basura, el cuidado de su salud y la alimentación que deben tener.
Demandó de las autoridades colaboración en la dotación de las herramientas necesarias, como una prensa para reducir el volumen de lo recopilado, por ejemplo, y de esta manera darle un valor agregado y ganar un poco más de dinero.
También que les permitan acceder a un servicio de salud, un seguro médico, porque desarrollan su labor al aire libre, bajo lluvia, viento, calor o frío, manipulan materiales potencialmente infecciosos, además que muchas tienen niños de corta edad que cuidar.
Colaboración recíproca entre Emat y Marmat
El director de la Emat, Richard Bravo, señaló que entre esta entidad y Marmat existe una colaboración recíproca porque ellos son los que evitan que el vertedero se colmate rápidamente con los residuos que rescatan y venden, mientras que la institución les brinda una actividad mediante la cual puedan generar ingresos para su familia.
Con este fin, Marmat tuvo que constituirse legalmente, adquirir su personería jurídica y con el respaldo de la Ley 755 de Gestión Integral de Residuos lograron ingresar al vertedero para realizar la separación y clasificación de la basura.
“Ellos hacen esta separación en diferentes rubros, plásticos, aluminio, vidrios, papeles y lo que les parezca económicamente redituable, esto lo hicimos para colaborar con ellas porque en su mayoría son mujeres, madres solas, personas de escasos recursos y con la venta de lo recolectado pueden subsistir”, explicó.
La Ley 775 tiene por objeto establecer la política general y el régimen jurídico de la Gestión Integral de Residuos en el Estado Plurinacional de Bolivia, prioriza la prevención para la reducción de la generación de residuos, su aprovechamiento y disposición final sanitaria y ambientalmente segura, en el marco de los derechos de la Madre Tierra, así como el derecho a la salud y a vivir en un ambiente sano y equilibrado.
La norma se desarrolla en el marco de las competencias concurrentes de residuos industriales y tóxicos, además del tratamiento de los residuos sólidos. Se aplica a todas las personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, que generen residuos o realicen actividades relacionadas con la gestión de residuos, cualquiera sea su procedencia y características.
La Gestión Integral de Residuos procedente de actividades del sector hidrocarburos, energía, minería y metalurgia, industrial manufacturero, agroindustrial y establecimientos de salud, así como los residuos radiactivos se regirán conforme a la normativa sectorial, en el marco de las políticas de la presente Ley.