Perspectiva económica negativa ¿Quién califica a las calificadoras?
Como es conocido, esta semana la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings, rebajó la perspectiva de Bolivia, aunque no la calificación en sí misma. La calificación propiamente sigue siendo BB-, pero su perspectiva cambió de estable a negativa. Lo paradójico es que la Fitch es la...
Como es conocido, esta semana la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings, rebajó la perspectiva de Bolivia, aunque no la calificación en sí misma. La calificación propiamente sigue siendo BB-, pero su perspectiva cambió de estable a negativa. Lo paradójico es que la Fitch es la calificadora que el propio Banco Central de Bolivia (BCB) utiliza oficial y voluntariamente para definir dónde se invierten las Reservas Internacionales.
En teoría, las agencias calificadoras trabajan con la información que le entregan las mismas entidades que analizan y califican, en este caso Bolivia. De ser así, lo que habría realizado la Fitch es una interpretación de esta información, y un diagnóstico de la situación del país analizado, para concluir que sus perspectivas son negativas.
Sin embargo, también es cierto que tanto la Fitch como las otras dos grandes calificadoras internacionales -Moody’s y Standard and Poor (S&P)-, han tenido prácticas y diagnósticos cuestionados a lo largo de las décadas.
Según el analista económico Mauricio Ríos García, “la gran mayoría de los inversores las comparan con escopetas de feria, porque pocas veces aciertan. De hecho, en 2008 las tres principales agencias de rating otorgaron las mayores calificaciones posibles a empresas como Fannie Mae y Freddie Mac y productos financieros de inversión de muy dudosa calidad hasta el día anterior de su colapso”.
Lo propio ocurrió en el caso de Lehman Brothers en 2008, cuando sus acciones y activos financieros tenían calificaciones de AAA (las más altas del mercado), cuando en los hechos se demostró que dichos activos no valían nada.
Años antes, cuando los gigantes estadounidenses Enron y WorldCom fraguaban sus contabilidades ocultando deudas, las tres calificadoras (S&P, Moody’s y Fitch Ratings) les otorgaban las más altas calificaciones de riesgo. Y como esos hay muchos otros casos, a niveles altos y bajos, con bancos y otro tipo de entidades financieras, en países del norte y del sur global.
[caption id="attachment_468462" align="alignright" width="270"] “Oligopolio” de calificadoras de riesgo, todas anglosajonas.[/caption]
Actualmente, las calificadoras de riesgo también supervisan los presupuestos de la Unión Europea y de otros países. Según el investigador argentino Luis Balaguer, lo hacen bajo la influencia de Wall Street y la City de Londres, “formando parte de la economía al servicio del FMI, del Banco Mundial y la Comisión Europea”.
Balaguer también advierte que existen “asociaciones de banqueros y fondos de inversión que se encuentran detrás de estas agencias calificadoras, como Goldman Sachs, Deutsche Bank, JP Morgan, Bank of America, Citizens Financial Grup, Citi Group, SAC Capital Advisors y Soros Fund Managment”.
No es el único que denuncia este tipo de situación, considerando que además, al ser empresas privadas, las calificadoras son contratadas y pagadas por las empresas y entidades que califican, lo que en muchos casos puede generar falta de objetividad y conflictos de interés.
¿Qué dice Fitch sobre Bolivia?
“La revisión de la perspectiva de Bolivia de estable a negativa refleja la creciente vulnerabilidad macroeconómica planteada por la rápida erosión de los amortiguadores externos y fiscales, que ha sido impulsada en parte por desarrollos adversos e incertidumbres futuras en el sector del gas, una fuente clave de divisas e ingresos fiscales”, explica Fitch Ratings.
Asimismo, observa que “los elevados déficits gemelos (es decir el fiscal y el comercial) no han caído como Fitch había proyectado anteriormente pese a las mejoras en los términos de intercambio, debido a una perturbación en los volúmenes de gas exportados cuya naturaleza podría no ser transitoria, y a políticas que están estimulando la demanda doméstica. Fitch cree que estos acontecimientos han dificultado la estabilización de la erosión de los márgenes financieros, haciéndolos más dependientes de ajustes de política después de las elecciones de octubre de 2019”.
Por otra parte, la calificadora reconoce que mantiene la calificación BB- de Bolivia porque “está respaldada por una posición de liquidez externa proyectada a mantenerse relativamente fuerte pese a la erosión en curso, y por el favorable perfil de deuda soberana y amortiguadores de liquidez que reducen los riesgos de financiación”.
Sin embargo, “estas fortalezas son contrapesadas por un bajo ingreso per cápita y bajas puntuaciones de gobernanza (institucionalidad), alta dependencia de las materias primas y un clima débil para la inversión privada, lo que hace que el crecimiento dependa de las políticas expansivas”.
Fitch también pondera que el nivel de RIN sigue alto en 2019 en términos de cobertura de pagos externos (6 meses) y de pasivos líquidos externos (sustenta un ratio de liquidez de 600%), ofreciendo un amplio alcance para manejar shocks externos. Pero advierte que hay señales de una potencial vulnerabilidad frente a shocks internos de fuga de capital.
“Esto resalta un difícil dilema de política que rodea el régimen de importación-exportación: una devaluación podría reducir el déficit en la cuenta corriente, pero también podría aumentar la demanda de moneda extranjera si es que llegara a inquietar las expectativas de la población respecto a una moneda estable”, advierte.
[caption id="attachment_468463" align="aligncenter" width="519"] La revisión de Fitch sobre la calificación de Bolivia se publicó el 20 de junio.[/caption]
Las calificaciones que interesan a Bolivia
Fitch Ratings es la agencia calificadora que el BCB usa para definir dónde invierte las RIN. Su Reglamento para la Administración de las Reservas Internacionales establece que el BCB “invierte las reservas internacionales únicamente en entidades financieras, organismos internacionales, agencias gubernamentales y países, que tengan una alta calidad crediticia, con una calificación de riesgo crediticio igual o superior a A”.
Criterios similares suelen utilizarse para definir el destino de los recursos del TGE (también similares al de las RIN), ya que existe coordinación entre el Viceministerio de Tesoro y Crédito Público y el BCB para este tipo de operaciones. Es por esta razón que estos recursos propios de Bolivia siguen nutriendo a la gran banca internacional.
Ahora bien, el artículo 23 del mismo reglamento de inversiones del BCB establece también que: “Las calificaciones de riesgo crediticio mencionadas en este Reglamento corresponden a la Agencia Fitch Information Inc. En caso de utilizarse calificaciones de otra Agencia Calificadora de riesgo crediticio se tomarán en cuenta las calificaciones equivalentes a la Agencia Fitch Information Inc.”.
Por tanto, es el propio BCB el que decide asumir las decisiones de Fitch. Vale aclarar que dicha calificadora conforma, junto a S&P y Moody’s, con sedes en EEUU e Inglaterra, lo que expertos han calificado como un cuestionado “oligopolio” de agencias calificadoras de riesgo.
Además de los errores o malas prácticas mencionadas anteriormente, estas agencias han otorgado buenas calificaciones a varios de los grandes bancos internacionales que son catalogados como de alto riesgo sistémico, como infractores, e que incluso forman parte de listas de bancos fraudulentos, según distintos organismos internacionales de supervisión.
En esas listas figuran un importante número de entidades financieras en las que Bolivia “invierte” sus reservas de divisas. Entre las más recientes listas está una generada por el Observatorio Económico Latinoamericano (OBELA), que revela los bancos que violaron la protección del inversionista, abusaron de valores tóxicos, y manipularon tasas de interés. Entre otros, el OBELA menciona al Deutsche Bank, al Credit Suisse, UBS, Barclays, JP Morgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America.
Algunas de estas entidades son mencionadas en el último Informe de Administración de las Reservas Internacionales Netas (RIN) al 31 de diciembre de 2018, publicada por el BCB, como “contrapartes bancarias” en las que se invierten las RIN bolivianas.
Tal es el caso del JP Morgan Chase, que se benefició con 411,8 millones de dólares, del Bank of America, que recibió 80,1 millones (de EEUU), y Barclays, que obtuvo 285,8 millones de dólares de las RIN bolivianas en calidad de “inversión”.
[caption id="attachment_468465" align="alignnone" width="636"] Mejoras en calificación crediticia de bancos donde Bolivia invierte sus RIN. Fuente: BCB[/caption]
Invirtiendo en el riesgo sistémico ¿porque Fitch lo dice?
En gestiones pasadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) identificó varios bancos sistémicos de importancia global que pueden quebrar o ser parte de un efecto dominó en caso de que alguno de ellos sufra una quiebra (riesgo sistémico).
Entre estos bancos riesgosos están otra vez al menos 4 bancos que recibieron y reciben las RIN bolivianas: JP Morgan, Bank of America, Standard Chartered Bank, ING Bank -además de Barclays, que fue uno de los principales beneficiarios de la liquidez del Tesoro General del Estado (TGE) en pasados años.
Pero en los informes de inversión de las RIN del BCB de anteriores gestiones no estaban disponibles a detalle los montos las RIN y del TGE está en cada banco.
Cabe aclarar que tampoco se tiene datos sobre los otros bancos y entidades financieras internacionales donde están las RIN, porque el informe del BCB únicamente menciona los bancos que tuvieron una mejora en su calificación de riesgo de parte de Fitch Ratings, y no la totalidad de entidades en las que se invierte.
En ese sentido, el informe señala que también los bancos franceses Banque Populaire Caisse D’Epargne (BPCE), BRED Banque Populaire y Natixis subieron su calificación de riesgo, y que “se tienen inversiones” por 106,8 millones de dólares en BRED Banque Populaire y 422,5 millones en Natixis. No se detalla cuánto en el BPCE.
Algunos analistas han sugerido que el BCB realice sus propias calificaciones de riesgo, contemplando no sólo lo que pinta el oligopolio de calificadoras, sino otros criterios adicionales. El objetivo debe ser, afirman, no sólo resguardar o preservar las RIN con menores riesgos, sino también asegurarse de que los usos que se dan a esos recursos no financien actividades que contradigan el carácter pacifista, ambientalista y soberanista de la Constitución boliviana, y de que en última instancia sirvan para fortalecer la propia economía.
Entre la ortodoxia y la objetividad
Para algunos expertos bolivianos, el diagnóstico de Fitch acierta en algunos aspectos negativos, como su elevada dependencia de las materias primas, el sostenido déficit comercial y el deterioro institucional, y algunos positivos, como su todavía suficiente nivel de RIN y manejable nivel de endeudamiento.
Sin embargo, existe la discrepancia sobre el déficit fiscal, ya que hay la corriente de quienes consideran que ese déficit no es tan malo si sirve para apuntalar el crecimiento económico, siempre y cuando sea financiado de manera responsable y sostenible, sin que se vuelva inmanejable. Por ahora, la perspectiva ya no es tan positiva como en años de bonanza; el modelo recién está empezando a rendir examen.
En teoría, las agencias calificadoras trabajan con la información que le entregan las mismas entidades que analizan y califican, en este caso Bolivia. De ser así, lo que habría realizado la Fitch es una interpretación de esta información, y un diagnóstico de la situación del país analizado, para concluir que sus perspectivas son negativas.
Sin embargo, también es cierto que tanto la Fitch como las otras dos grandes calificadoras internacionales -Moody’s y Standard and Poor (S&P)-, han tenido prácticas y diagnósticos cuestionados a lo largo de las décadas.
Según el analista económico Mauricio Ríos García, “la gran mayoría de los inversores las comparan con escopetas de feria, porque pocas veces aciertan. De hecho, en 2008 las tres principales agencias de rating otorgaron las mayores calificaciones posibles a empresas como Fannie Mae y Freddie Mac y productos financieros de inversión de muy dudosa calidad hasta el día anterior de su colapso”.
Lo propio ocurrió en el caso de Lehman Brothers en 2008, cuando sus acciones y activos financieros tenían calificaciones de AAA (las más altas del mercado), cuando en los hechos se demostró que dichos activos no valían nada.
Años antes, cuando los gigantes estadounidenses Enron y WorldCom fraguaban sus contabilidades ocultando deudas, las tres calificadoras (S&P, Moody’s y Fitch Ratings) les otorgaban las más altas calificaciones de riesgo. Y como esos hay muchos otros casos, a niveles altos y bajos, con bancos y otro tipo de entidades financieras, en países del norte y del sur global.
[caption id="attachment_468462" align="alignright" width="270"] “Oligopolio” de calificadoras de riesgo, todas anglosajonas.[/caption]
Actualmente, las calificadoras de riesgo también supervisan los presupuestos de la Unión Europea y de otros países. Según el investigador argentino Luis Balaguer, lo hacen bajo la influencia de Wall Street y la City de Londres, “formando parte de la economía al servicio del FMI, del Banco Mundial y la Comisión Europea”.
Balaguer también advierte que existen “asociaciones de banqueros y fondos de inversión que se encuentran detrás de estas agencias calificadoras, como Goldman Sachs, Deutsche Bank, JP Morgan, Bank of America, Citizens Financial Grup, Citi Group, SAC Capital Advisors y Soros Fund Managment”.
No es el único que denuncia este tipo de situación, considerando que además, al ser empresas privadas, las calificadoras son contratadas y pagadas por las empresas y entidades que califican, lo que en muchos casos puede generar falta de objetividad y conflictos de interés.
¿Qué dice Fitch sobre Bolivia?
“La revisión de la perspectiva de Bolivia de estable a negativa refleja la creciente vulnerabilidad macroeconómica planteada por la rápida erosión de los amortiguadores externos y fiscales, que ha sido impulsada en parte por desarrollos adversos e incertidumbres futuras en el sector del gas, una fuente clave de divisas e ingresos fiscales”, explica Fitch Ratings.
Asimismo, observa que “los elevados déficits gemelos (es decir el fiscal y el comercial) no han caído como Fitch había proyectado anteriormente pese a las mejoras en los términos de intercambio, debido a una perturbación en los volúmenes de gas exportados cuya naturaleza podría no ser transitoria, y a políticas que están estimulando la demanda doméstica. Fitch cree que estos acontecimientos han dificultado la estabilización de la erosión de los márgenes financieros, haciéndolos más dependientes de ajustes de política después de las elecciones de octubre de 2019”.
Por otra parte, la calificadora reconoce que mantiene la calificación BB- de Bolivia porque “está respaldada por una posición de liquidez externa proyectada a mantenerse relativamente fuerte pese a la erosión en curso, y por el favorable perfil de deuda soberana y amortiguadores de liquidez que reducen los riesgos de financiación”.
Sin embargo, “estas fortalezas son contrapesadas por un bajo ingreso per cápita y bajas puntuaciones de gobernanza (institucionalidad), alta dependencia de las materias primas y un clima débil para la inversión privada, lo que hace que el crecimiento dependa de las políticas expansivas”.
Fitch también pondera que el nivel de RIN sigue alto en 2019 en términos de cobertura de pagos externos (6 meses) y de pasivos líquidos externos (sustenta un ratio de liquidez de 600%), ofreciendo un amplio alcance para manejar shocks externos. Pero advierte que hay señales de una potencial vulnerabilidad frente a shocks internos de fuga de capital.
“Esto resalta un difícil dilema de política que rodea el régimen de importación-exportación: una devaluación podría reducir el déficit en la cuenta corriente, pero también podría aumentar la demanda de moneda extranjera si es que llegara a inquietar las expectativas de la población respecto a una moneda estable”, advierte.
[caption id="attachment_468463" align="aligncenter" width="519"] La revisión de Fitch sobre la calificación de Bolivia se publicó el 20 de junio.[/caption]
Las calificaciones que interesan a Bolivia
Fitch Ratings es la agencia calificadora que el BCB usa para definir dónde invierte las RIN. Su Reglamento para la Administración de las Reservas Internacionales establece que el BCB “invierte las reservas internacionales únicamente en entidades financieras, organismos internacionales, agencias gubernamentales y países, que tengan una alta calidad crediticia, con una calificación de riesgo crediticio igual o superior a A”.
Criterios similares suelen utilizarse para definir el destino de los recursos del TGE (también similares al de las RIN), ya que existe coordinación entre el Viceministerio de Tesoro y Crédito Público y el BCB para este tipo de operaciones. Es por esta razón que estos recursos propios de Bolivia siguen nutriendo a la gran banca internacional.
Ahora bien, el artículo 23 del mismo reglamento de inversiones del BCB establece también que: “Las calificaciones de riesgo crediticio mencionadas en este Reglamento corresponden a la Agencia Fitch Information Inc. En caso de utilizarse calificaciones de otra Agencia Calificadora de riesgo crediticio se tomarán en cuenta las calificaciones equivalentes a la Agencia Fitch Information Inc.”.
Por tanto, es el propio BCB el que decide asumir las decisiones de Fitch. Vale aclarar que dicha calificadora conforma, junto a S&P y Moody’s, con sedes en EEUU e Inglaterra, lo que expertos han calificado como un cuestionado “oligopolio” de agencias calificadoras de riesgo.
Además de los errores o malas prácticas mencionadas anteriormente, estas agencias han otorgado buenas calificaciones a varios de los grandes bancos internacionales que son catalogados como de alto riesgo sistémico, como infractores, e que incluso forman parte de listas de bancos fraudulentos, según distintos organismos internacionales de supervisión.
En esas listas figuran un importante número de entidades financieras en las que Bolivia “invierte” sus reservas de divisas. Entre las más recientes listas está una generada por el Observatorio Económico Latinoamericano (OBELA), que revela los bancos que violaron la protección del inversionista, abusaron de valores tóxicos, y manipularon tasas de interés. Entre otros, el OBELA menciona al Deutsche Bank, al Credit Suisse, UBS, Barclays, JP Morgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America.
Algunas de estas entidades son mencionadas en el último Informe de Administración de las Reservas Internacionales Netas (RIN) al 31 de diciembre de 2018, publicada por el BCB, como “contrapartes bancarias” en las que se invierten las RIN bolivianas.
Tal es el caso del JP Morgan Chase, que se benefició con 411,8 millones de dólares, del Bank of America, que recibió 80,1 millones (de EEUU), y Barclays, que obtuvo 285,8 millones de dólares de las RIN bolivianas en calidad de “inversión”.
[caption id="attachment_468465" align="alignnone" width="636"] Mejoras en calificación crediticia de bancos donde Bolivia invierte sus RIN. Fuente: BCB[/caption]
Invirtiendo en el riesgo sistémico ¿porque Fitch lo dice?
En gestiones pasadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) identificó varios bancos sistémicos de importancia global que pueden quebrar o ser parte de un efecto dominó en caso de que alguno de ellos sufra una quiebra (riesgo sistémico).
Entre estos bancos riesgosos están otra vez al menos 4 bancos que recibieron y reciben las RIN bolivianas: JP Morgan, Bank of America, Standard Chartered Bank, ING Bank -además de Barclays, que fue uno de los principales beneficiarios de la liquidez del Tesoro General del Estado (TGE) en pasados años.
Pero en los informes de inversión de las RIN del BCB de anteriores gestiones no estaban disponibles a detalle los montos las RIN y del TGE está en cada banco.
Cabe aclarar que tampoco se tiene datos sobre los otros bancos y entidades financieras internacionales donde están las RIN, porque el informe del BCB únicamente menciona los bancos que tuvieron una mejora en su calificación de riesgo de parte de Fitch Ratings, y no la totalidad de entidades en las que se invierte.
En ese sentido, el informe señala que también los bancos franceses Banque Populaire Caisse D’Epargne (BPCE), BRED Banque Populaire y Natixis subieron su calificación de riesgo, y que “se tienen inversiones” por 106,8 millones de dólares en BRED Banque Populaire y 422,5 millones en Natixis. No se detalla cuánto en el BPCE.
Algunos analistas han sugerido que el BCB realice sus propias calificaciones de riesgo, contemplando no sólo lo que pinta el oligopolio de calificadoras, sino otros criterios adicionales. El objetivo debe ser, afirman, no sólo resguardar o preservar las RIN con menores riesgos, sino también asegurarse de que los usos que se dan a esos recursos no financien actividades que contradigan el carácter pacifista, ambientalista y soberanista de la Constitución boliviana, y de que en última instancia sirvan para fortalecer la propia economía.
Entre la ortodoxia y la objetividad
Para algunos expertos bolivianos, el diagnóstico de Fitch acierta en algunos aspectos negativos, como su elevada dependencia de las materias primas, el sostenido déficit comercial y el deterioro institucional, y algunos positivos, como su todavía suficiente nivel de RIN y manejable nivel de endeudamiento.
Sin embargo, existe la discrepancia sobre el déficit fiscal, ya que hay la corriente de quienes consideran que ese déficit no es tan malo si sirve para apuntalar el crecimiento económico, siempre y cuando sea financiado de manera responsable y sostenible, sin que se vuelva inmanejable. Por ahora, la perspectiva ya no es tan positiva como en años de bonanza; el modelo recién está empezando a rendir examen.