Vencer la informalidad, el reto para iniciativas gastronómicas
Tarija presenta diversidad de opciones tanto tradicionales como innovadoras en su gastronomía, pero el principal reto de acuerdo a instituciones públicas como emprendedoras que dedican su tiempo y energía a un negocio involucrado con la alimentación, es el capital semilla para iniciar su...
Tarija presenta diversidad de opciones tanto tradicionales como innovadoras en su gastronomía, pero el principal reto de acuerdo a instituciones públicas como emprendedoras que dedican su tiempo y energía a un negocio involucrado con la alimentación, es el capital semilla para iniciar su emprendimiento y salir de informalidad.
Una tienda consume la inversión
La sopa de maní, saice, humintas u otros platos típicos tarijeños ya cuentan con su fama a escala nacional e internacional, pero en los últimos años se pudo evidenciar que los fanáticos de la gastronomía presentan una diversidad de opciones que buscan ganarse un espacio en la amplia gama de la producción local.
Mermeladas de locoto, arándano, un yogurt griego o barras nutricionales elaboradas de coime, son algunas de las opciones que buscan establecerse como propias de la región tarijeña, pero estos productos, en su mayoría, solo pueden encontrarse “a domicilio” o en ferias esporádicas que se realizan en la ciudad.
Una de las “amantes” de las mermeladas y cocinera en el hogar desde hace unos ocho años, Cristina Bazán, aseguró que en los últimos años el apoyo institucional hacia nuevos emprendimientos gastronómicos a través de programas, cursos y otros incentivos creció.
“Esto es algo que siete u ocho años atrás era impensable, antes no había a quién pedirle apoyo si no era a la banca privada, ahora la Alcaldía le está poniendo un poco más de atención a este rubro”, indicó.
De acuerdo a Bazán, los pequeños productores gastronómicos no cuentan con la “capacidad económica” de establecer una tienda, ya que un establecimiento implica gastos en licencias, alquileres y otras inversiones que consumen la inversión del producto en sí.
Ferias
Las constantes ferias y eventos gastronómicos en la ciudad de Tarija son las mejores opciones para los emprendedores gastronómicos, ya que son plazas en las que el consumidor “va dispuesto a gastar”.
“Soy hincha y fanática de las ferias porque te permite entablar contacto con la gente, hablarles y que degusten lo que uno prepara, es la oportunidad perfecta para que la gente pruebe tu producto”, indicó.
Dichos espacios, al no requerir licencias de funcionamiento, permisos para comercializar, registros sanitarios y otros documentos, se convierten en el mejor amigo de un emprendedor gastronómico.
Capital es una “dificultad”
La responsable de las Unidades Productivas de los Centros CAP de la Secretaría de Desarrollo Económico y Productivo de la Alcaldía, Leslie Herrera, indicó que los cursos que realizan de forma gratuita en el rubro de la gastronomía son mensuales y buscan hacer “vendible” un producto.
“Creamos un producto, lo validamos y luego tenemos que ingresarlo en redes sociales, pero lo más difícil es la parte económica, porque nosotros no estamos dando un capital, les brindamos infraestructura y asesoramiento por un año”, indicó.
Con esta dificultad, aun así se lanzaron varios productos al mercado y ahora se trabaja en un convenio con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) para validar los productos que pasen los cursos en los Centros CAP.
“Estamos aún remodelando la infraestructura que tenemos, dando el mejor equipamiento a cada área. Nuestro recurso es un poco limitado y son muchísimos emprendimientos, algunas personas no tienen la forma de impulsar sus productos porque no tienen capital”, dijo.
Tarija avanza por un lugar en mercado culinario
Expertos en gastronomía del país concordaron en que el departamento de Cochabamba aún se mantiene como número uno en Bolivia en cuanto a variedad de platos y otras características, pero Tarija en el 2018 le ganó por votación, obteniendo el galardón de Plato Bandera de Bolivia.
La cocinera, Cristina Bazán, aseveró que las nuevas generaciones entienden esta figura, citando como ejemplo el trabajo de tesis de su hija, Camila Urquidi, quien presenta una propuesta de “Cocina Ccomunitaria” para comercializarla en supermercados o incluso exportar.
Una tienda consume la inversión
La sopa de maní, saice, humintas u otros platos típicos tarijeños ya cuentan con su fama a escala nacional e internacional, pero en los últimos años se pudo evidenciar que los fanáticos de la gastronomía presentan una diversidad de opciones que buscan ganarse un espacio en la amplia gama de la producción local.
Mermeladas de locoto, arándano, un yogurt griego o barras nutricionales elaboradas de coime, son algunas de las opciones que buscan establecerse como propias de la región tarijeña, pero estos productos, en su mayoría, solo pueden encontrarse “a domicilio” o en ferias esporádicas que se realizan en la ciudad.
Una de las “amantes” de las mermeladas y cocinera en el hogar desde hace unos ocho años, Cristina Bazán, aseguró que en los últimos años el apoyo institucional hacia nuevos emprendimientos gastronómicos a través de programas, cursos y otros incentivos creció.
“Esto es algo que siete u ocho años atrás era impensable, antes no había a quién pedirle apoyo si no era a la banca privada, ahora la Alcaldía le está poniendo un poco más de atención a este rubro”, indicó.
De acuerdo a Bazán, los pequeños productores gastronómicos no cuentan con la “capacidad económica” de establecer una tienda, ya que un establecimiento implica gastos en licencias, alquileres y otras inversiones que consumen la inversión del producto en sí.
Ferias
Las constantes ferias y eventos gastronómicos en la ciudad de Tarija son las mejores opciones para los emprendedores gastronómicos, ya que son plazas en las que el consumidor “va dispuesto a gastar”.
“Soy hincha y fanática de las ferias porque te permite entablar contacto con la gente, hablarles y que degusten lo que uno prepara, es la oportunidad perfecta para que la gente pruebe tu producto”, indicó.
Dichos espacios, al no requerir licencias de funcionamiento, permisos para comercializar, registros sanitarios y otros documentos, se convierten en el mejor amigo de un emprendedor gastronómico.
Capital es una “dificultad”
La responsable de las Unidades Productivas de los Centros CAP de la Secretaría de Desarrollo Económico y Productivo de la Alcaldía, Leslie Herrera, indicó que los cursos que realizan de forma gratuita en el rubro de la gastronomía son mensuales y buscan hacer “vendible” un producto.
“Creamos un producto, lo validamos y luego tenemos que ingresarlo en redes sociales, pero lo más difícil es la parte económica, porque nosotros no estamos dando un capital, les brindamos infraestructura y asesoramiento por un año”, indicó.
Con esta dificultad, aun así se lanzaron varios productos al mercado y ahora se trabaja en un convenio con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) para validar los productos que pasen los cursos en los Centros CAP.
“Estamos aún remodelando la infraestructura que tenemos, dando el mejor equipamiento a cada área. Nuestro recurso es un poco limitado y son muchísimos emprendimientos, algunas personas no tienen la forma de impulsar sus productos porque no tienen capital”, dijo.
Tarija avanza por un lugar en mercado culinario
Expertos en gastronomía del país concordaron en que el departamento de Cochabamba aún se mantiene como número uno en Bolivia en cuanto a variedad de platos y otras características, pero Tarija en el 2018 le ganó por votación, obteniendo el galardón de Plato Bandera de Bolivia.
La cocinera, Cristina Bazán, aseveró que las nuevas generaciones entienden esta figura, citando como ejemplo el trabajo de tesis de su hija, Camila Urquidi, quien presenta una propuesta de “Cocina Ccomunitaria” para comercializarla en supermercados o incluso exportar.