La vasta historia de los padres franciscanos y su convento
La presencia de la orden franciscana en Tarija va unida a los avatares y modificaciones que sufrió su complejo religioso. El 4 de mayo de 1606, reunido en cabildo, el pueblo de Tarija pidió a la Audiencia de Charcas un convento franciscano, el día 18 del mismo mes iniciaron los trabajos y así...



La presencia de la orden franciscana en Tarija va unida a los avatares y modificaciones que sufrió su complejo religioso. El 4 de mayo de 1606, reunido en cabildo, el pueblo de Tarija pidió a la Audiencia de Charcas un convento franciscano, el día 18 del mismo mes iniciaron los trabajos y así empezó la intrincada historia de un centro espiritual que se convirtió actualmente en un lugar de estudios eclesiales con diversas dependencias abiertas a investigadores de la historia colonial.
La infraestructura, que se fue remodelando con el curso de los años, actualmente cuenta con las oficinas parroquiales sobre la calle La Madrid, el Centro Eclesial de Documentación en la calle Colón), la imprenta, librería y la Basílica Menor sobre la calle Daniel Campos.
Internamente cuenta con una la bodega, la cocina (para los hermanos y los pobres), el comedor, las bibliotecas antigua, moderna y del Centro Eclesial de Documentación, el Archivo, las pinacotecas colonial y moderna del museo Fray Francisco Miguel Marí y que ocupan los espacios de la antigua enfermería y procuraduría misional.
Historia
De acuerdo a la documentación eclesial elaborada por el padre Lorenzo Calzavarini y sintetizada en la guía historiográfica, luego de fundada la Villa de Tarija el 4 de julio de 1574, San Bernardo fue el santo protector escogido, por lo que fue frecuente llamar a esta región “San Bernardo de la Frontera”.
Por el nuevo plan arquitectónico del poblado, los lineamientos urbanos se centralizaron en los templos. Además de la Iglesia Matriz, en 1575 se instalaron los dominicos, en 1588 los agustinos, en 1606 los franciscanos, en 1928 los de San Juan de Dios y en 1670 los jesuitas.
El 10 de marzo de 1606 llegaba de Tarija a la Audiencia de La Plata la petición formal de un convento franciscano. Se afirmaba también que hubo arreglos previos con las autoridades de la provincia de San Antonio de los Charcas -con sede en Cusco-, que se habían ofrecido enviar tres religiosos para dar inicio a la fundación, además la ciudadanía se comprometió a brindar los recursos económicos “para la construcción y sustento de los frailes”.
Es así que el 4 de mayo de ese año, fiesta de la Ascensión del Señor, el pueblo reunido en la Iglesia Matriz firmó el acta de donaciones con la presencia del padre Fray Miguel Chirino. Se ofrecieron alimentos, pago para albañiles y más limosnas pecuniarias. “En cada voluntad se manifestaba la generosidad de una sociedad agrícola sufrida, pero unida en la concreción de un destino común”, escribe Calzavarini. El 18 del mismo mes se iniciaron los trabajos, aunque se suspendieron por breve tiempo al no contar con el permiso del Patronato Regio. El convento yacía en los extramuros de la Villa, ocupaba el terreno de dos manzanos en la coordenada sur-norte, entre las actuales calles La Madrid y Bolívar, donde ya existían solares familiares.
La obra se reanudó cuando los frailes lograron comprar las casas que rompían el cerco perimetral establecido, por demás necesario para mantener la coordinación de acciones entre sus moradores, que incluía la residencia de los hermanos, el templo y la huerta. La morada debía incluir la biblioteca, los lugares de vida comunitaria y las oficinas.
El proyecto franciscano era el de una vida de frailes dedicados, sobre todo, a la oración y a la convivencia religiosa con la población. En principio nació como “recoleta”, un convento con relativa actividad, sobre todo litúrgica y espiritual. La reducida construcción conventual, dedicada a Santa María de los Ángeles, se ubicaba entre la calles La Madrid y Daniel Campos, lo restante de las dos manzanas de terreno, desde la Colón y Bolívar, era huerta.
En 1618 se le retiró la característica de “recoleta”, por lo cual resultó ser convento de periferia con escasa capacidad de personal religioso en el conjunto colonial de Charcas. La actividad espiritual se ejercía en una capilla precaria en la esquina de la Madrid y Daniel Campos. Pero, desde 1627 a 1645 se construyó el primer templo. Su arquitectura era en cruz latina, con crucero, presbiterio y nave hasta la actual puerta de Santa Bárbara.
El 3 de abril de 1754, el Comisario General Francisco Soto y Marne creaba el Colegio de Propaganda Fide de Tarija y el 4 de octubre de 1755, a los misioneros llegados desde Ocopa (Perú), se les entregaba las pocas cosas de la ermita franciscana.
La nueva denominación implicaba que los frailes de Tarija tuvieran prioritariamente una acción misionera y un número crecido de hermanos. Resultó ser el “cuartel general” de los franciscanos en el sudeste de Bolivia.
Extensión
Entonces se inició con la construcción del complejo conventual, se amplió el templo, se perfilaron dos claustros centrales, un claustro para los servicios y un claustro abierto hacia la huerta; en 1773 se construyeron las oficinas, que extendían el espacio conventual hasta la mitad de la cuadra Colón y Suipacha; en 1783 se edificaron la enfermería y biblioteca; y en 1793 se ubicó la escuelita franciscana en la cuadra Colón-Suipacha e Ingavi-Bolívar. El embellecimiento del templo estuvo a cargo del hermano Fray Francisco Miguel Marí.
Después del caos creado por la guerra de la Independencia y la organización política-administrativa del territorio, los franciscanos de Tarija concentraron sus atenciones en el territorio en el que se habían establecido, de este lugar conseguían su sustento diario y ejercían influencia a través de predicaciones y andanzas.
Todos los años los frailes iban por la campiña, esparcían un sentido comunitario en las varias agrupaciones territoriales. De estas actividades los resultados fueron las preocupaciones por la construcción o reestructuración de templos, además de la acción social y sacramental.
Sobre sus trabajos pastorales urbanos, estos se iniciaron con un sacerdote poseedor de los rasgos de los grandes santos del siglo XIX, el padre Buenaventura Lolli. Llegó a Tarija en 1878, en 1896 inició la publicación del “Boletín Antoniano”, ligado a la difusión de la Rerum Novarum del Papa León XIII, terminó sus días como decano de la prensa nacional en febrero de 1953.
En 1903 siguió la apertura de la “Librería Antoniana”, que mantenía conexiones con Buenos Aires y otras ciudades de editoriales prominentes en esos tiempos. A partir de 1907 se desarrollaron varias actividades de ayuda para los pobres en el Hospital San Juan de Dios.
En 1913 nacieron le “Federación de obreros antonianos” y el “Centro femenino antoniano” dirigidos por el padre José María Cocchetti. Desde 1912 tomó empuje el Colegio Antoniano y en 1922 se formó la escuela nocturna para artesanos (ligada al mismo Colegio). Luego de la Guerra del Chaco, en 1938, se inició la Hoja Dominical, pionera en su referente litúrgico.
Otras fatigas
Desde 1905 se procedió a la secularización de las reducciones chaqueñas. Para mantener la unidad territorial, la Santa Sede creó el Vicariato de Cuevo el 22 de mayo de 1919. Con esa decisión, el convento de San Francisco perdió su denominación de Colegio de Propaganda Fide y fue confiado a la Provincia Franciscana de San Buenaventura de Toscana. En 1911 la Honorable Alcaldía de Tarija impuso el desmembramiento del área conventual con el proyecto de abrir las calles Ingavi y Colón.
El conflicto se solucionó en 1932, cuando el Alcalde Isaac Attié compró la huerta, donde construyó el Palacio de Justicia. Con tal venta, los franciscanos construyeron el ala conventual de la calle Ingavi, que cerraba el claustro antes abierto. “Quedaron las heridas internas al recinto conventual que -según Calzavarini-, explican un siglo de adaptaciones arquitectónicas”.
DATOS HISTÓRICOS DE la ORDEN FRANCISCANA
El corredor
El antiguo corredor que se dirigía hacia la enfermería ahora es parte del museo eclesial. En ese lugar se suceden varias pinturas, luego de ellas vienen la biblioteca antigua y el archivo. Todos los cuadros fueron catalogados de autores anónimos porque no existen las firmas de sus creadores.
Los recorridos
El padre Francisco Di Vagno recorre la campiña de Méndez. Todos los años los frailes iban por la campiña, esparcían un sentido comunitario en las varias agrupaciones territoriales. De estas actividades los resultados fueron las preocupaciones por la construcción o reestructuración de templos, además de la acción social y sacramental.
La imprenta
Cuando el padre Buenaventura Lolli. Llegó a Tarija en 1878, en 1896, inició la publicación del “Boletín Antoniano”, ligado a la difusión de la Rerum Novarum del Papa León XIII, terminó sus días como decano de la prensa nacional en febrero de 1953.
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La infraestructura, que se fue remodelando con el curso de los años, actualmente cuenta con las oficinas parroquiales sobre la calle La Madrid, el Centro Eclesial de Documentación en la calle Colón), la imprenta, librería y la Basílica Menor sobre la calle Daniel Campos.
Internamente cuenta con una la bodega, la cocina (para los hermanos y los pobres), el comedor, las bibliotecas antigua, moderna y del Centro Eclesial de Documentación, el Archivo, las pinacotecas colonial y moderna del museo Fray Francisco Miguel Marí y que ocupan los espacios de la antigua enfermería y procuraduría misional.
Historia
De acuerdo a la documentación eclesial elaborada por el padre Lorenzo Calzavarini y sintetizada en la guía historiográfica, luego de fundada la Villa de Tarija el 4 de julio de 1574, San Bernardo fue el santo protector escogido, por lo que fue frecuente llamar a esta región “San Bernardo de la Frontera”.
Por el nuevo plan arquitectónico del poblado, los lineamientos urbanos se centralizaron en los templos. Además de la Iglesia Matriz, en 1575 se instalaron los dominicos, en 1588 los agustinos, en 1606 los franciscanos, en 1928 los de San Juan de Dios y en 1670 los jesuitas.
El 10 de marzo de 1606 llegaba de Tarija a la Audiencia de La Plata la petición formal de un convento franciscano. Se afirmaba también que hubo arreglos previos con las autoridades de la provincia de San Antonio de los Charcas -con sede en Cusco-, que se habían ofrecido enviar tres religiosos para dar inicio a la fundación, además la ciudadanía se comprometió a brindar los recursos económicos “para la construcción y sustento de los frailes”.
Es así que el 4 de mayo de ese año, fiesta de la Ascensión del Señor, el pueblo reunido en la Iglesia Matriz firmó el acta de donaciones con la presencia del padre Fray Miguel Chirino. Se ofrecieron alimentos, pago para albañiles y más limosnas pecuniarias. “En cada voluntad se manifestaba la generosidad de una sociedad agrícola sufrida, pero unida en la concreción de un destino común”, escribe Calzavarini. El 18 del mismo mes se iniciaron los trabajos, aunque se suspendieron por breve tiempo al no contar con el permiso del Patronato Regio. El convento yacía en los extramuros de la Villa, ocupaba el terreno de dos manzanos en la coordenada sur-norte, entre las actuales calles La Madrid y Bolívar, donde ya existían solares familiares.
La obra se reanudó cuando los frailes lograron comprar las casas que rompían el cerco perimetral establecido, por demás necesario para mantener la coordinación de acciones entre sus moradores, que incluía la residencia de los hermanos, el templo y la huerta. La morada debía incluir la biblioteca, los lugares de vida comunitaria y las oficinas.
El proyecto franciscano era el de una vida de frailes dedicados, sobre todo, a la oración y a la convivencia religiosa con la población. En principio nació como “recoleta”, un convento con relativa actividad, sobre todo litúrgica y espiritual. La reducida construcción conventual, dedicada a Santa María de los Ángeles, se ubicaba entre la calles La Madrid y Daniel Campos, lo restante de las dos manzanas de terreno, desde la Colón y Bolívar, era huerta.
En 1618 se le retiró la característica de “recoleta”, por lo cual resultó ser convento de periferia con escasa capacidad de personal religioso en el conjunto colonial de Charcas. La actividad espiritual se ejercía en una capilla precaria en la esquina de la Madrid y Daniel Campos. Pero, desde 1627 a 1645 se construyó el primer templo. Su arquitectura era en cruz latina, con crucero, presbiterio y nave hasta la actual puerta de Santa Bárbara.
El 3 de abril de 1754, el Comisario General Francisco Soto y Marne creaba el Colegio de Propaganda Fide de Tarija y el 4 de octubre de 1755, a los misioneros llegados desde Ocopa (Perú), se les entregaba las pocas cosas de la ermita franciscana.
La nueva denominación implicaba que los frailes de Tarija tuvieran prioritariamente una acción misionera y un número crecido de hermanos. Resultó ser el “cuartel general” de los franciscanos en el sudeste de Bolivia.
Extensión
Entonces se inició con la construcción del complejo conventual, se amplió el templo, se perfilaron dos claustros centrales, un claustro para los servicios y un claustro abierto hacia la huerta; en 1773 se construyeron las oficinas, que extendían el espacio conventual hasta la mitad de la cuadra Colón y Suipacha; en 1783 se edificaron la enfermería y biblioteca; y en 1793 se ubicó la escuelita franciscana en la cuadra Colón-Suipacha e Ingavi-Bolívar. El embellecimiento del templo estuvo a cargo del hermano Fray Francisco Miguel Marí.
Después del caos creado por la guerra de la Independencia y la organización política-administrativa del territorio, los franciscanos de Tarija concentraron sus atenciones en el territorio en el que se habían establecido, de este lugar conseguían su sustento diario y ejercían influencia a través de predicaciones y andanzas.
Todos los años los frailes iban por la campiña, esparcían un sentido comunitario en las varias agrupaciones territoriales. De estas actividades los resultados fueron las preocupaciones por la construcción o reestructuración de templos, además de la acción social y sacramental.
Sobre sus trabajos pastorales urbanos, estos se iniciaron con un sacerdote poseedor de los rasgos de los grandes santos del siglo XIX, el padre Buenaventura Lolli. Llegó a Tarija en 1878, en 1896 inició la publicación del “Boletín Antoniano”, ligado a la difusión de la Rerum Novarum del Papa León XIII, terminó sus días como decano de la prensa nacional en febrero de 1953.
En 1903 siguió la apertura de la “Librería Antoniana”, que mantenía conexiones con Buenos Aires y otras ciudades de editoriales prominentes en esos tiempos. A partir de 1907 se desarrollaron varias actividades de ayuda para los pobres en el Hospital San Juan de Dios.
En 1913 nacieron le “Federación de obreros antonianos” y el “Centro femenino antoniano” dirigidos por el padre José María Cocchetti. Desde 1912 tomó empuje el Colegio Antoniano y en 1922 se formó la escuela nocturna para artesanos (ligada al mismo Colegio). Luego de la Guerra del Chaco, en 1938, se inició la Hoja Dominical, pionera en su referente litúrgico.
Otras fatigas
Desde 1905 se procedió a la secularización de las reducciones chaqueñas. Para mantener la unidad territorial, la Santa Sede creó el Vicariato de Cuevo el 22 de mayo de 1919. Con esa decisión, el convento de San Francisco perdió su denominación de Colegio de Propaganda Fide y fue confiado a la Provincia Franciscana de San Buenaventura de Toscana. En 1911 la Honorable Alcaldía de Tarija impuso el desmembramiento del área conventual con el proyecto de abrir las calles Ingavi y Colón.
El conflicto se solucionó en 1932, cuando el Alcalde Isaac Attié compró la huerta, donde construyó el Palacio de Justicia. Con tal venta, los franciscanos construyeron el ala conventual de la calle Ingavi, que cerraba el claustro antes abierto. “Quedaron las heridas internas al recinto conventual que -según Calzavarini-, explican un siglo de adaptaciones arquitectónicas”.
DATOS HISTÓRICOS DE la ORDEN FRANCISCANA
El corredor
El antiguo corredor que se dirigía hacia la enfermería ahora es parte del museo eclesial. En ese lugar se suceden varias pinturas, luego de ellas vienen la biblioteca antigua y el archivo. Todos los cuadros fueron catalogados de autores anónimos porque no existen las firmas de sus creadores.
Los recorridos
El padre Francisco Di Vagno recorre la campiña de Méndez. Todos los años los frailes iban por la campiña, esparcían un sentido comunitario en las varias agrupaciones territoriales. De estas actividades los resultados fueron las preocupaciones por la construcción o reestructuración de templos, además de la acción social y sacramental.
La imprenta
Cuando el padre Buenaventura Lolli. Llegó a Tarija en 1878, en 1896, inició la publicación del “Boletín Antoniano”, ligado a la difusión de la Rerum Novarum del Papa León XIII, terminó sus días como decano de la prensa nacional en febrero de 1953.
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